Nro. | Nombre | Texto | Audio | Video | ||||||||||||||||||
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301 | Los negocios de mi Padre |
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302 | La Palabra de Dios |
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303 | No hay otro Evangelio |
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304 | Tenés una llamada |
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305 | El buen cimiento |
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306 | ¡Dalo por hecho! |
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307 | Leyendo acerca de la aflicción |
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308 | Que Dios y Su Palabra sean glorificados |
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309 | No te dejaré ni te desampararé |
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310 | Sirviendo en amor |
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311 | La amorosa identificación en la sustitución |
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312 | Jesucristo es el precio por nuestros pecados |
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313 | Nuestro hermano redentor |
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314 | Poniendo la mano en el arado |
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315 | Dios primero que nada |
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316 | Principios y Leyes inmutables - Primeras ofrendas Parte 1 |
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317 | Las Primeras ofrendas Parte 2 |
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318 | El Proveedor y Su Prosperidad |
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319 | Administradores de la Propiedad |
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320 | Más bienaventurado es dar que recibir |
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321 | El Diezmo en la Antigüedad - Enseñanza para hoy Parte 1 |
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322 | El Diezmo en la Antigüedad - Enseñanza para hoy Parte 2 |
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323 | El Diezmo en la Antigüedad - Enseñanza para hoy Parte 3 |
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324 | Un estudio de 2 Corintios 8 |
LA HONESTIDAD CON LA OFRENDA
el dinero no es solamente el billete que se ve sino todo lo que representa lo cual es más importante que lo que se ve a simple vista. El papel moneda representa el esfuerzo, el trabajo, levantarse temprano, no querer ir a trabajar pero ir igual aunque llueva o truene. Los proyectos de ampliar la casa o cambiar el automóvil, comprar alimento, ropa, un juguete para los hijos, viajes, vacaciones... Cuando las personas confían el dinero que disponen como ofrenda de gratitud a Dios y se lo dan a las personas a quienes ellos consideran responsables de difundir la Palabra de Dios, lo que en verdad están entregando es todo esto representado por un simple trozo de papel impreso con la imagen de un prócer de la Nación. Sí, dan el billete pero en realidad lo que están dando es más importante que lo que se está viendo. Por eso, esa confianza depositada en un ministro de la iglesia NUNCA debiera ser defraudada.
2 Corintios 8:4: Pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos.
Dar en reconocimiento a Dios, es un privilegio que tenemos como seres inteligentes independientes y no debiera ser en manera alguna considerado una obligación. Asimismo la ofrenda dedicada a Dios, como todas las cosas más grandes de la vida, no debiera ser legislada como ninguna otra cosa que nazca de un reconocimiento genuino y amoroso de nosotros a Dios. Uno debe ser honesto con Dios, con uno mismo y con las personas en todos los órdenes de la vida. El dar en reconocimiento y respuesta a Dios no es una excepción. Esta conducta es la apropiada con todo dar y en particular con el dar monetario.
Un caso de deshonestidad con el uso del dinero separado para la ofrenda se da en el registro de Hechos capítulo cinco.
Hechos 5:1 y 2: 1 Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, 2 y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles.
Antes que nada vamos a situarnos en el contexto Escritural e histórico. Estudiaremos lo que viene antes del “pero cierto hombre…” para ganar entendimiento. Pero es una conjunción adversativa que expresa que lo que dice la oración a que afecta impide, justifica, compensa, contrarresta o atenúa lo dicho en la oración principal[1]. En otras palabras; pero pone en contraste lo que dice antes con lo que comienza a decir en el capítulo cinco.
Repasemos entonces lo que viene antes del “pero”. A partir del capítulo tres del libro de Hechos se suscitan una tras otras varias cosas positivas para la difusión de la Palabra de Dios.
· Un cojo de nacimiento es sanado · Pedro y Juan son librados de la cárcel · Creyeron como 5.000 varones · Continuaron enseñando en el nombre del Señor Jesucristo a pesar de las amenazas para callarlos. · Pedro y Juan les dejaron en claro que seguirían haciéndolo · Fueron liberados y lo primero que hicieron fue orar por denuedo · Tenían todas las cosas en común · Poder y gracia estaban sobre ellos · No había necesitados · Ponían todo a disposición de los apóstoles · José levita vendió una propiedad… PERO cierto hombre llamado Ananías con Safira su mujer, vendió una heredad…
Así como una catarata, la Palabra de Dios da el marco e introducción del registro de Ananías y Safira. El PERO del versículo uno pone en contraste lo que estaba ocurriendo con todos los creyentes con lo que iba a declarar que ocurrió con Ananías y Safira.
Antes del registro de Ananías y Safira, un detalle notable aquí es que el tal José de sobrenombre Bernabé era levita.
Hechos 4:36 y 37: 36 Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre, 37 como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles.
El Antiguo Testamento documenta que los levitas no podían tener propiedades.
Números 18:20-32: 20 Y Jehová dijo a Aarón: De la tierra de ellos no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel. 21 Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión. 23 Mas los levitas harán el servicio del tabernáculo de reunión, y ellos llevarán su iniquidad; estatuto perpetuo para vuestros descendientes; y no poseerán heredad entre los hijos de Israel.
El estatuto era perpetuo, pero era parte de la Ley y esta quedó abolida con Cristo que fue el fin de la Ley. Junto con la Ley se dio por terminado el sacerdocio levita. De tal manera que este levita José había hecho lo incorrecto y sin embargo no había muerto como murieron Ananías y Safira. Cierto es que cambió la Administración de inmediato en el día de Pentecostés pero la gente tardamos más tiempo que el Padre celestial para hacer los cambios debidos. De otro modo no hubiese habido necesidad que mencionara qué fue lo que hizo este levita con su “mal habida” heredad.
24 Porque a los levitas he dado por heredad los diezmos de los hijos de Israel, que ofrecerán a Jehová en ofrenda; por lo cual les he dicho: Entre los hijos de Israel no poseerán heredad. 25 Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 26 Así hablarás a los levitas, y les dirás: Cuando toméis de los hijos de Israel los diezmos que os he dado de ellos por vuestra heredad, vosotros presentaréis de ellos en ofrenda mecida a Jehová el diezmo de los diezmos. 27 Y se os contará vuestra ofrenda como grano de la era, y como producto del lagar.
El pueblo de Israel sí podía tener granos de la era y lagares, los levitas, no. Pero Dios aceptaba sus ofrendas exactamente igual como si provinieran de eras y lagares propios. No había diferencia para Dios.
28 Así ofreceréis también vosotros ofrenda a Jehová de todos vuestros diezmos que recibáis de los hijos de Israel; y daréis de ellos la ofrenda de Jehová al sacerdote Aarón. 29 De todos vuestros dones ofreceréis toda ofrenda a Jehová; de todo lo mejor de ellos ofreceréis la porción que ha de ser consagrada. 30 Y les dirás: Cuando ofreciereis lo mejor de ellos, será contado a los levitas como producto de la era, y como producto del lagar. 31 Y lo comeréis en cualquier lugar, vosotros y vuestras familias; pues es vuestra remuneración por vuestro ministerio en el tabernáculo de reunión.
El diezmo de las personas era la remuneración por el servicio en el tabernáculo. Alguien tenía que hacer ese trabajo y las personas que recibían los beneficios de ello daban la décima parte de sus ingresos. Como se puede observar aquí se cumple el precepto de no poner bozal al buey que trilla y digno es el obrero de su salario o remuneración.
32 Y no llevaréis pecado por ello, cuando hubiereis ofrecido la mejor parte de él; y no contaminaréis las cosas santas de los hijos de Israel, y no moriréis.
Lo que hizo José, el levita de Hechos cuatro, fue más bien sincerarse. Ya había cambiado la Administración y no era más necesario que él no tuviera heredad. Lo cierto es que la tenía y que la vendió. Recuerde que la Administración acababa de cambiar. La Administración inmediatamente anterior era la de Cristo que duró relativamente muy poco y justo antes la de la Ley en donde los levitas no podían tener heredad. Dios era su heredad. En este contexto de difusión de la Palabra de Dios y del innecesario sinceramiento del levita (ya no iba a hacer falta tener sacerdotes porque el Sumo Sacerdote y apóstol Jesucristo había entrado una vez y para siempre dándonos eterna redención) viene el PERO del versículo uno de Hechos capítulo cinco.
Hechos 5:1-3: 1 Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, 2 y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles.
Otra versión de la Biblia[2] tradujo así al versículo dos:
Trajo parte del dinero a los apóstoles diciendo que era el total con el consentimiento de la mujer, él guardó el resto.
Esto fue así porque de otro modo no hubiese habido necesidad de que Pedro los confrontara como veremos seguidamente.
3 Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?
Esto de que Satanás llenara el corazón a alguien, lamentablemente no es un hecho nuevo en la Palabra de Dios. En el tiempo en que se acercaba el momento de la entrega amorosa de sí del Señor Jesucristo, Judas decide traicionarlo y en Lucas la Escritura dice:
Lucas 22:3: Y entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número de los doce
Eso fue lo que ocurrió con Judas que también ocurrió con Ananías y Safira su esposa.
Hechos 5:4: 4 Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.
Algunas personas en su inmadurez o en su deshonestidad piensan que Dios no ve en lo secreto. Hacen algo y actúan como que Dios es como las personas, que no vemos en secreto. Uno puede engañar y esconderse de prácticamente cualquier persona pero nunca de Dios.
Isaías 29:15: ¡Ay de los que se esconden de Jehová, encubriendo el consejo, y sus obras están en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce?!
Jeremías 23:23 y 24: 23 ¿Soy yo Dios de cerca solamente, dice Jehová, y no Dios desde muy lejos? 24 ¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?
En este versículo de Hechos, Pedro le dice: “Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder?”. La propiedad era de ellos. Podían hacer lo que quisieran. No necesitaban venderla y si la vendían no necesitaban llevar ni un porcentaje ni el total del dinero producto de la venta. No era necesario. El dar nunca fue obligatorio o compulsivo. Probablemente lo que querrían hacer Ananías y Safira era un show delante de sus hermanos en Cristo.
Hechos 5:5: 5 Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron.
Es muy importante aquí recalcar varias cosas. La primera es que Dios no mata a nadie aunque peque. Ananías y su esposa habían mentido a los apóstoles y habían pensado que estaban engañando a Dios. Si por cada vez que una persona piense que mienta o que engañe a Dios va a morir, tendríamos un planeta con menos cantidad de personas que las que hay ahora sobre la tierra. De tal manera que lo único que hizo Pedro fue confrontarlo y lamentablemente Ananías en lugar de arrepentirse y pedir perdón a Dios, muere. Lo mismo pasó con su mujer quien fue cómplice en este intento de engaño y mentira con su marido.
Estos eran momentos especiales en la vida de la Iglesia en el primer siglo y es importante ver este registro en el contexto de los tiempos en que ocurrió. Siempre el dinero es un tema urticante, caliente, importante para las personas y más aún para Dios. Es imprescindible tratar las cosas que pertenecen a Dios, como Su gente y la ofrenda que Su gente da con gran santidad.
1 Samuel 2:12-36: 12 Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová.
En nuestra versión en castellano no aparece como en la versión inglesa[3] que se anota a continuación:
Los hijos de Eli eran hijos de Belial; no conocían a Jehová
A medida que transcurra el relato iremos observando la certeza de esta traducción. Imagínese. Eran hijos del profeta Elí por lo tanto tenían que haber escuchado al menos mencionar a Jehová ya sea de su padre o de sus vecinos y conocidos. No tenían conocimiento porque eran hijos de Belial y ningún hijo del archienemigo de Dios tiene conocimiento de Dios. Para ellos el único dios que existe es su padre o sea el padre de las tinieblas.
13 Y era costumbre de los sacerdotes con el pueblo, que cuando alguno ofrecía sacrificio, venía el criado del sacerdote mientras se cocía la carne, trayendo en su mano un garfio de tres dientes, 14 y lo metía en el perol, en la olla, en el caldero o en la marmita; y todo lo que sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para sí. De esta manera hacían con todo israelita que venía a Silo. 15 Asimismo, antes de quemar la grosura, venía el criado del sacerdote, y decía al que sacrificaba: Da carne que asar para el sacerdote; porque no tomará de ti carne cocida, sino cruda. 16 Y si el hombre le respondía: Quemen la grosura primero, y después toma tanto como quieras; él respondía: No, sino dámela ahora mismo; de otra manera yo la tomaré por la fuerza.
El versículo trece dice: “Y era costumbre de los sacerdotes con el pueblo”. Estas eran ofrendas a la fuerza y la Ley no daba estas indicaciones. Por eso el versículo dieciséis dice: “…dámela ahora mismo; de otra manera yo la tomaré por la fuerza”. Seguramente estarían gordos de tanto robar las ofrendas. Porque eso es lo que hacían: robar las ofrendas.
17 Era, pues, muy grande delante de Jehová el pecado de los jóvenes; porque los hombres menospreciaban las ofrendas de Jehová.
Pecado es no hacer la voluntad de Dios y cuando hay arrepentimiento existe el perdón de Dios. La Biblia muestra que hay dos clases de pecados. Los perdonables y el imperdonable. Por eso, para que el versículo diga que era grande delante de Jehová tenía que estar hablando de un pecado imperdonable. Ellos eran hijos de Belial. Ese es un pecado imperdonable y por eso menospreciaban las ofrendas.
18 Y el joven Samuel ministraba en la presencia de Jehová, vestido de un efod de lino. 19 Y le hacía su madre una túnica pequeña y se la traía cada año, cuando subía con su marido para ofrecer el sacrificio acostumbrado. 20 Y Elí bendijo a Elcana y a su mujer, diciendo: Jehová te dé hijos de esta mujer en lugar del que pidió a Jehová. Y se volvieron a su casa. 21 Y visitó Jehová a Ana, y ella concibió, y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el joven Samuel crecía delante de Jehová. 22 Pero Elí era muy viejo; y oía de todo lo que sus hijos hacían con todo Israel, y cómo dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión.
Si esto está destacado aquí quiere decir que es importante. Esto estaba mal pero lo más destacado de este registro es que menospreciaban las ofrendas y claro está, que eran hijos de Belial.
23 Y les dijo: ¿Por qué hacéis cosas semejantes? Porque yo oigo de todo este pueblo vuestros malos procederes. 24 No, hijos míos, porque no es buena fama la que yo oigo; pues hacéis pecar al pueblo de Jehová.
La Ley daba instrucciones en cuanto a cómo proceder al respecto de los hijos que eran contumaces y rebeldes[4]. El caso aquí es que estos hijos de Elí eran hijos de Belial, sin embargo él les habló livianamente y no los confrontó en su pecado que hemos visto que era grave cosa que el mismo reconoce en el siguiente versículo.
25 Si pecare el hombre contra el hombre, los jueces le juzgarán; mas si alguno pecare contra Jehová, ¿quién rogará por él? Pero ellos no oyeron la voz de su padre, porque Jehová había resuelto hacerlos morir.
Aquí el pecado mayor no era contra hombre sino contra Dios. Ellos estaban pecando contra los hombres tomando de las ofrendas a la fuerza; eso era “arreglable” en todo caso con una disculpa y un cambio de actitud de 180º, pero ser hijos de Belial, no. En medio de esta desagradable circunstancia, el maravilloso Samuel iba creciendo y observando estas nefandas conductas y guardando estas cosas en su corazón y aprendiendo bajo la gracia y tutela de Dios. En esta forma que se expresa aquí haría pensar que era resolución de Dios que murieran pero la verdad de toda la Palabra es que ellos habían traído sobre sí la posibilidad inminente de morir.
Igualmente era cuestión de tiempo para esta gente morir porque gente impía como ellos, hijos del archienemigo de Dios no serán contad |
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325 | Un estudio de 2 Corintios 9 | |||||||||||||||||||||
326 | Anda y dí |
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327 | Un Equipo de la Clase de Dios Parte 1 |
Un Equipo de la Clase de Dios Parte 1. Los Ángeles - Generalidades en este estudio obtendremos conocimiento, entendimiento y gran aprecio de la magnitud del respeto que tiene Dios por Sus colaboradores. Asimismo, lógicamente, conoceremos a Sus muchas veces invisibles ayudadores. También vamos a entender con mayor precisión lo mucho que “se mueve” fuera del alcance de nuestros ojos para nuestra bendición, para que las cosas nos vayan bien. Entenderemos mejor el inmenso ejército que existe en nuestro favor para que podamos agradecerle a nuestro Padre por todo lo que nos proveyó para nuestro inmenso bien. A la vez podremos honrar a aquellos que tras las cámaras –y las más de las veces con nuestro desconocimiento- nos sirven sin reservas inspirándonos a nosotros a servir de idéntica manera. Que desconozcamos los mínimos detalles de su presencia no significa que no reconozcamos su híper obvia asistencia en nuestras vidas. Nosotros aquí buscamos conocer y poder reconocer apropiadamente al ejército de la bondad de Dios: Sus ángeles. Generalidades acerca de los ángeles de Dios amos a adentrarnos en el estudio de los servidores celestiales de Dios en favor de Su gente. Nos enfocaremos en los atributos, funciones, ámbito, limitaciones y en general bendiciones provistas por los ángeles de luz. En esta ocasión, no estudiaremos a quienes se visten como ellos pero que están en la vereda opuesta de la luz y el amor. 2 Corintios 11:13-15: 13 Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. 14 Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. 15 Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras. La existencia de ángeles es primariamente y mayormente debida al amor de Dios. También la realidad de la vida, según la conocemos a partir de Génesis 3:15, es que hay una batalla entre las fuerzas del bien y las del mal. Dios gobierna a Sus huestes de la luz y del bien y Su archienemigo dirige las de las tinieblas. Así como el inmenso interés de nuestro Padre es nuestro absoluto bien, el interés del adversario es nuestro mal. Él desea frenarnos, lentificarnos u obstruirnos en nuestra proclama del Reino de Dios y el nombre del Señor Jesucristo. Dios busca ganar personas para poder hacerlos Sus hijos para amarlos y bendecirlos y darles vida por siempre. El Diablo, muy en cambio, quiere hurtar, matar y destruir. Juan 10:10: El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Un estudio más detallado muestra que todos los ángeles comenzaron siendo buenos y leales al Creador. Además de señalar distintivamente a Miguel y Gabriel como fieles a Dios hubo un tercero que en nuestra Biblia es llamado Lucero[2] y que se rebeló. Es decir que dos tercios permanecen fieles a Dios y solament un tercio son los que forman las filas del mal. El hecho que el ejército mayoritario haya quedado leal a las filas del bien y una menor cantidad forme ahora las filas del mal indica que tienen libre albedrío. Es decir que el ejército mayoritario que está con nosotros permanece leal porque ama al mismo Dios que nosotros. Así que, aunque en menor proporción, siendo que habitan nuestro ámbito están de continuo haciendo tanto daño como les sea posible antes que se les acabe el tiempo y sean destruidos completamente y absolutamente y definitivamente. Estos entes de sumo mal se encargan de ingresar error en las mentes de las personas en cuanto a la verdad de la Palabra de Dios. En este caso, que nos ocupa ahora, introducen error en cuanto a los ángeles para que los hijos de Dios no comprendamos todo lo que atañe a su servicio de inmenso bien a nosotros. Para poder hacer una diferencia entre lo genuino y lo falsificado necesitamos ir a las Escrituras y permitirles que nos aclaren las dudas Gabriel (uno de los dos distintivos) está definido por Thayer como “hombre de Dios”. Aparece como uno que lleva mensajes. Daniel 8:15-17: 15 Y aconteció que mientras yo Daniel consideraba la visión y procuraba comprenderla, he aquí se puso delante de mí uno con apariencia de hombre. 16 Y oí una voz de hombre entre las riberas del Ulai, que gritó y dijo: Gabriel, enseña a éste la visión. 17 Vino luego cerca de donde yo estaba; y con su venida me asombré, y me postré sobre mi rostro. Pero él me dijo: Entiende, hijo de hombre, porque la visión es para el tiempo del fin. Hay una gran diferencia entre las imágenes que pretenden indicar su apariencia (con toga, halo y alas) y la información que tenemos de la Palabra de Dios (…con apariencia de hombre). Una cosa que es muy importante resaltar desde el mismo comienzo; es que están para nuestro servicio pero no a nuestro comando. Los ángeles son de Dios para nuestro bien. No les indicamos qué hacer ni les oramos. Nuestra devoción y oración va dirigida a Dios en el nombre del Señor Jesucristo. Ellos forman parte del equipo de servicio al que pertenecemos pero son de Dios comandados por Él y por nuestro Señor Jesucristo. Daniel 9:20-23: 20 Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios; 21 aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde. 22 Y me hizo entender, y habló conmigo, diciendo: Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento. 23 Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión. Lucas 1:19: 18 Dijo Zacarías [el padre de Juan el Bautista] al ángel: ¿En qué conoceré esto [se refiere al anuncio que iba a tener un hijo]? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada. 19 Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas. Póngase en el lugar de Zacarías, que seguramente conocía el versículo de Daniel que acabamos de leer. Él sabía quien era Gabriel que le había dado un mensaje nada menos que a Daniel. Ahora ese ángel le estaba diciendo que iba a ser padre de Juan el bautista. Lucas 1:26: 26 Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret. El otro ser espiritual del bien también nombrado distintivamente es Miguel cuyo nombre, varios estudiosos coinciden, significa “Quién es cómo Dios”. En general aparece luchando. Daniel 10:13: Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia. Daniel 12:1: 1 En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. La palabra “arcángel” aparece dos veces en la Biblia. Es una palabra compuesta por dos palabras griegas archô + angelos y significa ángel principal. Denota una distinción de rango para un servicio especial. El único mencionado como tal en la Biblia es Miguel. Judas 9: Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda. Hay cinco menciones de este maravilloso arcángel Miguel en la Biblia. No obstante el único lugar donde se menciona que es arcángel es ahí en Judas. Otro registro importante, para ver el oficio de Miguel en servicio a Dios, es Apocalipsis doce. En ese mismo registro podemos identificar también a uno y otro ejército. Apocalipsis 12:7-9: 7 Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles [angelos, buenos, de luz] luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles [la misma palabra griega: angelos malos, de las tinieblas]; 8 pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. 9 Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles [angelos ángeles malignos al servicio de las tinieblas] fueron arrojados con él. Los ángeles al servicio de Dios, en nuestro beneficio, son innumerables. Apocalipsis 5:11: Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones. Aunque son innumerable, y los nombres de todos no aparezcan en la Palabra de Dios, Él los conoce por sus nombres. Isaías 40:26: Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio. Eso es así porque los ángeles son creación de nuestro querido Dios. Isaías 45:12: Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé. Génesis 2:1: Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Apocalipsis 4:11: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. Estos maravillosos seres espirituales participaron y participan con Dios desde la creación. También participarán en las acciones futuras relativas al establecimiento del Reino de Dios. Job 38:1-7: 1 Entonces respondió Jehová a Job desde un torbellino, y dijo: 2 ¿Quién es ése que oscurece el consejo Con palabras sin sabiduría? 3 Ahora ciñe como varón tus lomos; Yo te preguntaré, y tú me contestarás. 4 ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia. 5 ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel? 6 ¿Sobre qué están fundadas sus bases?¿O quién puso su piedra, 7 Cuando alababan todas las estrellas del alba, Y se regocijaban todos los hijos de Dios? Ahí la palabra hijos no se refiere a los hijos de Dios en el sentido de tener simiente como lo es desde el día de Pentecostés. Hijo aquí es en el sentido de “ser creado por”. En ese sentido los ángeles son hijos de Dios pues provienen de Él. No es un uso literal. Como son hechura de Él son de Él. Lucas 15:10: Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente. En este versículo uno puede ver que los ángeles tienen gozo. Esto es lógico pues tienen propia voluntad y a ellos les bendice lo que a Dios le bendice. En Job recién vimos que se regocijaban cuando Dios creó todas las cosas. 1 Pedro 1:12: A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles. Este versículo se refiere al Secreto Divino[5] que es la actual Administración de la Gracia. Los ángeles anhelaron mirarlo. Además de estar sujetos a Dios, también lo están al Señor Jesucristo. 1 Pedro 3:22: Quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades. Esto también es muy lógico pues junto a ellos y a nuestro Señor formamos un equipo compacto de servicio a nuestro amoroso Dios y Padre. En este equipo poderoso del cual formamos parte; el Señor Jesucristo es la cabeza. Todos obedecemos al mismo Creador haciendo Su voluntad y Su voluntad es nuestro bien. Hebreos 1: 13 y 14: 13 Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? 14 ¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación? Estos espíritus ministradores están puestos al servicio de quienes serán herederos de la salvación pero -como veremos más adelante- no se limitan a ministrar tan solo hasta que la persona es salva. Salmo 91:11: 9 Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación, 10 No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada. 11 Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos. 12 En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra. 13 Sobre el león y el áspid pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón. 14 Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. 15 Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. 16 Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación. Mateo 18:10 y 11: 10 Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos. 11 Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido. Dios, los ángeles, el Señor Jesucristo y también nosotros nos regocijamos cuando una persona perdida es hecha salva. En la salvación, ese proceso fundamental de nuestras vidas, también intervienen los ángeles. La decisión final de confesar y creer[6] siempre es de la persona. Dios no le tuerce el brazo a nadie pero Su protección, Su amor y Sus colaboradores están siempre al servicio de que las personas renazcan. Los ángeles tienen puesto todo su corazón en Dios, Su Palabra y la difusión de las Escrituras. Además han venido siendo, son y seguirán siendo una parte vital. Hoy día son también una influencia fundamental en nuestras vidas, aún antes que nosotros siquiera consideráramos su existencia y labor. Es bien cierto que al ser hijo de Dios tenemos el don de espíritu santo y por lo tanto acceso al terreno espiritual pero seguimos siendo seres humanos orientados por los cinco sentidos. Tenemos un enemigo mortal a quien no podemos reconocer con esos cinco sentidos; por lo tanto necesitamos toda la ayuda espiritual que se nos pueda proveer. Nuevamente: que en Hebreos 1:14 diga que están para ministrar a los que van a ser salvos no significa que solamente cuidan a la gente hasta que son salvos. Eso es un grave error. Generalmente se dice que una vez que una persona es hecha salva supuestamente su “ángel guardián[7]” lo abandona. Eso contradice a la Palabra de Dios. Hebreos 1:14 es un hermoso resumen de quienes son y qué hacen los ángeles:
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328 | Un Equipo de la Clase de Dios Parte 2 |
Un Equipo de la Clase de Dios Parte 2. Los casos de Abraham, Moisés y Daniel
en la primera parte de este estudio habíamos estudiado las generalidades acerca de los ángeles de Dios. Habíamos concluido que no es que hay unos ángeles para antes de Pentecostés y otros para después de Pentecostés. Por eso podemos estudiarlos a lo largo de toda la Biblia. Por esa razón ahora vamos a ver la primera vez que se usa la palabra ángel.
Dios le había prometido a Abram que de él y su esposa Sarai, Él le levantaría descendencia. Los tiempos de Dios para el cumplimiento de esa promesa no se habían cumplido todavía pero, leyendo el registro, se observa que, en la opinión de Sarai, sí se habían cumplido. Entonces Saraí decide “darle una manito” a Dios para traer descendencia. Así es que le dice a Abram que tome a su sierva egipcia Agar y se llegue a ella. Agar concibió y comenzó a mirar con desprecio a Sarai lo cual irritó a la señora y pidió a su marido que la despidiera. Finalmente Agar decide irse de la presencia de su señora y emprende su huida hacia el desierto. Esto nos pone en situación con respecto a cómo estaría el estado de ánimo de Agar. ¿Qué hace Dios en esta encrucijada? Envía un ángel.
Génesis 16:7-15: 7 Y la halló el ángel de Jehová junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en el camino de Shur.
Esta es la primera cosa que debiera llamar nuestra atención: Fue el ángel quien la halló a Agar y no al revés. Fue Dios Quien envió a Su mensajero que lo representara para asistir a una mujer en gran necesidad. En la conversación notaremos que la mujer no lo reconoce como un ángel según erróneamente nos han hecho creer. Sin alas y sin halo este ser que se presentó ante Agar “como cualquier hijo de vecino” entabla una conversación con ella.
8 Y le dijo: Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes tú, y a dónde vas? Y ella respondió: Huyo de delante de Sarai mi señora. 9 Y le dijo el ángel de Jehová: Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa bajo su mano.
El ángel, representando a Dios, provee guía para la mujer confundida y en amargura. Le dice que regrese y que se ponga sumisa. Dios estuvo con esta mujer y la ayudó; pero el hecho que Sarai fuera la heredera de la promesa no había cambiado. Ni aun considerando que Sarai en ese momento no estaba creyendo la promesa de Dios a ella y su esposo. El ángel continúa la conversación y añade una promesa maravillosa que es evidente que se desprende de la misericordia de Dios para con la simiente de Abram.
10 Le dijo también el ángel de Jehová: Multiplicaré tanto tu descendencia [¡Mire lo que le dice a Agar!], que no podrá ser contada a causa de la multitud. 11 Además le dijo el ángel de Jehová: He aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Ismael [significa Dios oirá[1]], porque Jehová ha oído tu aflicción.
Hablando en primera persona, le dice que va a multiplicar su descendencia y también qué nombre le pondría al hijo para recordarle que Jehová oyó su aflicción. ¡Qué amorosa y completa ayuda para Agar! Siendo que ella seguramente entendía la lengua hebrea, cada vez que lo llamara a Ismael para comer, cada vez que lo mandara afuera para ir a jugar y cada vez que lo consolara llamándolo por el nombre, ella iba a recordar que Jehová siempre oye. Le da más datos acerca de su hijo recién concebido.
12 Y él será hombre fiero; su mano será contra todos, y la mano de todos contra él, y delante de todos sus hermanos habitará. 13 Entonces llamó el nombre de Jehová que con ella hablaba: Tú eres Dios que ve; porque dijo: ¿No he visto también aquí al que me ve?
La Palabra de Dios es muy clara en cuanto a que nadie ha visto a Dios[2]. Hay que entender que el ángel le habló a la mujer en primera persona, como si fuera Dios mismo pues el mensaje, proveniente de Jehová, fue dado de manera literal y precisa. Entonces no hay diferencia realmente y no importa “quien canta la canción”, lo importante es la canción y que esa canción sea cantada.
14 Por lo cual llamó al pozo: Pozo del Viviente-que-me-ve. He aquí está entre Cades y Bered. 15 Y Agar dio a luz un hijo a Abram, y llamó Abram el nombre del hijo que le dio Agar, Ismael. 16 Era Abram de edad de ochenta y seis años, cuando Agar dio a luz a Ismael.
Esta no fue la única intervención de un ángel en la vida de Agar e Ismael. Después de algo así como catorce años[3] Sara y Abraham finalmente creen la promesa de Dios y tienen a Isaac. Entonces Ismael se burlaba del niño. Sara volvió a enojarse y le pidió a Abraham que despidiera a Agar con el niño. Él se entristeció con el pedido de su mujer pero Dios lo tranquilizó cuando le dijo que Él no iba a abandonar a Ismael y que iba a cumplir con él lo que le había prometido el ángel a Agar. Una vez ya fuera de la casa; esto es lo que ocurrió con ellos.
Génesis 21:14-20: 14 Entonces Abraham se levantó muy de mañana, y tomó pan, y un odre de agua, y lo dio a Agar, poniéndolo sobre su hombro, y le entregó el muchacho, y la despidió. Y ella salió y anduvo errante por el desierto de Beerseba. 15 Y le faltó el agua del odre, y echó al muchacho debajo de un arbusto, 16 y se fue y se sentó enfrente, a distancia de un tiro de arco; porque decía: No veré cuando el muchacho muera. Y cuando ella se sentó enfrente, el muchacho alzó su voz y lloró.
Nuevamente Agar se encontraba en una situación angustiante y esta vez no había camino de regreso a la casa de Sara como la vez anterior. Dice el registro que el muchacho alzó la voz y lloró. Totalmente comprensible y normal bajo la situación. Igual de comprensible y normal al instante del llanto la respuesta de Dios mediante un enviado Suyo:
17 Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está.
Fue Dios Quien diligenció los medios de asistencia en la emergencia y Su inmediata respuesta fue el ángel que le dice antes que nada: no temas dejándola tranquila para que reciba la siguiente parte del amoroso mensaje: Dios ha oído la voz del muchacho. Después de todo Ismael significa Dios oirá. Su mismo nombre le recordaba a ella esta virtud inmutable de nuestro bendito Dios. Ahora le da más instrucciones y Dios le abre los ojos para que vea el agua que ellos tanto necesitaban.
18 Levántate, alza al muchacho, y sostenlo con tu mano, porque yo haré de él una gran nación. 19 Entonces Dios le abrió los ojos, y vio una fuente de agua; y fue y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho. 20 Y Dios estaba con el muchacho; y creció, y habitó en el desierto, y fue tirador de arco.
¡Qué maravilloso registro que declara el trabajo en equipo al que nos tiene acostumbrados nuestro maravilloso Padre celestial! Él nunca deja a Sus colaboradores solos. Él es un Dios de equipo y nosotros debiéramos reconocer esta virtud y manera de trabajo y trabajar de ese modo en yugo con él, en yugo con nuestro Señor y con nuestros hermanos y hermanas en Cristo y porqué no con los ángeles de nuestro Dios.
Abraham y todo lo que pasara con él, era de suma importancia pues la promesa de la simiente y de la tierra prometida era para él. De tal manera que Dios tenía que proteger todo lo relativo al patriarca para que, a la larga, apareciéramos nosotros también en escena. La búsqueda de mujer para Isaac era muy importante para continuar con la línea genética hasta llegar al Mesías. Así es que Dios debió intervenir en dicha búsqueda. Abraham envió a su mejor sirviente.
Génesis 24:1-7: 1 Era Abraham ya viejo, y bien avanzado en años; y Jehová había bendecido a Abraham en todo [típico de Jehová con los Suyos].
Aquí es donde el patriarca elige al criado de mayor experiencia y que también gobernaba sobre todo. Abraham no eligió a cualquiera. Era consciente de la importancia y relevancia de la tarea de buscar esposa para su hijo
2 Y dijo Abraham a un criado suyo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi muslo, 3 y te juramentaré por Jehová, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito; 4 sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac. 5 El criado le respondió: Quizá la mujer no querrá venir en pos de mí a esta tierra. ¿Volveré, pues, tu hijo a la tierra de donde saliste? 6 Y Abraham le dijo: Guárdate que no vuelvas a mi hijo allá.
Era muy importante esta información que Abraham le daba a su criado. Isaac no tenía que emparentarse con los cananeos. El criado le hace una pregunta lógica para enfocarse con la mayor precisión en los deseos de su amo. Isaac no tenía que regresar allá. Sigue la conversación y Abraham le dijo al hombre que Jehová le juró con promesa. En esa certeza, como Abraham conocía como es su Dios, le dijo al criado que Jehová enviaría un ángel delante de él para facilitar las cosas.
7 Jehová, Dios de los cielos, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi parentela, y me habló y me juró, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra; él enviará su ángel delante de ti, y tú traerás de allá mujer para mi hijo.
Finalmente Isaac se unió a Rebeca y tuvieron descendencia. Entre otros tuvieron a Jacob quien luego se llamó Israel. Él tuvo doce hijos que fueron los príncipes de las doce tribus de Israel. Vea que importante atender a cada detalle en cuanto a Isaac primero y luego a Jacob – Israel después.
Génesis 32:1 y 2: 1 Jacob[4] siguió su camino, y le salieron al encuentro ángeles de Dios. 2 Y dijo Jacob cuando los vio: Campamento de Dios es este; y llamó el nombre de aquel lugar Mahanaim.
Siempre presentes en ocasiones importantes, trascendentales, de protección, de mensajes, etc. Aquí Jacob estaba por reunirse con su hermano Esaú con quien estaba “peleado a muerte”. En esta situación de posibilidad de muerte nada menos que del heredero de la promesa; aparecen en escena una vez más los ángeles a quienes él reconoce. Entonces Jacob dijo una frase como significando que estaba en su terreno, en su casa: “campamento de Dios es este”.
Otra intervención angelical se dio justamente con el sobrino de Abraham, Lot cuando estaba viviendo en Sodoma.
Génesis 19: 1 y 2, 12-19 y 21-23: 1 Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Y viéndolos Lot, se levantó a recibirlos, y se inclinó hacia el suelo, 2 y dijo: Ahora, mis señores, os ruego que vengáis a casa de vuestro siervo y os hospedéis, y lavaréis vuestros pies; y por la mañana os levantaréis, y seguiréis vuestro camino. Y ellos respondieron: No, que en la calle nos quedaremos esta noche.
12 Y dijeron los varones a Lot: ¿Tienes aquí alguno más? Yernos, y tus hijos y tus hijas, y todo lo que tienes en la ciudad, sácalo de este lugar; 13 porque vamos a destruir este lugar, por cuanto el clamor contra ellos ha subido de punto delante de Jehová; por tanto, Jehová nos ha enviado para destruirlo.
Si bien es cierto que la destrucción fue producida por el ostensible alejamiento de Dios por parte de esta gente, no obstante según el habla oriental[5], los ángeles hablaron en primera persona: “vamos a destruir este lugar”. Si uno se pone a pensar, el uso de la primera persona, es muy lógico pues cuando los propósitos de Dios son los propósitos de Su mensajero; no hay diferencia en el mensaje. Para que no quede ninguna duda en nuestra mente ellos dijeron en el versículo 13: Jehová nos ha enviado para destruirlo. Ellos conocían la precisión de los tiempos de Dios en este hecho terrible de la destrucción de este lugar. Entonces apresuran a sus protegidos para que nada malo les pase. Lot no dijo: “yo me quedo porque creo a Dios y sé que Él me va a proteger…” La protección de Dios estaba dada por el mensaje de estos mensajeros que incluía que tenían que darse prisa.
15 Y al rayar el alba, los ángeles daban prisa a Lot, diciendo: Levántate, toma tu mujer, y tus dos hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad. 16 Y deteniéndose él, los varones asieron de su mano, y de la mano de su mujer y de las manos de sus dos hijas, según la misericordia de Jehová para con él; y lo sacaron y lo pusieron fuera de la ciudad.
Toda esta acción en beneficio de la gente de Dios, parientes de Abraham, fue hecha en términos de absoluta misericordia en la vida de Lot y los suyos. La protección de Dios estuvo basada en la obediencia de Lot a la asistencia que Jehová les proveyó por medio de Sus enviados. Típicamente humano Lot negocia con sus salvadores.
17 Y cuando los hubieron llevado fuera, dijeron: Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas. 18 Pero Lot les dijo: No, yo os ruego, señores míos. 19 He aquí ahora ha hallado vuestro siervo gracia en vuestros ojos, y habéis engrandecido vuestra misericordia que habéis hecho conmigo dándome la vida; mas yo no podré escapar al monte, no sea que me alcance el mal, y muera.
Como toda oración tiene respuesta asegurada. Es evidente que lo que él pidió estaba disponible y le fue concedido. Así le fue avisado por los ángeles.
21 Y le respondió: He aquí he recibido también tu súplica sobre esto, y no destruiré la ciudad de que has hablado [nuevamente: primera persona como si Dios mismo hablase]. 22 Date prisa, escápate allá; porque nada podré hacer hasta que hayas llegado allí. Por eso fue llamado el nombre de la ciudad, Zoar. 23 El sol salía sobre la tierra, cuando Lot llegó a Zoar.
¡Qué gran lección para nosotros! Observe la diligencia, la fidelidad y el amor con la que estos ángeles ejecutaron esta salvación. Esta es la manera con la que nosotros también le “sacamos las papas del fuego” a las personas cuando llegamos a ellos con esta actitud y el mensaje del Evangelio de liberación del Señor Jesucristo.
El registro de Éxodo 23 documenta a Dios hablando con Moisés dándole detalles de Su protección y cuidado en el camino que habían emprendido a la tierra que fluía leche y miel.
Éxodo 23:20-23: 20 He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.
Es Jehová quien envía a Su representante con propósito definido: Que lo guarde en el camino Que lo introduzca en el lugar que Él, Jehová, había preparado.
Entonces, Jehová, continúa diciéndole que debe tratar a este ángel como si fuera Él mismo:
21 Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él [¡mire lo que dice!...El nombre de Dios estaba en el ángel]. 22 Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere [la voz sería del ángel pero Jehová sería quien lo dijere], seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren. 23 Porque mi Ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.
Dios siempre nos considera directamente o a través de Sus colaboradores. Aquí la instrucción a Moisés es que obedezca al ángel como si fuera Él mismo. Como sea que se condujeran con respecto al ángel es como sea que se conducirían con Jehová mismo. Este ángel en particular podría o no ser visto. El registro no indica acerca de eso, pero estaba ahí para servir a la gente de Dios y demandaba obediencia por parte de ellos. Visible o no había un ángel igual que hoy día.
Cuando el pueblo de Israel fue llevado cautivo a Babilonia, hubo cuatro muchachos israelitas que se distinguieron entre todos. Como siempre rehusaban inclinarse ante las imágenes, hubo una ocasión que debido a un decreto real, Nabucodonosor debió ordenar echar a tres[6] de ellos en un horno de fuego. Eso hicieron y el relato que sigue es la liberación provista por Dios en tan “estresante” circunstancia.
Daniel 3:26-29: 26 Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego. 27 Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían.
Esto desafiaba las leyes de la física y de la lógica. No es posible que el fuego no queme. Lo que es más, y que llamó poderosamente la atención de estos incrédulos paganos, ni olor a fuego tenían. No había manera alguna de explicar esto con ninguna ciencia o laboratorio de criminalística avanzada. El mismo rey reconoce la acción del bendito Dios de estos hombres que envió Su ángel a librarlos. Si este incrédulo lo reconoció; ¿qué queda para nosotros hijos de Dios?
28 Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios.
Emocionante y motivante. |
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329 | Un Equipo de la Clase de Dios Parte 3 |
Un Equipo de la Clase de Dios Parte 3. Los ángeles y El Señor Jesucristo
antes de entrar de lleno en la intervención angelical en la vida de nuestro querido Señor; sigamos estudiando algunos hermosos registros del Antiguo Testamento. Uno de los grandes hombres de Dios, del que ya estudiamos un poco, fue Moisés quien tuvo que hacer un cambio mental superlativo para aceptar que Jehová lo había llamado para liberar a Su pueblo en respuesta a la oración de ese pueblo. Era necesario atrapar la atención de Moisés y esta fue la manera en la que Dios lo hizo.
Éxodo 3:1 y 2: 1 Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. 2 Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.
Este maravilloso Moisés fue sucedido por otro gran hombre: Josué. Sus llamamientos fueron de alguna manera paralelos (en responsabilidad no en tiempo) y Dios estuvo con Josué como estuvo antes con Moisés. Este gran hombre guió al pueblo de Dios a reconquistar el territorio que les correspondía por propio derecho luchando y venciendo a las naciones enemigas usurpadoras de la tierra. En la ocasión que tomaron la ciudad de Jericó les fue enviado un mensajero para darles instrucciones y fortaleza.
Josué 5:13-15: 13 Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? 14 El respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo? 15 Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.
¿Qué pasaba con Josué que no reconoció al ángel por sus alas y su halo? No pasaba nada con Josué. No pudo identificarlo ni como amigo ni como enemigo. La ocasión era solemne y Dios eligió remarcarla en Su Palabra, en la historia, en la retina de Josué y en nuestros corazones con la presencia de uno de Sus colaboradores. El emocionante anuncio a Josué fue que estaba pisando tierra guardada aparte por Dios para ellos. Josué obedeció al ángel como si hubiese sido Dios mismo. Estos mensajeros de parte de Dios representan el poder de Dios y Su bendición y protección. Siempre son enviados por Dios, siempre lo representan y siempre son para nuestra bendición.
Hemos visto (y continuaremos viendo) muchos registros de ángeles dando mensajes y ejecutando acciones muy importantes que uno erróneamente podría pensar que debió haberlos hecho Dios mismo. Pero Él en Su infinita misericordia y bondad nunca deja a los Suyos “fuera de la foto”. Entendiendo estos registros de la Palabra de Dios; nosotros podemos agradecer a Dios por ellos y su servicio. Además también podemos reconocerlos y honrarlos de una manera ampliamente merecida.
Necesitamos conservar la perspectiva del total de la Palabra de Dios. Estas acciones angelicales, que vimos hasta ahora, en defensa de los santos de Dios no han cesado. No es que después del día de Pentecostés nuestro Padre tuvo una reunión de trabajo y les mandó telegrama de despido a Sus ángeles. A partir de aquel maravilloso día; nuestro querido Señor Jesucristo se unió a las filas de ayudadores y bendecidores. Él ocupa su puesto como cabeza de la Iglesia.
Ya habíamos dicho que no hay diferencia sustancial en los significados de las palabras hebrea y griega traducidas ángel. De tal manera que podemos continuar estudiando el Nuevo Testamento. En el caso de los Evangelios la palabra griega angelos se usa unas 58[1] veces y las más de las veces es usada en referencia a Jesucristo.
ô Intervención angelical en la vida del Señor Jesucristo
n los días que Herodes era el maligno usurpador a cargo del gobierno, había un sacerdote llamado Zacarías que tenía por mujer a Elisabeth, prima de María. Este era un gran hombre de oración que esperaba al Mesías prometido. Recibió revelación mediante un ángel acerca de la concepción, nacimiento y función de servicio de su futuro hijo Juan llamado el bautista.
Lucas 1:8-13, 18 y 19, 24-38: 8 Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, 9 conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor. 10 Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando [detalle muy importante] a la hora del incienso. 11 Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso. 12 Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor. 13 Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída [¿cuál había sido la oración de Zacarías? No lo dice pero la respuesta a la oración nos dice a las claras por qué cosa había orado], y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo [Esta había sido la oración], y llamarás su nombre Juan.
Dios fue más allá de lo que Zacarías había pedido y entendido[2]. El ángel habló proféticamente y le da un anuncio en tiempo futuro con detalles emocionantes acerca del ministerio de su hijo que aún no había sido siquiera concebido por él que tenía mucha edad con su mujer que era estéril.
18 Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada. 19 Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas.
¡Qué tarjeta de presentación! Nada menos que Gabriel delante de Dios, enviado para darle buenas nuevas. ¡Vaya si le dio nuevas y vaya que eran buenas!
24 Después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se recluyó en casa por cinco meses, diciendo: 25 Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres.
La tarea de Gabriel no estaba completada. Faltaba aun la última “puntada” que iba a ser dada unos seis meses después de este anuncio a Zacarías.
26 Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María [que también era del linaje de David]. 28 Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. 29 Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta.
No dice que María haya sido turbada por su apariencia sino por sus palabras. Lo que la sorprendió a la madre de nuestro redentor fue lo que le dijo no que tuviera alas o halo.
30 Entonces el ángel [nadie menos que Gabriel] le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. 31 Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. 32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; 33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.
De los muchos anuncios que los ángeles dieron a lo largo de la historia de la humanidad; seguramente este debió haber sido el más importante de todos y fue dado por un ángel de Dios. María tenía sus dudas acerca de esta sorpresiva aparición y le hizo una pregunta súper lógica que el ángel respondió.
34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. 35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. 36 Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; 37 porque nada hay imposible para Dios. 38 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.
Dios hizo Su parte, Gabriel hizo la suya y María también hizo su parte: obedeció diciendo “hágase conmigo conforme a tu palabra”. Esa era la Palabra de Dios hablada por un ángel que no pierde eficacia alguna cuando es creída y no depende de quien la hable sino de ser creída, es decir actuada. La Palabra es de Dios, no del ángel. Igual que cuando usted la habla; no es suya pero tiene poder activador en la vida de quien la cree. Aquí no termina la intervención angelical al comienzo mismo de la vida de nuestro Señor.
Mateo 1:18-20, 24: 18 El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. 19 José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. 20 Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.
Nada quedó librado al azar. Dios, Quien comenzó el plan de redención en el momento mismo que recibió la afrenta de la desobediencia de Adán y Eva, siguió cada detalle y en este caso confirmando con la presencia de un ángel. José fue consolado con estas palabras y lo dejaban tranquilo que María no se había acostado con nadie. Este José debió haber sido un gran creyente pues hizo tal cual le fue revelado por el ángel.
24 Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer.
Aquí no termina la intervención angelical en la preciosa vida de nuestro cordero pascual.
Lucas 2:8-11, 13 y 14: 8 Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. 9 Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. 10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.
13 Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: 14 ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!
La inmensa importancia y singularidad de este evento requirió la presencia de ángeles para anunciar semejante acontecimiento. Había nacido el hijo de Dios, Su Mesías, Su Cristo, el cordero pascual, la simiente prometida a Eva, el redentor de la humanidad. Dios decidió que Sus colaboradores anunciaran a los pastores. Vino primero “el ángel” y luego se apareció una multitud de las huestes que alababan a Dios. El cielo entero se regocijó con el nacimiento del Cristo de Dios, del rey del Reino venidero. La acción obediente de José en favor de nuestra salvación continuó después del nacimiento y una vez que los Magis se retiraron de Israel.
Mateo 2:13-15, 19-21 13 Después que partieron ellos [quienes partieron fueron los Magis], he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo.
La más grande protección de Dios a los Suyos es Su revelación que en este caso es provista mediante un ángel. Para preservar la vida del Cristo era necesario sacarlo de Israel. De haber podido protegerlo allí no hubiese habido necesidad de esta revelación. Una vez más nuestro querido José hizo lo que le fue dicho que hiciera. Obedeció al ángel como si hubiese sido Dios mismo.
14 Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, 15 y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.
Así es, de Egipto llamó a Su hijo. Pero muerto “Herodes se acabó la rabia” y se hizo el tiempo que pudiera regresar a su legítimo lugar para crecer y luego decidir servirle a Dios con todo su ser.
19 Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto, 20 diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño. 21 Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel.
Sin ninguna complicación o vueltas; José hizo según fue instruido por el ángel del Señor. Estos registros nos permiten ver claramente el ejército celestial de bondad que se mueve de manera imperceptible en nuestro favor. De no haber habido intervención angelical, y acción obediente por parte de los seres humanos involucrados, la vida de Jesucristo (y nuestra redención) hubiesen peligrado.
Una vez que creció en edad y estatura delante de Dios y de los hombres; el Señor Jesucristo fue llevado al desierto a confrontar al Diablo. Este lo tentó de manera totalmente infructuosa. En una de las tentaciones el mismo ente de maldad habla de sus “ex colegas” los ángeles fieles a nuestro querido Dios.
Mateo 4:5-7: 5 Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, 6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios |
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330 | Un Equipo de la Clase de Dios Parte 4 |
Un Equipo de la Clase de Dios Parte 4. Los Ángeles en el libro de Hechos estos registros que estamos por estudiar se produjeron después del día de Pentecostés. Veremos a hermanos nuestros que recibieron los beneficios del servicio de los ángeles aun después de haber renacido. Comenzaremos con el caso de Cornelio. El caso de Cornelio chos capítulo diez documenta a un grupo de gentiles escuchando la Palabra de Dios, y naciendo de nuevo. El registro nos da una clara y contundente visión de lo que es el trabajo en equipo: Dios – el Señor Jesucristo - Sus ángeles – Sus hijos. Todos comprometidos en la proclama del Reino de Dios y el nombre del Señor Jesucristo Hechos 10:1-21, 36, 44-46: 1 Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana, 2 piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre. 3 Este vio claramente en una visión, como a la hora novena del día, que un ángel de Dios entraba donde él estaba, y le decía: Cornelio. 4 El, mirándole fijamente, y atemorizado, dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo: Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios.
Este buen hombre, presentado en estos versículos, era gentil; gente totalmente rechazada por los israelitas de aquel entonces. Aun así es evidente, en este breve curriculum vitae, que amaba y buscaba a Dios. Entonces nuestro Padre decide intervenir mediante un ángel. 5 Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro. 6 Este posa en casa de cierto Simón curtidor, que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo que es necesario que hagas. 7 Ido el ángel que hablaba con Cornelio, éste llamó a dos de sus criados, y a un devoto soldado de los que le asistían; 8 a los cuales envió a Jope, después de haberles contado todo. ¿Por qué no le habló la Palabra el ángel? La misión del ángel fue darle a Cornelio el mensaje que enviara a buscar a un tal Pedro a una ciudad unos 50 Km. al Sur de donde él estaba. Eso dijo el ángel y eso hizo Cornelio. Esa fue una buena cadena de obediencia. Ahí, Dios, no terminó de actuar. El Padre estaba diligenciando los medios en ambas ciudades. Un día en Jope mandó a Su ángel que le diera el mensaje a Cornelio: Dios à ángel à Cornelio. Al siguiente día el Señor Jesucristo le revelaba a Pedro en no inciertos términos que la Ley ya no tenía más vigencia. Lo hizo de tal manera que a Pedro no le quedaran dudas; aunque tardó un poco en darse cuenta. Lo cierto es que cuando el apóstol “ató todos los cabos” entendió perfectamente que la salvación a partir del día de Pentecostés era para todos sin distinción. 9 Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta. 10 Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis; 11 y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; 12 en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. 13 Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. 14 Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. 15 Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. 16 Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo. Es maravilloso poder estar sentados tranquilos en nuestra casa y leer este acontecimiento histórico de manera resumida. Eso es un beneficio para nosotros hoy día. Para Cornelio esto ocurrió un día y al día siguiente ocurría esto otro con Pedro en otra ciudad totalmente distinta. Ellos no tenían toda la información en un solo lado como nosotros. Ellos recibieron de a un segmento por vez y se movieron obedientemente. Luego, una vez que actuaron se les juntaron “todas las fotos” y tuvieron el video y entendieron “toda la película”. Así es siempre. Dios no necesita darte toda la información que a vos te gustaría tener o que pensás que deberías tener. Él simplemente te da lo que necesitás, vos te movés obedientemente y si hubiera más te da más y así… Dios hace la primera movida siempre, luego nosotros la segunda y luego Dios y así sucesivamente hasta completar el total de una revelación. Pedro aún no había “decodificado” el significado de la visión y el soldado y los dos criados (a quienes le faltaba poco tiempo para renacer del espíritu de Dios) tocaron a la puerta. ¡Qué coordinación! Qué gente tan bendita somos que podemos saber estas amorosas acciones de Dios juntando personas que desean la Palabra con personas que tienen la Palabra para compartirles sin importar la distancia entre ellas. 17 Y mientras Pedro estaba perplejo [todavía no se había percatado del todo y ya habían aparecido los enviados de Cornelio] dentro de sí sobre lo que significaría la visión que había visto, he aquí los hombres que habían sido enviados por Cornelio, los cuales, preguntando por la casa de Simón, llegaron a la puerta. 18 Y llamando, preguntaron si moraba allí un Simón que tenía por sobrenombre Pedro. 19 Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan. ¡Qué Dioscidencia Pedro pensaba, los hombres llegaban y el espíritu le dice a Pedro que lo estaban buscando. 20 Levántate, pues, y desciende y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado. Uno pensaría que fue Cornelio quien los mandó, lo cual es verdad, pero el total de la acción tiene un solo originador: Dios 21 Entonces Pedro, descendiendo a donde estaban los hombres que fueron enviados por Cornelio, les dijo: He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la causa por la que habéis venido? Pedro tenía la información proveniente de la revelación que había recibido que era la necesaria y suficiente. El resto de la información podía obtenerla por sus cinco sentidos preguntando. Eso hizo y con eso de a poco pudo, a la larga, ir entendiendo el total del mensaje. La única manera de entender todo es obedeciendo a cada parte que el Padre nos muestra. Los tres varones le explican quien los manda y qué había pasado con Cornelio, un total desconocido para Pedro. El apóstol fue a Cesarea, conoció al Centurión quien le dio más detalles de lo que le pasó a él y finalmente nuestro querido Pedro entendió todo lo que estaba pasando. Esta maravillosa ocasión, histórica, fue comenzada por un ángel de Dios enviado a un gran hombre que deseaba saber más de Él. Cada vez que una persona desee a Dios, Él arbitrará Sus poderosos y amorosos medios para que la persona lo conozca. Del mismo modo cada vez que una persona o personas de una nación no deseen a Dios, pues no lo encontrarán. La única manera de hallarlo es buscándolo Esta es la historia de “un” Cornelio para pintarnos de cuerpo entero a nuestro maravilloso Dios. ¿Se imagina cuántos “Cornelios” idénticos a este debe de haber habido en la historia de la humanidad de los que no hay registros? En cuanto a Dios para muestra basta un botón. Pedro les habla la Palabra que hay que conocer y creer para renacer y en su alocución menciona la pieza clave de la salvación: nuestro Señor Jesucristo. 36 Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos. El resultado lógico, natural, normal de hablar la Palabra en lo concerniente a Jesús es que cuando las personas creen; renacen. 44 Mientras aún hablaba Pedro [indica que las acciones de hablar la Palabra y el derramamiento de espíritu santo fueron simultáneos] estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. 45 Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. 46 Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. El “porqué” en el versículo 46 indica la razón por la cual Pedro y sus acompañantes se dieron cuenta que los presentes habían recibido espíritu santo: “los oyeron hablar en lenguas”. El versículo añade lo que pasa cada vez que una persona habla en lenguas: lo magnifica a Dios. Siempre es así. Hoy día también. Otro detalle muy importante que podemos aprender aquí es que cada vez que una persona renace puede y debiera hablar en lenguas y, nuevamente, cada vez que habla en lenguas lo magnifica a Dios. Más casos en el libro de Hechos Hechos 8:26-28: 26 Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. 27 Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, 28 volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. 29 Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. Este, de Hechos capítulo ocho, es otro registro más que muestra a las claras el trabajo en equipo y que la responsabilidad de declarar la Palabra es de los hijos de Dios. El ángel le dijo a Felipe que se acercara pero no le habló la Palabra que el eunucodeseaba escuchar. Eso no está dentro de la esfera de influencia de los ángeles. Su privilegio y responsabilidad es ministrarnos para que nosotros podamos ejercer nuestro privilegio y responsabilidad de compartir la Palabra. Cuando Pablo fue enviado a Roma lo llevaron en un barco que en un momento de la travesía pasó por vientos contrarios. El apóstol les advirtió de la tempestad y de lo que iba a ocurrir pero no le hicieron caso y finalmente naufragaron. Antes de eso, en uno de los momentos más terribles y después de no haber comido por muchos días, Pablo los tranquilizó diciéndoles lo que un ángel le había dicho a él: Hechos 27:22-25: 22 Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave. [¿De dónde sacó Pablo esta seguridad en lo que les dice?] 23 Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo [¡de aquí sacó su seguridad de hablar!], 24 diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. 25 Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho. Siempre traen paz a la gente y promesa de preservación de sus vidas. Dios mediante un ángel lo tranquilizó a Pablo que él y quienes estaban con él, aun no siendo gente de Dios, iban a estar protegidos. Formamos parte del mismo equipo para difundir más eficientemente la Palabra de Dios. Hechos 5:17-20: 17 Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de celos; Los saduceos y el sumo sacerdote se llenaron de celos pues Pedro y Juan estaban ministrando con el poder de Dios para traer liberación a las personas. Eso tiene todo que ver con la proclama del Reino de Dios. Es una locura pensar que alguien se oponga a que la gente esté mejor, a que reciba la liberación prometida en Su Palabra; pero así fue y muchas veces así es. Eso los enfureció; entonces los encarcelaron. 18 y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública. 19 Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel y sacándolos, dijo: 20 Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida. El ángel les proveyó libertad y un mensaje proveniente del Señor para que ellos ejecutaran. Todo relacionado con la difusión de la Palabra de Dios. El mensaje muy simplemente decía que fueran y anunciaran pues esa es tarea de nosotros los hijos de Dios: “anda y di” Nosotros vamos y decimos. Los ángeles evidentemente asisten pero proclamar el Reino de Dios y el nombre del Señor Jesucristo es tarea nuestra. ¡Qué gran privilegio y responsabilidadtenemos! Hechos 12:6-11: 6 Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. 7 Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos. 8 Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme. 9 Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión. 10 Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él. 11 Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba. Muchas veces nosotros pensamos que nuestros dramas o desdichas se deben a tal o cual persona. Como en este caso como si ellos hubiesen pensado que sus problemas por mover la Palabra de Dios fueran atribuibles a Herodes. Claro está que Herodes era parte del problema, desde ya, pero la lucha de ellos y la nuestra no es contra los Herodes o los Fariseos o Saduceos o contra quienes nos sean adversos. La fuente y origen de todas las maldades es el Diablo que acecha. Efesios 6:10-13 10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne [quiere decir con nadie que tenga sangre y carne, es decir ningún humano], sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Como nuestra lucha no es como nosotros pensamos que es; entonces debemos fortalecernos en el Señor con oración y fortaleciéndonos también en la Palabra del Señor. El Diablo acecha y su ámbito es el espiritual como lo es el de los maravillosos ángeles fieles a nuestro Dios que están siempre dispuestos a pelear por nosotros. Judas 1:9: Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda. Las huestes espirituales de Dios son nuestras huestes y son de las regiones celestes de bondad, de luz que no pertenecen a este siglo. Ellos están constantemente atentos a las órdenes de nuestro Dios para asistirnos pues trabajan como nosotros para la gloria de Él y la bendición de Su gente. Somos UN equipo compacto. Es parecido a cuando por ejemplo nuestros hermanos en Cristo oran por nosotros en lenguas sin siquiera ellos o nosotros saberlo, nos están acompañando en cualquier situación. Su acción concreta nos es invisible pero sabemos que están ahí ayudándonos para que juntos demos gloria a nuestro bendito Padre celestial. Cuando creemos la Palabra de Dios, la obedecemos y actuamos en Su amor, somos un equipo de servicio amoroso eficiente y diligente. |
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331 | Un Equipo de la Clase de Dios Parte 5 |
Un Equipo de la Clase de Dios Parte 5. Conclusión estudiaremos en primer lugar el caso de Esteban quien fue comparado con un ángel y luego veremos nuestra responsabilidad en llevar el mensaje de la reconciliación a las personas. El caso de Esteban o entraremos en los detalles que tienen que ver con la indeseable, triste e injusta muerte de nuestro hermano. Este registro de Hechos nos ayuda a entender algunas virtudes compartidas entre él (o cualquiera de nosotros) y los ángeles. Primero veamos algunas cualidades de Esteban. Hechos 6:3, 5, 8 y 9,15: 3 Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.
El trabajo de Dios en el Primer Siglo creció a tal punto que los discípulos tuvieron que organizarse. Para hacerlo necesitaban creyentes con características espiritualmente útiles para la función: Buen testimonio Llenos de espíritu santo Llenos de sabiduría 5 Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; Además de los requisitos mínimos presentados en el versículo cinco; Esteban era lleno de fe. Veremos también que estaba lleno de gracia y poder y hacía grandes prodigios y señales. 8 Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. 9 Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban.
Todas estas virtudes fueron obvias aún frente a los nefarios que un rato después procuraron su vida. 15 Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel. Ya hemos visto que los ángeles pueden tomar forma humana. Por eso pudieron confundirlo y en este caso asociar el rostro de Esteban con el de un ángel. Este maravilloso hombre de Dios hizo una exposición brillante de la Palabra de Dios. Su presentación fue dinámica y ordenada. Su evidente amor por Dios, su conocimiento y entendimiento de las Escrituras, su creencia y precisión fueron asociadas, por los malvados frente a él, con el ministerio de un ángel. La Palabra de Dios declara de manera distintiva tres categorías de servicio[2] que llevan y dan un mensaje literal y de manera precisa en nombre de Dios. Embajadores Apóstoles Ángeles Nosotros somos embajadores en nombre de Cristo y rogamos en lugar de Dios a las personas que se reconcilien con Él. 2 Corintios 5:19 y 20: 19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Los hijos de Dios llevamos al mundo el mensaje de nuestro Padre con denuedo y la mayor precisión posible. Para ello es necesaria la oración y conocer la Palabra de la reconciliación. Por eso oramos mucho y la estudiamos mucho.
Efesios 6:18-20: 18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; 19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, 20 por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.
Nuestro hermano Pablo fue enviado y pidió oración para tener denuedo para declarar lo concerniente al Evangelio, es decir el Reino de Dios y el nombre del Señor Jesucristo. Romanos 10:15: ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados [apostellô de donde proviene la palabra apóstol]? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Este tipo de comisionamiento de Dios a los hombres no es algo nuevo. Moisés lo representó a Dios frente a Faraón. Éxodo 3:10, 14 y 15: 10 Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel. 14 Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. 15 Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos. Moisés fue enviado a declarar el mensaje de Dios de manera precisa y con denuedo. Dios estaba con él para que Moisés ejerciera su ministerio de manera acabada y precisa. Éxodo 7:1: Jehová dijo a Moisés: Mira, yo te he constituido dios para Faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta.
Nosotros podemos aprender de estos “colegas declaradores”. Tanto de Pablo que es hermano nuestro como de Moisés. Ellos hacían el trabajo para nuestro querido Dios. Moisés era un hombre de Dios que tuvo lo que había que tener a la hora de declararlo a Jehová frente a una nación pagana, poderosa y adversa. Veamos lo que dicen las Escrituras en cuanto a imitar a los hombres de Dios como es el caso con Pablo. 1 Corintios 4:16: Por tanto, os ruego que me imitéis. 1 Corintios 11:1: Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. Filipenses 3:17: Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros. Filipenses 4:9: Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros. Si las acciones obedientes de Pablo como embajador y apóstol pueden ser, aún al día de hoy, una influencia positiva en nuestras vidas; ¿por qué no va a serlo también el ministerio de los ángeles? Ellos son co servidores nuestros, son colegas en una manera respetuosa de decir. Ellos sirven amorosamente por su libre voluntad y nosotros también. Ellos y nosotros trabajamos para el mismo Jefe que tiene los mismos propósitos de bendición desde siempre. Las virtudes que observamos que tienen los ángeles ciertamente pueden servirnos de ejemplo e inspiración a nosotros que deseamos servir amorosamente dentro del Cuerpo de Cristo. Gálatas 4:14: Y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús. Esto Dios le dijo a Pablo que escribiera para que nosotros leyéramos, supiéramos y actuáramos en línea con esta verdad. 1 Samuel 29:9ª: Y Aquis respondió a David, y dijo: Yo sé que tú eres bueno ante mis ojos, como un ángel de Dios… 2 Samuel 14:17 y 20: 17 Tu sierva, pues, dice: Sea ahora de consuelo la respuesta de mi señor el rey, pues que mi señor el rey es como un ángel de Dios para discernir entre lo bueno y lo malo. Así Jehová tu Dios sea contigo. 20 Para mudar el aspecto de las cosas Joab tu siervo ha hecho esto; pero mi señor es sabio conforme a la sabiduría de un ángel de Dios, para conocer lo que hay en la tierra. Estos registros de 2 Samuel 14 hablan de David y de la opinión que tenía de él una mujer. ¿Cómo comparar a un hombre con un ser espiritual? Ciertamente la comparación no puede basarse en su naturaleza sino en sus acciones exhibidas en favor de Dios y Sus propósitos de bien para las personas. Los ángeles exhiben virtudes tal como las que uno podría haber observado en Moisés, en David, en Esteban y en Pablo y que sería muy beneficioso que nosotros también pudiéramos observar en nosotros mismos. Nosotros como colaboradores partir del momento del nueo nacimiento comenzamos a formar parte de la familia de Dios. Nuestra relación como un “equipo de servicio” no se extingue. Por eso también es tan importante renovar nuestra mente a la Palabra y hallar en Ella todo lo pertinente a nuestro servicio amoroso cristiano, pues esta relación y responsabilidad familiar que nos viene de la mano de la gracia de Dios, nunca termina. Salmos 8:3-6: 3 Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste, 4 Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites? 5 Le has hecho poco menor que los ángeles [ELOHIM], Y lo coronaste de gloria y de honra. 6 Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies. Nuestra versión castellana dice que Dios hizo al hombre poco menor que los ángeles. Eso sería estupendo porque como estamos viendo los ángeles son seres espirituales grandiosos dignos de honra y que llevaron a cabo grandes tareas para Dios en favor de Su gente. Grandes portentos son registrados a lo largo de las Escrituras acerca de estos seres serviciales de Dios en beneficio de la humanidad. Los ángeles prestaron servicio a Israel y hoy lo hacen a nosotros. Los que vimos son solamente algunos testimonios del poder de los ángeles a favor de la gente de Dios. Ninguna duda que los ángeles son seres maravillosos y sería un privilegio ser considerados como hechos un poco menor que ellos. Pero la palabra ángeles no es una buena traducción en este versículo. Salmos 8:5: Le has hecho poco menor que los ángeles [ELOHIM], Y lo coronaste de gloria y de honra. La palabra hebrea traducida aquí como ángeles es la palabra ELOHIM que significa Dios el Creador y es la misma palabra usada en Génesis capítulo uno cuando dice que en el principio Dios (ELOHIM) creó los cielos y la Tierra. ¡El hombre fue creado poco menor que Dios! No sería nada malo haber sido creados un poco menor que los ángeles pero no es así. Hay dos versiones que han traducido este versículo de la siguiente manera: Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra[3].
También procediste a hacerlo un poco menor que los que tienen parecido a Dios, y con gloria y esplendor entonces lo coronaste. Como ve fuimos hechos un poco menor que Elohim. Si bien es cierto que eso nos pone en otra categoría no desmerece de ningunísima manera a estos bondadosos espíritus ministradores que se dedican devotamente al mismo Dios que nosotros. Ellos y nosotros estamos haciendo los mismos negocios y estamos sirviendo en la misma amorosa empresa. Nuestro mensaje tiene que guardar absoluta similitud con los mensajes de Jesús y con los mensajes de los ángeles pues haciendo eso; nuestro mensaje va a guardar perfecta similitud con el mensaje de nuestro Padre (Quien justamente es el originador del mensaje) a la humanidad. Una gran muestra del trabajo en equipo que hemos documentado en la Palabra fue en el libro de Hechos con el Caso de Cornelio. Todo el equipo trabajando para que todos entendamos que cuando alguien busca a Dios lo encuentra y que cualquiera puede ser hecho hijo de Dios. Es necesario considerar seriamente y profundamente en las Escrituras la vastedad y versatilidad del ministerio de los ángeles de Dios. En esta tónica es importante desechar de nuestra mente toda imagen religiosa que pervierta su apariencia y función. Ellos tuvieron y tienen propósitos muy definidos y claramente declarados en la Palabra de Dios. Es ahí donde podemos aprender acerca de su naturaleza, limitaciones, e influencia de sus acciones. Son enviados siempre por Dios muchas veces en situaciones de peligro extremo y necesidad para dar un mensaje o ejecutar una acción en absoluta concordancia con el amor y la justicia de Dios. Traen protección, consuelo, sabiduría, promesas y sostenimiento a la gente de Dios. Su presencia confirma y valida acciones fundamentales y muchas veces históricas que tienen todo que ver con nuestra bendición y con que podamos proclamar el Reino de Dios y el nombre del Señor Jesucristo. Actúan aún después de que una persona es renacida del espíritu de Dios. Nunca dejan ni dejarán de formar parte del equipo de bendición de nuestro Padre para el bien nuestro y de la humanidad en general. Conocer estas precisiones que tuvimos el gran gusto de estudiar acerca de los ángeles nos provee aliento y seguridad en nuestro diario vivir como hijos de Dios. La gente de Dios a lo largo de toda la historia reconoció que más son los que están con nosotros que los ángeles rebeldes y malignos. El mismo Eliseo cuando Israel estaba sitiada por el enorme ejército de Siria, le dijo a su criado temeroso: 2 Reyes 6:15 y 16: 15 Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos? 16 Él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Recuerde SIEMPRE que hay dos tercios que son millones de millones que están todo el tiempo procurando y asegurando nuestro bien y solamente un tercio que busca nuestro mal. Como hijos de Dios que somos nunca estamos solos pues nuestro Padre celestial, nuestro Señor Jesucristo y los ángeles están constantemente trabajando para nosotros. Hay varias cosas que tenemos a favor. La más grande de ellas es que el Señor Jesucristo venció a Satanás y sus espíritus malignos en los términos estrictos de la justicia de Dios y los exhibió públicamente como derrotados en su resurrección. Así fue que Dios lo exaltó a Su mano derecha y lo hizo “Comandante en Jefe” del ejército de Dios. Es tal el encarnizamiento de la lucha espiritual que tanto nuestro Señor como sus colaboradores están siempre ocupados en nuestra bendición. 1 Juan 5:19: Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno. Hoy día es Dios en Cristo en nosotros. Estamos en el mundo pero no somos del mundo |
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332 | Una cuestión de desisión |
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333 | 1 de Corintios 15:58 (La gran conclusión) |
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334 | Para ir por el mundo |
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335 | Un varón de Dios llamado Moisés |
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336 | Los orígenes de la creencia de Moisés |
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337 | Un hombre que anduvo con Jehová Parte 1 |
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338 | Un hombre que anduvo con Jehová Parte 2 |
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339 | La creencia inalterable de Moisés Parte 1 |
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340 | La creencia inalterable de Moisés Parte 2 |
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341 | El respeto de Moisés por la Palabra de Dios |
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342 | Aprendizaje para nosotros Parte 1 |
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343 | Aprendizaje para nosotros Parte 2 |
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344 | Moisés- Una reflexión |
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345 | Aprended de mi |
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346 | El amor, el conocimiento y la sabiduria |
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347 | Amar y Conocer |
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348 | Ir al Conocimiento de la verdad |
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349 | Las pisadas de Jesucristo |
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350 | Mansa y Humilde Mente |
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351 | La contienda no es entre nosotros |
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352 | Conocerla y vivirla |
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353 | El centro de nuestra vida |
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354 | La centralidad de la Palabra de Dios |
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355 | Enfocarnos en el amor de Dios |
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356 | En los negocios de mi Padre |
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357 | Oraciones respondidas |
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358 | Dedicación y compromiso en el servicio |
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359 | Para entender la Palabra de Dios hay que entender a Jesucristo |
Para entender la Palabra de Dios hay que entender a Jesucristo
al enseñar cualquier tópico de la Palabra de Dios, la primera cosa que tenemos que reconocer es que esa tarea -en la que nos hemos embarcado- es verdaderamente sublime; pues es nada menos que hacer conocido a Dios según Él mismo se declara a nosotros a través de Su Palabra. El Creador de los cielos y de la Tierra hace conocida Su voluntad, por entre otros medios, a través de:
Su Palabra escrita, Su espíritu santo en Su gente a través de las edades y por supuesto A través de Su unigénito hijo, nuestro Señor y salvador. Él nos proveyó conocimiento de Dios a través de sus palabras y acciones.
Jesucristo vivió la Palabra que enseñó y por eso es la llave maestra para entender la Palabra de Dios[1]. Jesucristo es el tema de las Escrituras a partir de Génesis 3:15. Ahí Dios promete que enviará Su simiente a reparar el daño hecho por la desobediencia de Adán, el primer hombre. Las Escrituras continúan declarando al Cristo de Dios hasta Apocalipsis donde documenta la profunda certeza que la simiente prometida de Dios (un hombre que fue en todo como Adán y como usted) regresa con sus santos a refundar la Tierra a su antiguo estado de esplendor y gloria[2].
Deseamos estudiar la Palabra de Dios para poder ver el ministerio del Señor Jesucristo de una manera renovada y estar agradecidos por su bendita intervención en nuestras vidas siendo, como fue, un hombre igual que nosotros. Ninguno de nosotros tiene un andar de perfección. El único hombre igual a nosotros pero que tuvo un andar perfecto fue Jesucristo quien está sentado a la diestra de Dios Padre haciendo intercesión por nosotros pues él conoce nuestra condición humana que es igual a la que fue suya.
Hebreos 2: 17 y 18: 17 Por lo cual debía ser en todo [¡en todo!] semejante a sus hermanos [nosotros], para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. 18 Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado[3], es poderoso para socorrer a los que son tentados.
No es que Jesús quiso ponerse a nuestro nivel experimentando todas nuestras miserias menos el pecado. No necesitó ponerse a nuestro nivel porque estaba a nuestro nivel como cualquier otro ser humano.
No debiera sorprendernos que Jesucristo se condujera como un ser humano pues eso es lo que él era. Una vez José y María fueron a Jerusalén y cuando regresaron a Nazaret Jesús se había quedado en el templo.
Lucas 2:46 y 47: 46 Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles. 47 Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas.
Era evidente que desde niño había aprendido la Palabra de Dios, pero aun así había algunas cosas que no sabía y por eso las preguntaba. Igual que cualquier otro adolescente que hubiese tenido el mismo amor y compromiso por su Padre como él lo tuvo por el suyo. El hecho singular y destacable que Dios, su Padre, sabe todo y nunca necesitó sentarse en medio de los doctores de la Ley para preguntarle cosa alguna. Jesús, en cambio, preguntó porque no era Dios.
Jesucristo fue en todo semejante a nosotros. Por eso pudo ser un perfecto Sumo Sacerdote y un completo sustituto nuestro en su muerte en el madero para salvarnos. El padeció como hubiese padecido cualquier otro hombre en esa misma situación. Por eso puede socorrernos cuando somos tentados. No hubo nada que él tuviera que hacer para poder “sentir como si fuera humano” pues humana fue su naturaleza. Él no se transubstanció en hombre. Él fue hombre desde el comienzo mismo de su concepción en el vientre de otro ser humano como él y como nosotros: su madre María.
Las Escrituras lo declaran a Dios, el Creador y Autor de Su maravillosa Palabra. Esta Palabra además es un amoroso despliegue de la simiente prometida a Eva. El hijo de Dios, Su Cristo, el Mesías de Israel.
Juan 5:39: Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí
Usted estudie las Escrituras para ver si estas cosas que estamos por ver son así. El mismo Jesús alababa a su Dios y Padre porque había hecho simple el conocimiento de Él en Su Palabra.
Mateo 11:25-27: 25 En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. 26 Sí, Padre, porque así te agradó. 27 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.
Este mismo que habló era Jesús quien es el Cristo de Dios, Su unigénito. Es creyendo eso (que Jesús es el Cristo y que además es el hijo de Dios) que tendremos vida en su nombre.
Juan 20:30 y 31: 30 Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro [este libro es el Evangelio de Juan]. 31 Pero éstas [que sí están escritas en el Evangelio de Juan] se han escrito [¿con qué propósito?] para que creáis que Jesús es el Cristo [el ungido por Jehová, el rey del Reino], el Hijo de Dios, y para que creyendo, [creyendo que es el Cristo, el hijo de Dios4¡las dos cosas!] tengáis vida en su nombre.
Que definamos la identidad de Jesús directamente de las Escrituras es una tarea de la mayor importancia si hemos de dirigir a Dios nuestra adoración y si vamos a sentirnos identificados con nuestro redentor. Dios es espíritu y Jesucristo era de carne y hueso como cualquier otro hombre nacido de mujer.
Juan 4:24: Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
Lucas 24:39: Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy [quien habla es Jesús]; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.
Deseamos entender quién es Jesús y qué hizo para que podamos hacer lo mismo que él y más aún.
Juan 5:44: ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?
Juan 17:3: Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
Debe de ser muy importante notar la diferencia entre Dios, quien es El único Dios verdadero y Su enviado, Su agente y representante: Jesucristo. En Juan veinte habíamos visto que Dios quiere que tengamos vida en el nombre de Jesús, creyendo que él es el Cristo, Su hijo. Aquí vemos que la vida eterna es conocerlo a Dios (que es el único Dios) y a quien Él envió. ¡Qué importante es tener en claro la identidad de Jesucristo!
Cada vez que el Señor Jesucristo se refería a Dios nunca se refirió a sí mismo. Él aludía a Dios como lo que es: su Padre.
1 Corintios 8:4-7: 4 Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios. 5 Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), 6 para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas [Jesús procede de Él también], y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él. 7 Pero no en todos hay este conocimiento; porque algunos, habituados hasta aquí a los ídolos, comen como sacrificado a ídolos, y su conciencia, siendo débil, se contamina.
Pablo trata este tema porque justamente “no en todos hay este conocimiento”… ¿qué conocimiento? ¡Qué sólo hay un Dios y Padre del cual proceden todas las cosas y un solo Señor Jesucristo que también procede de Él!
1 Timoteo 2:5: Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre
Este es el mismo Pablo que habló por revelación de Dios y escribió lo que antes habíamos leído en 1 Corintios 8. Cuán grande es el interés de Dios que sepamos que Él es uno y que hay UN solo mediador entre Él y nosotros. Dice ahí: Jesucristo hombre. No dice por ejemplo: Jesucristo devenido, transformado o transubstanciado en hombre o Dios hecho hombre, sino JESUCRISTO HOMBRE. El mismo que es Dios y Padre nuestro lo es también de Jesús. Nuestro Señor es Su Cristo, Su Mesías prometido en las Escrituras antiguas.
Efesios 1:3: Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.
Dios no es co igual al Señor Jesucristo. Es su Padre como es el nuestro.
Apocalipsis 3:12 y 13: 12 Al que venciere, yo [Jesucristo[4]] lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo. 13 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Note cuántas veces dice “mi Dios”. ¿Sabe por qué? Porque eso es, su Dios. NO es él mismo. No dice por ejemplo: “…yo lo haré columna en mi templo… y escribiré sobre él mi nombre y el nombre de mi ciudad, la nueva Jerusalén, la cual desciende de mí. Finaliza diciendo lo mismo que deberíamos decir nosotros: el que tiene oído, oiga.
Cuando abramos las Escrituras en los temas particulares de este estudio, la magnificencia del trabajo de redención de un hombre como nosotros, que nos proveyó fe, será desplegada ante nuestros ojos. Es uno de los objetivos, que este trabajo lo inspire a usted a andar como él anduvo[5]. Él fue, tal cual es usted, entonces usted puede producir con su vida lo que él produjo con la suya si usted hace lo que él hizo.
Este trabajo intenta aclarar dudas y traer luz al creyente que ama a Dios y quiere hacer Su voluntad. Además queremos conocer la Palabra de tal manera que adoremos con profundo conocimiento al único y verdadero Dios; nuestro Padre y Padre del Señor Jesucristo.
Iremos a las Escrituras y dejaremos que nos guíen a un entendimiento de Ellas mismas acerca de Dios y Su unigénito hijo, nuestro Señor y salvador, un hombre como nosotros. Justamente de él tratan estos estudios aquí presentados. Queremos entender profundamente y ciertamente quién fue y qué hizo Jesús en lugar nuestro. Qué hizo y qué logró de tal manera que nosotros podamos actuar en lugar suyo hoy, ahora de la mano de gracia de nuestro amoroso Padre.
Hebreos 12:2: Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Deseamos poner nuestros ojos sobre el Mesías de Dios. Deseamos que se reavive el amor de Dios entre nosotros. Que tengamos unidad en el Cuerpo de Cristo a través de un más claro entendimiento de la Palabra de Dios. Deseamos esto mientras crecemos en creencia y servicio cristiano amoroso. Queremos andar como él anduvo y hacer sus obras y aun mayores pues él ya fue al Padre. [1] El Dr. Victor Paul Wierwille decía que “La llave maestra para entender la Palabra de Dios es Jesucristo”. Martindale, Donna L. ed. Life Lines, Quotations of Victor Paul Wierwille (New Knoxville, Ohio: American Christian Press, 1985), Pág. 6. [2] Di Noto Eduardo, El Reino de Dios un Fundamento, Ediciones de la Palabra de Dios sobre el mundo. Buenos Aires, Argentina, 2010. [3] Santiago 1:13à La Palabra de Dios es bien clara en cuanto a que Dios no puede ser tentado, en cambio Jesús fue tentado en todo (aunque sin pecar). [4] Apocalipsis 1:1 [5] Puede descargar las enseñanzas de la Clase A la manera de Jesucristo del sitio web.
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360 | Jesucristo tuvo un comienzo como nosotros Parte 1 |
Jesús tuvo un comienzo Como nosotros lo tuvimos Parte 1
ô Nuestra identificación antropológica con el redentor
este es un tema que necesita ser encarado con detenimiento para ver la grandeza de la redención hecha por un hombre, a favor de toda la raza humana de la que él mismo formaba parte.
Adán fue creación + hechura + formación directa de Dios[1]. En el caso del postrer Adán, Dios creó el elemento masculino imprescindible en María. Luego la naturaleza tomó su normal curso en el vientre de una maravillosa mujer de cuerpo y alma como nosotros, como Jesús. Ella aportó a su hijo la proporción biológica normal instituida por Dios.
Lucas 1:35: Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.
Jesucristo es llamado aquí “Santo Ser”. Quiere decir que fue guardado aparte, separado. Nosotros también somos llamados santos varias veces en las epístolas a la Iglesia.
Mateo 1:18: El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.
Nueve meses antes que una mujer sea madre debe producir un óvulo para que pueda ser fecundado. María fue la madre de Jesús, no es que Dios de alguna manera se transformó en el cigoto que luego, después de varias divisiones o mitosis, produjo un “niño Dios”. Dios hizo que el óvulo de María sea fecundado. Eso es todo lo que se necesita para comenzar el proceso de concepción que terminó en el nacimiento de Jesús, el postrer Adán, un ser humano como nosotros.
Romanos 1:1-3: 1 Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, 2 que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras, 3 acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne.
Este Evangelio para el que Pablo había sido apartado para proclamar y que había sido anunciado en el Antiguo Testamento, no es acerca de Dios, sino de Su hijo quien era del linaje de David según la carne. El mismo Jesús, en la revelación que le dio a Juan para escribir el Apocalipsis, dijo de sí:
Apocalipsis 22:16: Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.
Para ser raíz y linaje de alguien toda persona tiene que ser de la misma naturaleza que todos los parientes de ese linaje. Usted tiene un linaje y es en todo igual a sus parientes. Habrá algunos rubios y otros morochos o morenos en su familia; unos serán más altos y otros más bajos, pero son todos seres humanos como usted. Pablo conocía este hecho y se lo compartió a Timoteo.
2 Timoteo 2:8: Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio.
David murió y también lo hizo Jesucristo. Está clarísimo que a diferencia del rey (y de todos sus ancestros), nuestro salvador fue resucitado, y en concordancia con eso, fue hecho por Dios Señor y Cristo. Pero como fue un ser humano le correspondieron las generales de la ley pues fue en todo igual a nosotros que somos hijos del mismo Padre y por lo tanto sus hermanos.
Romanos 6:9: Sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él.
Cuando dice “la muerte no se enseñorea más de él” es porque por tres días completos sí se enseñoreó de él; tuvo poder sobre él. Hay otras versiones que tradujeron este versículo así:
Porque sabemos que Cristo (el Ungido), una vez siendo levantado de los muertos, nunca morirá de nuevo la muerte ya no tiene más poder sobre Él. [2]
Porque sabemos que Cristo, ahora que ha sido levantado de entre los muertos ya no muere; la muerte ya no es amo sobre él.[3]
Jesús era parte del mismo árbol genealógico que David. El rey murió, María murió y lo mismo les pasó a todos los ancestros de Jesús y finalmente él mismo también murió por tres días. Ser hijo de Dios no previno su muerte. Él murió como todos los seres humanos lo hacemos y haremos hasta que la muerte sea destruida, como un enemigo[4] de la humanidad que es.
Mateo 27:3 y 4: 3 Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos [los líderes religiosos de aquel entonces], 4 diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú!
Se ha dicho que esta palabra “inocente” se debe a que la sangre de Jesús fue el aporte del Padre celestial. De aquí se infiere que la madre no habría tenido que ver con la sangre de su hijo. En realidad el vocablo sangre reemplaza al “dueño” de la misma. Jesús era inocente. Su alma, su vida, en rigor él, no había hecho nada malo. Todo Jesús era inocente, no solamente su sangre. Veamos otros usos figurativos de la palabra sangre.
Génesis 4: 10 y 11: 10 Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. 11 Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano.
Esto es muy obvio para todo el mundo. Aquí habla de cuando Dios confronta a Caín por haber matado a su hermano. La sangre no tiene voz y por lo tanto no puede clamar. Además la tierra recibió todos los restos de Abel y no tan sólo su sangre.
Mateo 16:17: Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Aquí sangre se usa junto a carne representando a cualquier ser humano de cuerpo y alma. Quiere decir que este conocimiento, que le vino a Pedro, no le vino de ser humano alguno sino de Dios. Hay otro uso que veremos a continuación. Se trata de una conversación que tuvo Jonatán con su padre Saúl, rey de Israel acerca de David. Saúl buscaba matar a David y su hijo le recuerda a su padre que Jehová los había librado de Goliat por mano de David.
1 Samuel 19:5: Pues él tomó su vida en su mano, y mató al filisteo, y Jehová dio gran salvación a todo Israel. Tú lo viste, y te alegraste; ¿por qué, pues, pecarás contra la sangre inocente, matando a David sin causa?
El alma, la vida de David era inocente; no solamente su sangre. Esta fue la expresión que usó Jonatán con Saúl acerca de David.
Jesús fue el cordero pascual cuya sangre fue derramada para limpiarnos de nuestros pecados.
1 Juan 1:7: Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
La sangre de Jesucristo representa lo que él hizo por nosotros al ofrecer su vida para librarnos del pecado. No es literal que su sangre nos limpia de todo pecado pues, ciertísimamente, unos cuatro litros de sangre no alcanzarían para limpiar del pecado a tantas personas. Él participó tanto como fue biológicamente posible en todo igual que nosotros.
Hebreos 2:9-17: 9 Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase [experimentase][5] la muerte por todos.
Este es un detalle “antropológico” muy importante pues dice: fue hecho. Al igual que nosotros, nuestro redentor, no se hizo a sí mismo. Cuando creció en edad y compromiso delante de Dios, padeció la muerte reemplazándonos a todos los que tenemos su misma naturaleza humana. La expresión “gustó la muerte” no quiere decir que le haya agradado la muerte, ya que esta es un enemigo de su Padre. Una mejor traducción sería que experimentó la muerte, lo cual es exacto.
10 Porque convenía a aquel [Dios es “aquel”] por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria [igual que a este singular hijo Suyo], perfeccionase por aflicciones al autor [archegos] de la salvación de ellos.
La palabra autor no es una buena traducción de la palabra griega utilizada en este versículo[6]. El autor y generador de nuestra salvación es Dios, nuestro Padre. El maravilloso varón Jesús fue Su agente, Su representante y el capitán de nuestra salvación.
11 Porque el que santifica [Jesús] y los que son santificados [nosotros], de uno [de Dios] son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos [quien no se avergüenza de llamarnos hermanos es nuestro hermano Jesús], 12 diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, En medio de la congregación te alabaré. 13 Y otra vez: Yo confiaré en él. Y de nuevo: He aquí, yo y los hijos que Dios me dio. 14 Así que, por cuanto los hijos participaron [koinoneo] de carne y sangre, él también participó [metecho] de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,
La expresión “carne y sangre” significan cuerpo y alma. Las palabras “participaron” y “participó” son traducidas de dos palabras griegas diferentes. En cuanto a “participaron” -que viene de la palabra griega koinoneo- según el Dr. Wierwille[7] quiere decir compartir o participar completamente. Por su parte “participó” tiene su origen en el griego metecho que el mismo autor dice que se traduce: tomar una parte o una porción. Esto es muy lógico. Todos nosotros, miembros de la raza humana, compartimos completamente la sangre y la carne de la unión de nuestro padre con nuestra madre, mas el Señor Jesucristo participó –en cuanto a la sangre y la carne (cuerpo y alma)- solamente con el lado materno.
Otras traducciones de la expresión “…por cuanto los hijos participaron [koinoneo, completamente] de carne y sangre…” dicen lo siguiente:
Tienen una herencia común de carne y sangre[8]…
Son todos participantes iguales en la naturaleza humana perecedera[9]…
Tienen la misma naturaleza mortal[10]…
Tienen una naturaleza física común como seres humanos[11]…
Nuevamente el versículo 14 en nuestra versión lee:
14 Así que, por cuanto los hijos participaron [completamente] de carne y sangre, él también participó [parcialmente] de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,
Jesús compartió completamente la línea genealógica de Adán, de Abraham y del rey David a través de su madre. Pero el aporte masculino, a diferencia de nosotros, fue de Dios Quien no tiene ancestros lógicamente. Por esto es que la participación de Jesús es estrictamente en este sentido parcial con respecto al resto de la raza humana.
15 y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. 16 Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. 17 Por lo cual debía ser en todo [MUY importante à en todo] semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo [que son como él].
Para que el redentor sea igual a nosotros en todo debió haber tenido un comienzo igual al nuestro en todo, de otro modo no podría habernos redimido.
La concepción de Jesús en el vientre de María fue milagrosa, pero su gestación y nacimiento no lo fueron. Estas últimas fueron para nuestro redentor igual que para nosotros.
El amoroso Creador intervino en un 100% en el primer Adán. Por lógica también intervino en el postrer Adán pero con algunas pequeñas variaciones y, en todo caso, en menor proporción. En el primer Adán produjo todo de él. En el segundo Adán, en cambio, ya había en existencia todos los elementos del comienzo de la humanidad. Ahora, Dios, solamente tuvo que intervenir mediante la “segunda Eva” (María) para comenzar el proceso de gestación normal. El resto fue procedimiento biológico normal igual que para usted y para mí.
El aporte masculino lo hizo nada menos que el ELOHIM, Dios el Creador. Pero el porcentaje del aporte de la madre al niño no es inferior al porcentaje del aporte del Padre. Es igual. Cada uno aporta un 50%. Las leyes de la genética, instituidas por el Creador, dicen que cada uno aporta la mitad.
Génesis 3:15: Y pondré enemistad entre ti [la serpiente] y la mujer [Eva], y entre tu simiente [la simiente de la serpiente] y la simiente suya [la simiente de la mujer]; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
Este maravilloso registro documenta a Jehová Elohim hablándoles a la serpiente y a Eva después del pecado. Jehová dice que dos simientes estarán enemistadas. La una proveniente de la serpiente y la otra proveniente de la mujer. La herida producida por la simiente de la mujer (Jesucristo), a la serpiente, fue de muerte. Su destino está totalmente sellado para su mal. Esto hizo la simiente de la mujer. Otras traducciones en lugar de simiente ponen: descendencia, prole, o posteridad. ¿Si la mujer no interviniera en la genética de su hijo, qué relevancia tendría hacer esta mención? ¿Cuál sería la necesidad de la genealogía de Mateo que une a todos los ancestros de Jesús a través de su madre? La promesa del redentor fue hecha a la primera mujer y por consiguiente, por añadidura a toda la raza humana representada por ella y Adán.
Dios le dijo a Eva que de su simiente iba a levantar al Cristo. A partir de ese momento todas las mujeres hebreas (Eva incluida) se reservaron para tal aconte |
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361 | Jesucristo tuvo un comienzo como nosotros Parte 2 |
Jesús tuvo un comienzo Como nosotros lo tuvimos Parte 2
divinizar al maravilloso redentor de nuestras vidas a la vez que lo deshumanizamos nos aleja de andar como él anduvo y de hacer sus obras y mayores aun pues él ya fue al Padre[1].
El cuerpo de Jesús era célula por célula idéntico al nuestro. Muy cierto es que él llevaba la información “genética” proveniente de su Padre celestial y eso formaba la parte perfecta de su ser. Pero María formó parte de la ecuación y ella era célula por célula idéntica a toda otra mujer de su barrio. Ella llevaba consigo el detrimento genético a causa del pecado de Adán que llevaban todas las mujeres de su época. Si bien es muy cierto que Jehová creó vida en María es también igual de cierto que el óvulo fue un aporte de María. Ambos le dieron al niño por ser todo lo que eran ellos: el Uno la perfección, la otra su naturaleza humana. Lo que resultó de ese maravilloso laboratorio del amor de Dios por nosotros fue un ser humano igual, igual, igual a nosotros. La voluntad indeclinable de no pecar provino del deseo intenso de Jesús de no ofender en nada a su Padre. Él lo sirvió como el perfecto siervo que fue dejándonos ejemplo para que sigamos sus pisadas. Podemos andar tranquilos y sin excusas sabiendo ciertísimamente que podemos hacer sus obras y aun mayores pues él, que era humano como nosotros, ya fue al Padre.
4Cuando -en nuestras acciones y dicciones- lo hacemos tan diferente a nosotros pensando tan sólo en su ascendencia divina, nos proveemos, en nuestro propio perjuicio, la excusa perfecta para no andar como él anduvo3
Cuando no reconocemos de la Palabra de Dios que estamos totalmente identificados con Jesús, nos perjudicamos grandemente. También es cierto que, como somos un solo Cuerpo,[2] de alguna manera nuestros hermanos en Cristo son perjudicados por nuestra incredulidad.
El comienzo de Adán fue perfecto en todo sentido. El de Jesucristo lo fue por parte de Padre. Su madre, la maravillosa creyente María, era –desde el punto de vista biológico- como todas las madres. Ella intervino con su 50% en la concepción y con el 100% en la gestación. Si damos énfasis exagerado al lado paterno, tan maravilloso y Divino como fue, perderemos de vista que Jesús era tan humano como nosotros. En verdad, la perfección de nuestro maravilloso Señor y redentor, radicaba en su indeclinable voluntad de hacer de la voluntad de Dios, la suya propia. Nuestro redentor fue un hombre como nosotros.
1 Crónicas 17:7, 11-14: 7 Por tanto, ahora dirás a mi siervo David [estas son instrucciones de Dios a Su hombre Natán para que se las dijera al rey]: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo Israel
11 Y cuando tus días sean cumplidos para irte con tus padres, levantaré descendencia después de ti, a uno de entre tus hijos [Dios levantó a un descendiente de David], y afirmaré su reino. 12 El me edificará casa, y yo confirmaré su trono eternamente.
Dios no podía estar hablando de Salomón pues su reino duró unos cuarenta años, no eternamente. Estaba hablando de Jesús, el Cristo de Dios, el rey del futuro Reino. Un descendiente genético del rey.
13 Yo le seré por padre, y él me será por hijo [he aquí la relación entre Dios y Su Cristo]; y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que fue antes de ti [Saúl]; 14 sino que lo confirmaré en mi casa y en mi reino eternamente, y su trono será firme para siempre.
Jesucristo es nuestro cordero pascual y llevó él mismo, en su cuerpo sobre el madero, todas nuestras transgresiones y nos dio acceso franco, abierto e infinito al Padre celestial. Él fue tomado de la raza humana y particularmente del redil de Dios, de Israel. Este Hijo de nuestro Padre celestial y de María, nuestro hermano Jesús, es el rey del Reino de Dios (…en mi reino eternamente…) con quien compartiremos el gobierno (…su trono será firme) de la Tierra (…para siempre).
Lucas 1:35-38: 35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. 36 Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes[3] para ella, la que llamaban estéril; 37 porque nada hay imposible para Dios. 38 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.
Por eso es el unigénito; porque Dios intervino en la concepción de manera divinamente biológica, o biológicamente divina, mediante una maravillosa creyente. Cuando a María le fue presentada la noticia que ella era la elegida simplemente respondió como después lo hizo su hijo vez tras vez: hágase conmigo conforme a tu voluntad. No debiera sorprendernos si nos enteráramos que este rasgo de obediencia amorosa a Dios lo haya heredado de su madre.
El salvador tuvo un nacimiento como el nuestro a través de un canal vaginal a la estridente luz del día. Los registros que son usados como para concluir que pre existió, ignoran el contexto de la Palabra de Dios que es sumamente clara en una infinidad de registros.
Juan 17:5: Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.
El decir “aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese” es una figura literaria llamada Prolepsis[4] y ocurre cuando se insinúa de antemano lo que se va a hacer y se habla de cosas futuras como si fuesen presentes. Dios llama a las cosas que aún no son como si ya fuesen.
Romanos 4:17: (como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes [está hablando de Abraham]) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen.
Si Jesús pre existió, también pre existieron Jeremías, algunos otros y nosotros mismos, miembros del Cuerpo de Cristo. Veamos más ejemplos de prolepsis.
Jeremías 1: 4 y 5: 4 Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: 5 Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.
Dice que Dios lo conoció a Jeremías antes de su concepción, sin embargo para comenzar a existir, Jeremías primero tuvo que nacer.
Génesis 25:23: Y le respondió Jehová [a Rebeca]: Dos naciones hay en tu seno, Y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; El un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, Y el mayor servirá al menor.
Aquí se refiere a Jacob y Esaú. Jehová supo de esto antes que nacieran, sin embargo no “fueron” sino hasta que nacieron. Dios también eligió a la Iglesia del Cuerpo de Cristo desde antes de la fundación del mundo.
Efesios 1:4: Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.
Nos escogió “en Él” antes de la fundación del mundo. Nuestra salvación y llamamiento santo nos fueron dados en Cristo Jesús antes de la fundación del mundo, sin embargo, nosotros tuvimos un comienzo. No pre existimos; “no fuimos” sino hasta que nacimos.
2 Timoteo 1:9: Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos
Así como Jesús tuvo gloria antes que el mundo fuese, también Dios nos dio gracia antes de los tiempos de los siglos.
Estos son algunos de los que menciona la Palabra de quienes Dios supo antes que nacieran, Jesús, Jeremías, Esaú, Jacob y todo miembro de la Iglesia del Cuerpo. Aun así, ninguno de estos existió antes de su nacimiento. Este es un conocimiento que enfatiza la sabiduría infinita de Dios Quien es como un arquitecto que conoce íntimamente el edificio de su propio diseño con todos los detalles: El piso, el techo, la luz ingresando a los distintos ambientes… El arquitecto “ve en su mente” el producto terminado antes que se ponga el primer ladrillo. Ciertamente no podemos pensar de Dios menos que de un arquitecto.
Romanos 8:29: Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo [Jesús], para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
“Entre muchos hermanos…” Si usted tiene hermanos, usted sabe que hay diferencia entre ustedes, pero tienen algunas cosas en común: todos son miembros de la raza humana y todos provienen de la unión de los mismos dos seres humanos como ustedes. Similar es con Jesucristo. Él es hijo de Dios (como usted) y de María, y fue miembro de la raza humana por lo tanto, puede ser llamado nuestro hermano.
La palabra traducida “conoció[5]” sería mejor traducida como “pre conoció”, como que fue conocido previamente, que es algo que Dios puede hacer antes que uno exista. Para que uno sea conocido tiene que existir primero. Aquí dice que fuimos pre-conocidos, no conocidos, es decir que seríamos “tangiblemente conocidos” en el futuro, una vez que existiéramos, no antes.
El Cristo resucitado es el primero entre muchos hermanos. Hasta hoy es el único entre muchos hermanos, pero cuando regrese, seremos hechos conforme a la imagen de nuestro hermano y Señor. Si Jesús fuera Dios, entonces, seríamos hermanos de Dios y la Palabra es muy clara cuando dice que Dios es el Padre y nosotros (y Jesús) los hijos.
Ninguna persona jamás ha existido antes de haber nacido. Dios ha pre-conocido a Su gente y nos ha revestido de gloria. El Creador, creó todo para que se conforme a Su Hijo, Su máximo representante en la Tierra. No obstante Satanás ha usurpado y pervertido los poderes y administraciones. Por ahora él gobierna como un Zar de este mundo mediante gobernar a sus secuaces sin respeto alguno por Dios o por el Hijo de Dios. Él dicta la marcha de las cosas en este mundo sin importar los horrores que le esperan en el Día del Juicio. En el medio de ese caos estamos nosotros quienes, humildemente y agradecidamente, lo confesamos a Jesús como Señor y anticipamos con entusiasmo su regreso por los miembros del Cuerpo de Cristo. Compartiremos con Cristo la gloriosa administración venidera.
Juan 17:22: La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
Es un hecho ya resuelto “en la mente de Dios” que compartiremos la gloria venidera. Jesucristo ya sabía esto por eso justamente lo declara. Dios y Su Hijo son uno en propósito así como nosotros tenemos que ser uno en propósito. Si esa gloria que le fue dada a Jesús lo haría Dios, entonces, también nos haría Dios a nosotros pues esa misma gloria que Dios le dio a Jesús, él nos la dio él a nosotros.
Romanos 8:16-19: 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. 18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. 19 Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.
Somos herederos de Dios y con Cristo somos co-herederos, pues heredamos la misma riqueza del Padre. Ahora somos hijos de Dios y no en algún momento en el futuro. Ya compartimos con Cristo el total de la herencia, aunque falte para verla en su totalidad. Nos uniremos a la gloria de Cristo cuando regrese y la compartiremos y será revelada en nosotros. Parte de esa herencia es la gloria que compartiremos en su venida.
Nuestra completa identificación con Cristo va más allá de lo que mente alguna pueda pensar o imaginar, pero todas estas promesas no tienen fundamento si Jesús fuera Dios, pues ¿qué identificación posible habría entre nosotros y el Creador de los cielos y de la Tierra y todo lo que en ella hay?
Jesús no pre-existió y nosotros tampoco excepto en el conocimiento anticipado de Dios como cuando los padres hablan entre ellos de los hijos que tendrán antes de siquiera concebirlos y que luego existan.
Apocalipsis 13:8: Y la adoraron [a la bestia] todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.
El cordero no fue inmolado antes de nacer. Dios sabía esto de antemano en Su pre-conocimiento. Del mismo modo toda la gloria que Cristo iba a recibir le ha sido otorgada; vista con “los ojos de Dios”. Esta era una realidad lograda en el “pensamiento de Él”, aun antes que naciera Jesús. Veamos más ejemplos de realidades futuras expresadas como si fueran realidades presentes.
Isaías 46: 9 y 10: 9 Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, 10 que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero
Romanos 4:16 y 17: 16 Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: 17 Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán [En el entonces que esto fue dicho, era una realidad futura]; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños;
Génesis 15:18: En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré [tiempo futuro] esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates
Hebreos 2:8: Todo lo sujetaste bajo sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas.
En la “mente del Arquitecto Dios”, ya están sujetas. Todavía no lo vemos, pero lo veremos a su tiempo.
La grandeza del hecho que el redentor sea en todo como nosotros va más allá de lo que podemos entender de la grandeza de la misericordia de Dios para nuestras vidas. Adán tuvo un comienzo y no iba a tener final hasta que por su propia voluntad pecó y pervirtió los propósitos de Dios para la humanidad. Luego un hombre como él vino a componer las cosas y darnos aquella vida pospuesta en los planes del misericordioso Creador.
El comienzo de Adán fue perfecto. Dios intervino en la existencia de Adán en todo y lo puso como rey de Su creación. No carecía de nada y tenía el dominio de todo. El comienzo de Jesús, -una vez hecho el aporte divino de Dios- fue absolutamente igual al nuestro. Adán tenía todas las ventajas. Jesús y nosotros no las tenemos pues somos gestados tal cual fue gestado nuestro redentor, en el vientre de una mujer. Tanto Jesús como nosotros nacemos en un mundo hostil y adverso a Dios a diferencia del mundo que heredó Adán.
Juan el Bautista tuvo espíritu santo desde el vientre de su madre y Jesús recién lo tuvo a partir del momento en que Juan lo bautizó[6].
Lucas 1:13-17: 13 Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. 14 Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; 15 porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. 16 Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. 17 E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.
Juan, el primo del Señor, nació en condiciones más ventajosas que nuestro salvador. El mismo Jesús reconoció esto.
Mateo 11:11: De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él.
Adán tuvo un solo Progenitor, Jesús tuvo dos: un Padre y una madre. En un sentido muy estricto, debido a nuestro comienzo como seres humanos estamos, en todo caso, más identificados con Jesús que con Adán. Sin embargo Adán, Jesús y nosotros somos biológicamente y antropológicamente iguales.
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362 | Jesucristo - Una semblanza muy resumida |
Jesucristo – Una Semblanza muy resumida
a nadie podría quedarle duda que el Señor Jesucristo es el personaje central de la historia de la humanidad. Él es la figura central de la Palabra de Dios después de Su autor Dios. Nuestro Señor es el tema desde Génesis 3:15 hasta Apocalipsis 22:21. Sin ir más lejos, todas las personas – aun quienes no creen en él- cuando colocan la fecha en un documento (factura, recibo, cheque…) están diciendo que el Señor Jesucristo nació hace unos 2000 años atrás. Aunque esta fecha está fuera del tiempo en el que hemos visto que en realidad ha sido[1], están reconociendo de todas maneras que nació y que viene impactando a la humanidad toda desde hace más de 2000 años.
El Antiguo Testamento declara lo que Jesús, el Mesías representará y qué hará. Los Evangelios declaran lo que él fue e hizo y que podremos ser y hacer nosotros y más aún debido a que él fue al Padre[2]. Las epístolas a la Iglesia declaran lo que tenemos y podemos hacer nosotros, sus hermanos, cuando creemos en lo que él logró en virtud de lo que él hizo en lugar nuestro.
Por ello nos es debido cuanto menos un brevísimo resumen de algunas de las cosas que la Palabra de Dios dice acerca de Su Hijo, nuestro hermano y redentor, nuestro Señor Jesucristo. Sería imposible hacer una descripción acabada de su maravillosa vida y obra. Por ello esta es una semblanza muy resumida.
Juan 21:25: Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén.
Por eso mismo aquí presentamos un resumen. Es tan sólo un pantallazo de su vida para ganar un mejor aprecio de lo completo de ella a favor de todos nosotros. Nuestro redentor era un hombre igual a nosotros.
ê Jesucristo es el Hijo de Dios
Hay unas 67 menciones de Jesucristo como Hijo de Dios o de Dios como Padre de Jesucristo en la Biblia. Desde la concepción misma de Jesús las Escrituras declaran abiertamente su relación con Dios.
Lucas 1:34 y 35: 34 Entonces María dijo al ángel [en ocasión que el ángel le anunció que concebiría a Jesús]: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. 35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.
El mismo ángel al anunciar que María concebiría al salvador dijo que el santo ser que nacería de esa concepción será llamado Hijo de Dios. ¡¿Qué duda podría caber entonces que Jesús es el Hijo de Dios anunciado por el ángel a María en el momento mismo de la concepción?!
Mateo 3:16 y 17: 16 Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. 17 Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.
La voz esta que vino de los cielos era el Padre mismo que declaraba que tenía complacencia en Su Hijo amado. Esta fue una declaración pública hecha por Dios mismo acerca de Su Hijo. En el Monte de la Transfiguración:
Mateo 17:5: Mientras él aún hablaba [Pedro era quien hablaba y fue interrumpido], una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.
Nuevamente es Dios mismo quien públicamente (tanto en su bautismo como en el Monte de la Transfiguración) declara que Jesús es Su Hijo. Que Jesucristo es el Hijo de Dios está certificado en la misma Palabra de Dios en varios registros y de diversas maneras.
Romanos 1: 1-4: 1 Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, 2 que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras, 3 acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, 4 que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos.
En Romanos, “la Carta Magna” del creyente, Pablo dice que el Evangelio es acerca de Jesucristo el Hijo de Dios que es además nuestro Señor y que fue declarado Hijo de Dios con poder mediante la resurrección de los muertos. ¡Vaya certificado de nacimiento!
Cuando el redentor tuvo la nefasta tarea de enfrentar a sus captores y entregadores, el mismísimo Sumo Sacerdote le preguntó si era el Hijo de Dios y Jesucristo responde la malintencionada pregunta:
Marcos 14:61 y 62: 61 Mas él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? 62 Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.
En otra ocasión, el mismo Jesús dijo:
Juan 6:37-39: 37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí [lo llama Padre pues es Su Hijo]; y al que a mí viene, no le echo fuera. 38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió [Su Padre lo envió]. 39 Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.
Hay muchos más relatos corroborando la misma verdad que estos registros que vimos pero nosotros hasta aquí observamos que el ángel, Dios mismo en el bautismo y en el monte de la Transfiguración, el apóstol Pablo y el mismo Jesús todos se refieren al redentor como Hijo de Dios. Este singular y maravilloso Hijo de Dios, un hombre como nosotros, es un número de cosas para el creyente. Aquí estamos estudiando brevemente algunas de ellas.
ê Jesucristo es el salvador del mundo
Nuestro misericordioso Dios es EL Salvador. La salvación proviene de Él. Pero ha constituido a Jesús como Su “agente” o representante de la salvación. Por eso nuestro Señor también es llamado apropiadamente salvador.
1 Juan 4:14: Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo.
Juan 12:47: Al que oye mis palabras [quien habla aquí es Jesús mismo], y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.
Si es que va a haber salvación (y debe haberla porque la humanidad está muerta en delitos y pecados) entonces se necesitará de un salvador. Gracias a Dios nos fue provisto uno. No salimos a buscarlo nosotros, nos fue provisto por gracia.
Romanos 10:9: Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
No hay salvación fuera de Jesús. No hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres para que mediante él seamos salvos[3].
Hechos 4:12: Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
Ningún otro quiere decir exactamente eso: ningún otro nombre dado a quienes somos como él: hombre. No hay salvación posible fuera de Jesucristo hombre. Nuestro amoroso Padre ha puesto mucho empeño en Sus Escrituras en marcar la humanidad de Su Hijo.
ê Jesucristo es Señor
Aparte de ser el Hijo de Dios y el salvador otro “título” que es usado para el Señor Jesucristo es justamente ese: Señor, que básicamente quiere decir algo así como “jefe”, alguien que se encuentra en posición de autoridad. Fue Dios Quién delegó esta autoridad sobre Jesucristo.
Filipenses 2:9-11: 9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
La palabra señor –que proviene del vocablo griego kurios- se refiere a aquel a quien una persona o una cosa pertenecen sobre lo cual tiene el poder de decisión, amo, señor… Es también un título de honor, de respeto y reverencia[4]… Por ello es que Jesucristo tantas veces es llamado Señor en la Biblia.
1 Corintios 15:24-28: 24 Luego el fin, cuando [Cristo] entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. 25 Porque preciso es que él [Cristo] reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies [los pies de Cristo]. 26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. 27 Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies [los pies de Cristo]. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él [a Cristo], claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas [Dios]. 28 Pero luego que todas las cosas le estén sujetas [a Cristo], entonces también el Hijo [Cristo] mismo se sujetará al que le sujetó a él [Dios fue quien le sujetó] todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.
Queda debidamente aclarado que todo y todos son puestos bajo los pies de Cristo con una sola debida excepción: Dios Quien puso todas las cosas bajo sus pies y a quien Jesucristo mismo se sujeta.
Aparte de Dios todo y todos son puestos bajo los pies de Jesucristo hasta que toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Este Jesucristo que es Hijo de Dios, el salvador del mundo y que fue hecho Señor por Dios también fue constituido como cabeza de su Iglesia.
ê Jesucristo la cabeza de la Iglesia
Jesucristo no es solamente el jefe, el Señor de cada persona que cree en él sino que también es la cabeza del total de los que han creído en él a lo que la Biblia llama Iglesia.
Colosenses 1:15-20: 15 Él es la imagen del Dios invisible [No es el Dios invisible sino Su imagen], el primogénito de toda creación. 16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. 17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; 18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;
La Iglesia no es un edificio o una religión sino que es un grupo de personas compuesto por todas aquellos individuos que confesaron con su boca que Jesús es el Señor y creyeron en su corazón que Dios lo levantó de los muertos. Es el Cuerpo de Cristo del cual él es la cabeza.
19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, 20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.
Efesios 4:15 y 16: 15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
1 Corintios 12:12, 14, 18 y 27: 12 Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.
14 Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.
18 Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso.
Evidentemente Dios quiso que Jesucristo sea la cabeza, porque dice aquí que Él puso a cada miembro como Él quiso.
27 Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.
Cada uno de nosotros es miembro del Cuerpo de Cristo y tiene a Cristo como Señor[5]. Todos juntos formamos el Cuerpo de Cristo, la Iglesia, que tiene a Cristo como la cabeza quien a su vez tiene otra cabeza: Dios. Igual que en el cuerpo humano, la cabeza es quien dirige al resto del cuerpo, es la que toma las decisiones. Solamente él es responsable de decidir cómo el Cuerpo, como un todo que es, va a moverse. Él es la cabeza y nosotros somos sus miembros. Dios es Quien nos ha colocado en el Cuerpo como le ha parecido mejor. Como mi mano es obediente a mi cabeza, así nosotros, como miembros en particular, debiéramos ser obedientes a la cabeza de la Iglesia, Jesucristo. Todo el resto de nosotros somos miembros en particular. El servicio amoroso individual es imprescindible para el funcionamiento eficiente y normal del total del Cuerpo.
ê Jesucristo el único camino a Dios
Juan 14:6: Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Jesucristo, y no alguna persona o alguna religión o grupo determinado, es el camino al Padre. Si alguien quiere llegar al Padre, tiene que pasar por él porque él es el camino dispuesto por el Padre. No hay desvíos, ni atajos ni caminos alternativos. Si usted quiere llegar al Padre tiene que pasar por Jesús.
No es a través de una confesión prefabricada[6] que uno se hace hijo de Dios. Él mismo de Su amor proveyó al salvador y a “la fórmula” para renacer de Su espíritu que está claramente declarada en Su Palabra.
Romanos 10:9: Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
Jesús es el camino al Padre. Confesión + creencia y ¡ambas referidas a Jesús! es la fórmula de salvación. Él es el camino y también la puerta.
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363 | Jesucristo y la obediencia |
Jesucristo y la Obediencia obedecer es hacer lo que manda otra persona. Eso es justamente lo que hizo el Señor Jesucristo a rajatabla con lo que le mandaba Dios. En nuestro estudio del Señor Jesucristo y su obediencia amorosa a Dios y Su Palabra, primero que nada debemos reconocer que Dios se complace en ser obedecido y que obedecerlo a Él trae grandes beneficios a las personas.
Abraham es llamado el padre de los que creen y es así porque el obedecía a Dios. En Génesis hay un registro que menciona a Abraham, su obediencia y la bendición de obedecer.
Génesis 22:18: En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.
Es emocionante pensar que la obediencia de Abraham todavía sigue trayendo bendición a todas las naciones y que la obediencia de Jesucristo nos proveyó (y seguirá proveyendo) vida por siempre. Los beneficios de la obediencia de un individuo, a Dios y Su Palabra, exceden largamente la vida del individuo. Abraham fue un ejemplo de creencia y de obediencia. 4Creer y obedecer van de la mano siempre. Hebreos 11:8: Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Deuteronomio 9:23: Y cuando Jehová os envió desde Cades-barnea, diciendo: Subid y poseed la tierra que yo os he dado, también fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios, y no le creísteis, ni obedecisteis a su voz. Este es un ejemplo del lado negativo y muestra que la incredulidad y la desobediencia también van de la mano. Usted le obedece a Dios cuando usted le cree a Dios. Igual el Señor Jesucristo. Obedecer a Dios siempre trae resultados positivos a las personas, siempre trae bendiciones. Hechos 5:32: Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen. Claro como el agua. Cuando uno confiesa con su boca y cree con su corazón uno está siendo obediente a lo que dice Dios que hay que hacer para renacer. Aquí habla del espíritu santo que Dios da a quienes le obedecen. Obedecer es un verbo y como todo verbo indica que hay una acción à Obedecer a Dios es hacer lo que Él dice; que es lo mismo que decir confiar sin reservas en lo que Él dice. Eso hizo Jesucristo toda su vida de servicio; por nosotros.
Hubo una ocasión que el rey Saúl fue a luchar contra el rey Agag y desobedeció a las instrucciones precisas que Dios le había dado mediante el profeta Samuel. Cuando regresó de la batalla lo hizo convencido que había obedecido la voz de Jehová y procedió a hacer sacrificios. La verdad es que no había obedecido. Entonces Samuel, que sí era obediente, lo confrontó de la siguiente manera. 1 Samuel 15:22: Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. La pregunta de Samuel era una interrogación retórica y muy lógica por cierto. A los ojos de Jehová no hay nada que reemplace la obediencia. Jesucristo conocía estos registros al dedillo, con toda precisión y detalle. Él sabía, pues había aprendido qué cosas le agradan a su Padre, del mismo lugar que nosotros, es decir de la Palabra de Dios. Salmos 40:6-8: 6 Sacrificio y ofrenda no te agrada; Has abierto mis oídos; Holocausto y expiación no has demandado. 7 Entonces dije: He aquí, vengo; En el rollo del libro está escrito de mí; 8 El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón. Este es un Salmo profético y su hermosura radica en que el salmista dice que en el hacer la voluntad de Jehová iba a estar la delicia, el agrado del Mesías. No es que obedecía para no tener consecuencias sino que obedecía, es decir hacía la voluntad de Dios porque eso le agradaba. Así era la obediencia amorosa de Jesucristo para con el Padre. A Jesús le agradaba hacer la voluntad de nuestro Padre y la Palabra anidaba en el centro mismo de su corazón. El estilo de vida del Señor Jesucristo fue de obediencia amorosa y nunca desobedeció aún frente al sufrimiento y la agonía. Él vivió para obedecer a su Padre. Juan 4:34: Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. Simple y llanamente eso es lo que él pensaba que era su alimento, el sustento de su vida. Dios no desea la falsa obediencia que proviene de un corazón temeroso como si uno estuviera bajo un amo tirano del cual quiere librarse para no tener las consecuencias de desobedecer. Dios busca obediencia amorosa, y eso le proveyó el Señor Jesucristo. Obediencia es más simple cuando está basada en la confianza. Uno obedecerá más cuánto más confíe en quien manda. Jesucristo había alcanzado absoluta confianza en su Padre, por lo tanto tenía absoluta obediencia a Él. 1 Pedro 2:22-24: 22 El cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; 23 quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; 24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. En su sufrimiento y muerte Jesucristo se encomendaba totalmente al que juzga justamente; y al hacerlo él logró la salvación y redención acabando la obra que el Padre le dio que hiciera. Él fue obediente hasta la muerte. Filipenses 2:8: Y estando en la condición de hombre [porque eso es lo que él era], se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Esta obediencia, en este grado (hasta la muerte), es la que logró nuestra redención, nuestra salvación. Eso hizo que fuéramos hechos la justicia de Dios en él. Él murió la muerte más atroz, insoportable y horrorosa disponible en su época y lo hizo por usted y por mí. Una muerte humanamente incomprensible. En este registro de la Escritura dice que él fue obediente hasta “la muerte de cruz”. El redentor –como cualquier otro ser humano- aprendió obediencia. Esto es muy importante pues significa que esta obediencia no le vino “de fábrica”. Obedecer fue un esfuerzo amoroso y consciente de su propia voluntad. El versículo dice que él se humilló y que se hizo obediente. Lo mismo podemos y deberíamos hacer nosotros. Hebreos 5:8 y 9: Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; 9 y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen. El aprendió obediencia mediante el padecimiento y fue perfeccionado en eso. El obtuvo un “Master” en obediencia habiendo muerto la muerte más horrenda posible. Dice que aprendió obediencia hasta que llegó el momento en su vida que su absoluta obediencia fue probada al fuego del madero de tormento. Y lo hizo por usted y por mí y eso glorificó a Dios, nuestro Padre y nos abrió la puerta al corazón mismo de Dios como Padre celestial que es de nosotros. Para una vida cristiana amorosa, que lo glorifique a nuestro hermoso Padre celestial, es imprescindible ganar consciencia de lo que significa el sacrificio sustitutivo del Señor Jesucristo por nosotros y el ejemplo que nos dio para que sigamos sus pisadas. Jesucristo supo que la voluntad de Dios para él era que muriera por nuestros pecados. Él aprendió del mismo lugar que nosotros la maldad extrema del Diablo. Por ello pudo tener un preciso conocimiento de lo que haría con él si se le diera la oportunidad. Aun así decidió morir por nosotros. Mateo 16:21-23: 21 Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.
Jesucristo supo esto porque es lo que la Palabra de Dios declaraba de él, más lo que debió haber sabido que su Padre seguramente le habría revelado. El comenzó a preparar a su gente para aquel momento. 22 Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. 23 Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. Tan desagradable como le parecía a Pedro aun así era la voluntad de Dios para el Señor Jesucristo. El salvador lo confrontó, en no inciertos términos, por su error. Lucas 18:31-33: 31 Tomando Jesús a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre. 32 Pues será entregado a los gentiles, y será escarnecido, y afrentado, y escupido. 33 Y después que le hayan azotado, le matarán; mas al tercer día resucitará. Si estaba escrito por los profetas entonces era la Palabra de Dios y por consiguiente se iba a cumplir. No había vueltas. Jesucristo sabía eso como nosotros sabemos que la Palabra de Dios siempre se cumple. Él estudiaba la Palabra de Dios disponible hasta esos días y nosotros cuando estudiamos esos registros del Antiguo Testamento estamos posando nuestros pies sobre terreno ya caminado por nuestro redentor.
Juan 12:23, 24 y 27: 23 Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. 24 De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. 27 Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora. Jesús estaba con Andrés y Felipe como una semana antes de su muerte. Este relato nos provee una muestra de la angustia que debía de tener el Señor Jesucristo en estos momentos de su vida. Porque no decirlo, también de la nuestra porque él fue nuestro perfecto sustituto para salvarnos y llevarnos a Dios. Ya más cerca de la hora de su aprensión… Mateo 26:24a: A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él… “Según está escrito de él”. ¡Qué respeto por la Palabra de Dios! Aún en momentos de presión como este, él reconocía el testimonio de las Escrituras concernientes a la necesidad de su muerte sustitutiva. Después de su cena con los discípulos, compartiendo con ellos, pan y vino para que más tarde hagan memoria de lo que su muerte significa para nosotros, fueron al jardín de Getsemaní y mientras iban seguía hablando de su muerte. Mateo 26:31, 36-39: 31 Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas. No debiera caber duda alguna acerca de cuál haya sido la voluntad de Dios para su vida. Si nosotros no tenemos duda –como puede imaginarse- él tampoco debió haberlas tenido. Sin embargo ya en Getsemaní Jesucristo expresa de una manera absolutamente humana y comprensible su inmensa angustia a su Padre. 36 Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. 37 Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo [Jacobo y Juan], comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. 38 Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. 39 Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. La vida del Señor Jesucristo estuvo signada por su comunión con Dios. La oración era tan parte de su alma como el necesario alimento para sustentar su vida física. En este momento crucial, accionó como era su costumbre. Nuestro valiente redentor oró a su Padre que si le era posible evitara que pasara por todo lo que él ya sabía que tenía que pasar. Es evidente que prefería no pasar por las torturas que le esperaban; pero si esa era la voluntad de su Padre, que él mismo siempre reconoció que era, entonces prefirió las torturas y el madero. ¡Qué salvador nos fue provisto por el amoroso Padre celestial! Un hombre como nosotros que, enfrentado con la máxima adversidad decidió hacer la voluntad de Dios antes que la suya que le obligaba a orar para salir del tremendo problema. Evidentemente la presión era muy grande; por eso este pedido a su Padre. Ya hemos recorrido la evidencia Escritural en cuanto a que él sabía que tenía que pasar por todo esto. Aun así enfrentado al momento mismo de entrar en sus sufrimientos su alma estaba angustiada y pide ayuda para librarse. Él era hombre como nosotros y en su angustia clamó a Dios. Aun sabiendo que podía librarse decidió hacer la que, evidentemente y muy a las claras, era la voluntad de Dios para él en favor de todos nosotros. Él pudo haber sido librado de esta desdichada situación “personal”. Digo personal pues él fue quien experimentó esta desdicha del sufrimiento para que nosotros no lo tengamos que hacer. Eso es identificación, eso es sustitución. Nos reemplazó completamente. El maravilloso redentor de nuestras almas soportó las injustas torturas en lugar nuestro por amor a Dios y por amor a usted. Mateo 26:53 y 54: 53 ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? 54 ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga? Gracias a Dios por este maravilloso salvador que tuvo un compromiso que superó su humana debilidad. Él no quería sufrir y morir pero quería hacer la voluntad de Dios más que evitar sus sufrimientos. Los hechos demuestran que esa fue su elección. El compromiso que tuvo para con Dios y Su Palabra le dio el coraje que necesitó para hacer la voluntad de Dios. Jesucristo hizo la demostración más grande de coraje posible para la humanidad a causa de su inalterable compromiso con Dios y Su Palabra. Marcos 14:35 y 36: 35 Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora. 36 Y decía: Abba [un término de ternura equivalente a nuestro Papi], Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú. Fíjese qué humano. Un tiempo antes de este triste acontecimiento Jesucristo le dice a Andrés y Felipe: Juan 12:27: Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora. Vea qué convencimiento y aun así, una vez frente al momento mismo del comienzo de sus sufrimientos le pide a su Padre con toda vehemencia y dolor de su alma que si fuera posible no lo haga pasar por todo lo que iba a pasar. Lucas 22:42-44: 42 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. 43 Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. 44 Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra. Este registro muestra el intenso dolor y horrorosa agonía mental de este momento de la vida del Señor Jesucristo. Tres veces oró por esto ¡tres veces! Mateo 26:44: Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras. Nunca tendremos que enfrentar la muerte clavados a un madero en sustitución por la vida de miles. Lo que sí confrontaremos cada tanto es alguna situación que pueda ser considerada por nosotros más allá de lo que humanamente podamos manejar. Podemos tomar este ejemplo de compromiso y amor. Jesucristo estaba débil en este momento y recurrió a su fuente de suficiencia que era su Padre. Igual podemos hacer nosotros porque en estos sufrimientos él nos dejó huella para que sigamos sus pisadas Él se hizo fuerte en Dios. Su obediencia amorosa y compromiso inclaudicable le permitió tener el coraje necesario para llevar adelante su tarea redentora. Tres veces oró pero la voluntad de Dios no fue cambiada. Él tenía que morir. Cuando las autoridades religiosas vinieron a aprenderlo, Pedro salió en su defensa y Jesús le declaró cuál era la voluntad de Dios que no había cambiado. Juan 18:10 y 11: 10 Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco. 11 Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber? Jesús oró a su Padre celestial y su oración fue escuchada ¡por supuesto que sí! Pero no pudo ser respondida en su pedido de liberación. No había otra salida para lograr la redención del hombre. Hebreos 5:6-10: 6 Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec. 7 Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. El Señor Jesucristo es nuestro Sumo Sacerdote que entró al lugar Santísimo |
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364 | Los fundamentos de la vieja naturaleza |
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365 | La identificación con Adán |
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366 | Las añoranzas del viejo hombre- ¡Viva Egipto! |
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367 | Jesucristo fue el sacrificio completo |
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368 | La amorosa identificación en la sustitución |
La amorosa Identificación en la Sustitución
el hombre natural –en total sintonía con su identificación con Adán- está a expensas del pecado original y lejos de Dios, en tinieblas y muerto espiritualmente hablando. Las Escrituras del Antiguo Testamento declaran abiertamente y repetidamente las acciones misericordiosas de Dios para con el estado caído de la humanidad. Su Palabra declara al Mesías que iba a venir a recomponer la situación en la que habían quedado las cosas debido a la desobediencia de Adán. Todos los sacrificios ofrecidos repetidamente por los sacerdotes no terminaban de erradicar definitivamente los efectos del pecado original en el linaje de los hombres. Por eso era necesario un redentor que fuera un ser humano con el cual sus pares pudieran identificarse. El hombre nunca podrá por sí mismo redimirse de los cargos heredados en su contra. El producto del pecado es la muerte espiritual y la física. No hay obra alguna con la que podamos pagar el precio requerido para pasar de muerte a vida. Dios procuró un alma equivalente a Adán para pagar, con la vida de este sustituto, el rescate del primer hombre y su descendencia.
Mateo 16:26: Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
No hay recompensa que el hombre natural pueda ofrecer por su vida. Por eso fue el mismo Dios quien ofreció la recompensa y rescató a los cautivos por la muerte. Todos los sacrificios del Antiguo Pacto eran “el tipo” del sacrificio sustitutivo final, definitivo y completo que haría Jesucristo con su misma vida. Los ofrecimientos tenían la intención de restaurar la comunión perdida. Todos los sacrificios eran la sombra de aquel único, singular, que vendría y que valdría como sacrificio final y completo. Ningún ofrecimiento era suficiente. Por eso Dios mismo por Su amor por nosotros nos proveyó con el sacrificio sustitutivo perfecto.
Hebreos 10:1-4: 1 Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. 2 De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. 3 Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; 4 porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.
Estos sacrificios “insatisfactorios” eran hasta que viniera el perfecto sacrificio sustitutivo de un hombre idéntico en todo al que pecó.
Hebreos 2:17 y 18: 17 Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. 18 Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.
El Señor Jesucristo expió los pecados del pueblo consigo mismo como ofrenda. Él nos sustituyó pagando en lugar nuestro. El de él fue un sacrificio válido y satisfactorio; no como los anteriores de animales que eran sombra de lo que había de venir en nuestro redentor.
En verdad los sacrificios no fueron importantes para Dios como lo fue, y sigue siendo, la obediencia, la misericordia y conocerlo.
Miqueas 6:6-8: 6 ¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? 7 ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? 8 Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.
Oseas 6:6: Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.
Dios no cambia, Sus deseos de ofrecimientos tampoco. Esto sigue queriendo nuestro querido Padre celestial.
Isaías 1:11-18: 11 ¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos. 12 ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? 13 No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. 14 Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas. 15 Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos. 16 Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; 17 aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. 18 Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
Nunca le causó placer a Dios la ceremonia y el boato. Siempre estuvo detrás de las acciones nacidas de un corazón que lo ama y respeta como lo fue el de Jesucristo y que podemos imitar nosotros.
Isaías 66:3: El que sacrifica buey es como si matase a un hombre; el que sacrifica oveja, como si degollase un perro; el que hace ofrenda, como si ofreciese sangre de cerdo; el que quema incienso, como si bendijese a un ídolo. Y porque escogieron sus propios caminos, y su alma amó sus abominaciones.
1 Samuel 15:22: Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.
Obediencia. Eso es lo que demanda Dios de parte de nosotros. Eso le faltó a Adán y eso tuvo Jesucristo quien fue obediente hasta la muerte de cruz. Justamente por eso él fue el cordero que limpió nuestros pecados.
Jeremías 7:22-26: 22 Porque no hablé yo con vuestros padres, ni nada les mandé acerca de holocaustos y de víctimas el día que los saqué de la tierra de Egipto. 23 Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo camino que os mande, para que os vaya bien. 24 Y no oyeron ni inclinaron su oído; antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón malvado, y fueron hacia atrás y no hacia adelante, 25 desde el día que vuestros padres salieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Y os envié todos los profetas mis siervos, enviándolos desde temprano y sin cesar; 26 pero no me oyeron ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz, e hicieron peor que sus padres.
“No me oyeron ni inclinaron su oído…” Esta es la respuesta típica de la naturaleza identificada con Adán que vino a cambiar el obediente Jesucristo para nuestro bien con su propia vida.
Tenemos lo que tenemos en Cristo por la misericordia de Dios.
Romanos 11:30-32: 30 Pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos, 31 así también éstos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia. 32 Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.
Una inmensa parte de Su misericordia se muestra habiendo Dios mismo seleccionado el cordero para nosotros. Él mismo anuló en Cristo el juicio merecido para nosotros.
Efesios 2:4 y 5: 4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos).
No dice que obtuviéramos vida, dice que nos fue dada por gracia debido a que Él es un Dios rico en misericordia. Esto es lógico, pues ningún muerto puede darse vida a sí mismo.
El Señor Jesucristo estudió las Escrituras disponibles en su época y pudo aprender de Ellas lo mismo que nosotros acerca de cuál es el deseo de Dios para los Suyos: obediencia.
Salmo 40:6-8: 6 Sacrificio y ofrenda no te agrada; Has abierto mis oídos; Holocausto y expiación no has demandado. 7 Entonces dije: He aquí, vengo; En el rollo del libro está escrito de mí; 8 El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón.
Nuestro perfecto sustituto entendía completamente el deseo íntimo del corazón de Dios en cuanto a lo ofrecido a Él. Para los contemporáneos del redentor la Palabra de Dios estaba escrita en tablas de piedra, para él estaba escrita en su corazón.
Juan 4:34: Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
Juan 5:30: No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre.
Juan 6:38: Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Mateo 26:37-39: 37 Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. 38 Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. 39 Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
En su hora de mayor agonía Jesucristo escogió obedecer a Dios. Este es el verdadero sacrificio que complace a Dios. Un ofrecimiento de sí completo en obediencia amorosa a Dios. Esta es la naturaleza que heredamos del postrer Adán. Así como estuvimos identificados con el primer Adán en su desobediencia y muerte espiritual, lo estamos con el postrer Adán en su obediencia y vida espiritual abundante y por siempre.
Juan 15:13: Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
En su ofrenda Jesús demostró su amor por la humanidad dando, por su propia voluntad, su vida en rescate por todos. Eso es obediencia plena.
Marcos 10:45: Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
Para que la redención fuera posible en términos legales la naturaleza de Adán y la de Jesús tenían que ser necesariamente idénticas entre sí e idénticas a la nuestra3
La desobediencia voluntaria, plena y consciente de Adán trajo el pecado y la muerte sobre todos los hombres. La obediencia voluntaria, plena y consciente de Jesucristo logró rescatar la vida espiritual del hombre y su justicia delante de Dios. No hay sacrificio posible fuera del que realizó nuestro hermoso Señor que haya podido sustituir en estos plenos términos y que lograra la redención de almas in merecedoras. Su obediencia, su obediencia y solamente su obediencia amorosa a Dios logró tanto para nosotros.
Romanos 5:19: Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.
¡Preste atención! Aquí la Palabra está hablando de su justicia y dice que usted la tiene por la obediencia de “uno”.
Los animales eran víctimas inconscientes. Jesús fue un sacrifico consciente que pudo haber elegido no obedecer pero al obedecer sufrió voluntariamente y a sabiendas las torturas más horribles y finalmente la muerte.
Fuimos rescatados. Se pagó un precio por nosotros; por eso usted ahora, como hijo de Dios, tiene una herencia diferente a la que tenía antes de renacer.
1 Pedro 1:18 y 19: 18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación.
Este es el precio que fue pagado por Dios para rescatarnos del poder de Satanás. Nosotros heredamos la naturaleza de Adán de nuestros padres y ellos a su vez de los suyos y así sucesivamente. Esta es la manera con la que nos identificamos con Adán. Lo hacemos genéticamente, mediante el linaje de los hombres. Jesucristo vino a reemplazarnos. Él hizo todas las acciones redentivas debidas en nuestro beneficio habiéndolo puesto Dios en nuestro lugar. Fue nuestro sustituto cuando pagó el precio por nuestros pecados sufriendo y muriendo en lugar nuestro.
Lucas 22:19 y 20: 19 Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. 20 De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.
Por esto Dios en 1 Corintios 11:17-34, mediante Pablo, nos dice que hagamos esto, que Jesús hizo, en memoria de él. Esta acción creyente de celebrar su ofrecimiento por nosotros conmemora todo lo logrado por Dios en Jesucristo en nuestro inmenso favor aun cuando éramos pecadores.
Romanos 5:6-8: 6 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. 7 Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. 8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Esto es bien simple. Jesucristo tomó nuestro lugar en el Gólgota cancelando nuestra deuda impagable con Dios en un acto de suma justicia. ¡Dios entregó a Su hijo por usted! Junto con él le dio TODO.
Romanos 8:32: El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
Si Jesús fue entregado por nosotros cuando éramos impíos y pecadores, estando muertos en nuestros delitos y pecados; ¿qué no hará Dios por nosotros ahora que somos Sus hijos?
1 Corintios 5:7: Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.
Como ya fue sacrificado el cordero en nuestro bien, entonces limpiémonos de la vieja levadura[1]. El pagó su vida como precio por la nuestra. Pudo hacerlo pues estaba totalmente identificado con todos los miembros de la raza humana. Ahora nosotros deberíamos responder a su inigualable dar viviendo y haciendo la Palabra que él vivió e hizo.
1 Corintios 15:3: Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras.
Gálatas 2:20: Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Este versículo, aun no siendo el único sobre el tema, es el epítome de nuestra identificación con Cristo. Es tan lógico pues ninguno de nosotros estuvo físicamente crucificado. Dios nos “puso” ahí en la persona de Cristo. Dios, contra quien Adán pecó, dispuso del medio de reconciliación para que regresemos al seno de Su corazón. La forma en la que se expresa este versículo es personal: “…estoy juntamente crucificado”. Jesucristo reemplazó a la humanidad y también a usted.
2 Corintios 5:19: Que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
¡Claro como el día! Dios estuvo en Cristo reconciliándonos consigo mismo. Él mismo fue Quien nos reconcilió en Cristo.
Gálatas 3:13: Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero).
En su sustituirnos compró nuestras vidas para que no pese sobre nosotros la maldición de la Ley que incluye a la enfermedad y la muerte. Dios, nuestro amoroso Padre, hizo todo esto EN Jesucristo POR nosotros.
Colosenses 2:11: En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo.
Ninguno de nosotros estuvo en el momento que lo circuncidaron a Jesús cuando era un niño de tan sólo ocho[2] días de edad. Sin embargo; la Palabra dice que fuimos circuncidados. Esa circuncisión también fue sustitutiva. Así como la porción de prepucio que le fue cortada, fue desechada, nuestros pecados también lo fueron en su persona y obediencia a Dios y Su Palabra.
Dios diligenció los medios para que nosotros recibamos el beneficio de la reconciliación mediante el madero que soportó Cristo. La entrega de Cristo fue en amor y Dios la aceptó. |
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369 | Jesucristo es el precio pagado por nuestro pecados |
Jesucristo es el precio pagado por nuestros pecados
Dios es amor y una de las más grandes manifestaciones de Su naturaleza de amor fue entregar[1] a Su propio hijo para pagar el precio por nuestros pecados para que nosotros podamos acceder a un tipo de vida que de no ser que nos la regaló[2] jamás hubiésemos tenido.
1 Juan 4:8-10: 8 El que no ama, no ha conocido a Dios [¿por qué será esto así?]; porque Dios es amor. 9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros [a ver en qué…], en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo [¿para qué?], para que vivamos por él. 10 En esto consiste el amor [veamos en qué consiste este tipo sublime de amor]: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación [hilasmos] por nuestros pecados.
La palabra propiciación en griego es la palabra hilasmos que significa una satisfacción o el medio de satisfacción[3]. Es como cuando dos personas se pelean porque una ofende a la otra. La parte ofendida demanda de la otra una satisfacción o desagravio o reparación por la ofensa cometida. En nuestro caso la ofensa la cometió Adán contra Dios y fue El “mismo ofendido”, Creador de los cielos y de la Tierra, que proveyó un medio de satisfacción para que el hombre se reconcilie con Él. Ese medio, o pago o reparación, es nuestro maravilloso Señor redentor. Él mismo es la propiciación.
1 Juan 2:1 y 2: 1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. 2 Y él [Jesucristo] es la propiciación [hilasmos] por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
Nuestro hermoso Señor es el medio personal por el cual Dios muestra sin lugar a duda alguna Su misericordia a quien cree en el nombre de Jesús como pago satisfactorio y completo. Jesús fue una provisión amorosa de Dios para todo el mundo.
Juan 3:16-18: 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
La muerte sustitutiva de Jesús fue un pago expiatorio, propiciatorio, satisfactorio y completo de la deuda en nuestra contra.
La palabra hebrea, equivalente al vocablo griego hilasmos, es pariente de la palabra KIPPUR y es traducida expiación o propiciación. De esta palabra Mickelson[4] dice que tiene una raíz que significa: satisfacción, apaciguar, condonar, perdonar, ser misericordioso, pacificar, purgar, reconciliar.
Había un día al año para que el Sumo Sacerdote hiciera la expiación de los pecados propios y del pueblo. Esto era tan importante para Dios que da sumo detalle de cómo había que hacerlo, cuándo, quiénes y qué ropa debía vestir el Sacerdote. No todas las veces que aparecen las palabras “expiación” y “propiciación” son la traducción de KIPPUR pero en todos los casos las palabras o conceptos están relacionados con reconciliación o satisfacción.
Levítico 16:2, 3, 6, 9-11, 13-25, 27-34: 2 Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón tu hermano, que no en todo tiempo entre en el santuario detrás del velo, delante del propiciatorio que está sobre el arca, para que no muera; porque yo apareceré en la nube sobre el propiciatorio. 3 Con esto entrará Aarón en el santuario: con un becerro para expiación, y un carnero para holocausto.
6 Y hará traer Aarón el becerro de la expiación que es suyo, y hará la reconciliación por sí y por su casa.
Aunque temporal, este carnero era el pago satisfactorio.
9 Y hará traer Aarón el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Jehová, y lo ofrecerá en expiación. 10 Mas el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Azazel, lo presentará vivo delante de Jehová para hacer la reconciliación sobre él, para enviarlo a Azazel al desierto. 11 Y hará traer Aarón el becerro que era para expiación suya, y hará la reconciliación por sí y por su casa, y degollará en expiación el becerro que es suyo.
Cuando uno lee estos registros del Antiguo Testamento tiene que recordar que estos actos son la sombra, son sacrificios temporarios de lo que iba a venir que fue un solo sacrificio definitivo que satisfizo la justicia de Dios dentro de los confines de Su amor.
13 Y pondrá el perfume sobre el fuego delante de Jehová, y la nube del perfume cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio, para que no muera. 14 Tomará luego de la sangre del becerro, y la rociará con su dedo hacia el propiciatorio al lado oriental; hacia el propiciatorio esparcirá con su dedo siete veces de aquella sangre. 15 Después degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo, y llevará la sangre detrás del velo adentro, y hará de la sangre como hizo con la sangre del becerro, y la esparcirá sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio. 16 Así purificará el santuario, a causa de las impurezas de los hijos de Israel, de sus rebeliones y de todos sus pecados; de la misma manera hará también al tabernáculo de reunión, el cual reside entre ellos en medio de sus impurezas.
Antes de continuar nuestra lectura de este registro de Escritura; observe la cantidad de detalles que Jehová nos provee de esta ofrenda. Además observe que para hacer expiación tiene que haber, necesariamente, sangre.
17 Ningún hombre estará en el tabernáculo de reunión cuando él entre a hacer la expiación en el santuario, hasta que él salga, y haya hecho la expiación por sí, por su casa y por toda la congregación de Israel. 18 Y saldrá al altar que está delante de Jehová, y lo expiará, y tomará de la sangre del becerro y de la sangre del macho cabrío, y la pondrá sobre los cuernos del altar alrededor. 19 Y esparcirá sobre él de la sangre con su dedo siete veces, y lo limpiará, y lo santificará de las inmundicias de los hijos de Israel. 20 Cuando hubiere acabado de expiar el santuario y el tabernáculo de reunión y el altar, hará traer el macho cabrío vivo; 21 y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto. 22 Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada; y dejará ir el macho cabrío por el desierto. 23 Después vendrá Aarón al tabernáculo de reunión, y se quitará las vestiduras de lino que había vestido para entrar en el santuario, y las pondrá allí. 24 Lavará luego su cuerpo con agua en el lugar del santuario, y después de ponerse sus vestidos saldrá, y hará su holocausto, y el holocausto del pueblo, y hará la expiación por sí y por el pueblo. 25 Y quemará en el altar la grosura del sacrificio por el pecado.
Los animales ofrecidos “desaparecían” totalmente, sus cuerpos físicos quedaban consumidos sobre el altar. Cuando terminaba la ceremonia no quedaba nada de ellos. Igual que ocurrió con Cristo, nuestra Pascua que ya fue sacrificada por nosotros.
27 Y sacarán fuera del campamento el becerro y el macho cabrío inmolados por el pecado, cuya sangre fue llevada al santuario para hacer la expiación; y quemarán en el fuego su piel, su carne y su estiércol. 28 El que los quemare lavará sus vestidos, lavará también su cuerpo con agua, y después podrá entrar en el campamento. 29 Y esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo, a los diez días del mes, afligiréis vuestras almas, y ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros. 30 Porque en este día se hará expiación por vosotros, y seréis limpios de todos vuestros pecados delante de Jehová. 31 Día de reposo es para vosotros, y afligiréis vuestras almas; es estatuto perpetuo. 32 Hará la expiación el sacerdote que fuere ungido y consagrado para ser sacerdote en lugar de su padre; y se vestirá las vestiduras de lino, las vestiduras sagradas. 33 Y hará la expiación por el santuario santo, y el tabernáculo de reunión; también hará expiación por el altar, por los sacerdotes y por todo el pueblo de la congregación. 34 Y esto tendréis como estatuto perpetuo, para hacer expiación una vez al año por todos los pecados de Israel. Y Moisés lo hizo como Jehová le mandó.
¡Cuánto detalle! Emociona tener un Padre celestial como el nuestro que pensó cada cosa para que confrontados con el sacrificio sustitutivo y final de Cristo entendamos completamente Su corazón reconciliador para todos nosotros. Cuando sea que usted vea lo que hizo el Señor Jesucristo entenderá que aquí hay un simbolismo de lo que repetían anualmente que Jesucristo hizo una vez y para siempre. Sin embargo esa perpetuidad (Y esto tendréis como estatuto perpetuo…) tuvo un final: Cristo quien fue el fin de la Ley[5].
El Antiguo Testamento es el Nuevo Testamento escondido y el Nuevo Testamento es el Antiguo Testamento revelado.
Por eso son tan importantes estos registros del Antiguo Pacto que nos ayudan a entender acabadamente el sacrificio de la vida de Cristo en favor nuestro.
Levítico 23:27 y 28: 27 A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. 28 Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.
En ese día el Sumo Sacerdote sacrificaba un becerro y un carnero y llevaba la sangre dentro del lugar Santísimo para hacer el ajuste o expiación por los pecados de Israel. Los animales eran ofrecidos en sustitución de las personas y entregados a la muerte para reconciliación temporal[6] de los hombres con Dios. Eran como “para salir del paso” mientras llegara el Mesías.
Hebreos 9:11 y 12: 11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, 12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.
Los sacrificios de Israel eran un “paliativo” hasta que llegara el sacrificio final que aquellos antiguos tipificaban. Esto hacían hasta que llegara el Mesías. El sacrificio sustitutivo de Jesucristo fue una vez y para siempre. Él es llamado el cordero de Dios pero no era un cordero en el sentido literal. Nuestro “reemplazo” o sustituto era un hombre en todo igual al hombre que había pecado y a nosotros sus hermanos.
Hebreos 2:17: Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.
¡Qué hermoso! Jesús era Sumo Sacerdote, y a la vez ofrenda sustitutiva por nosotros. Por eso pudo expiar completamente de una vez y para siempre los pecados del pueblo. Los sacerdotes del Antiguo Testamento entraban una y otra vez por ellos mismos y por su pueblo. Ellos hacían la sustitución mediante el ofrecimiento de un animal y Dios lo aceptaba. Eso hacían una y otra y otra vez. No fue ese el caso con Jesucristo.
Hebreos 9:24-26: 24 Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; 25 y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena [la sangre de los animales]. 26 De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo [sangre propia] para quitar de en medio el pecado.
Entre otras enormes diferencias la ofrenda de sí mismo que hizo nuestro Sumo Sacerdote no cubrió por los pecados… ¡los quitó del medio! Por eso no hay más enemistad entre Dios y los hombres y no hay más necesidad de sacrificios.
Hebreos 10:8-14: 8 Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), 9 y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. 10 En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. 11 Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; 12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, 13 de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; 14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
Esto es algo que ningún animal hubiese podido lograr sin importar quien pudiera ser el sacerdote que lo ofreciera. Jesucristo acabó totalmente con el efecto del pecado en la humanidad. Todo hecho en términos de justicia y amor de Dios. No quedó nada sin hacerse, no es necesario hacer nada más. No hay ninguna deuda pendiente.
Romanos 3:24-26: 24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.
Dios tuvo paciencia y pasó por alto los pecados pasados. Lo hizo pues tenía en la mira el manifestar Su justicia de manera completa y permanente. Por eso puso a Cristo Jesús como propiciación. Esta palabra se usa también en Hebreos. Recordemos que Jesucristo era la ofrenda y a la vez el Sumo Sacerdote, fue además el trono de misericordia o propiciatorio. Él cumplió la Ley acabadamente. Dios hizo el pago con la vida del precioso cordero y así logró reconciliación por siempre. Jesucristo vino a ser nuestro trono de misericordia y nuestro lugar de expiación y propiciación.
Éxodo 25:21 y 22: 21 Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré. 22 Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel.
En el Antiguo Testamento el trono de Dios era representado como estando por encima del propiciatorio. Desde aquí es donde Dios se declaraba y manifiestaba al hombre. Solamente el Sumo Sacerdote tenía acceso a este sitio y podía acceder solamente una vez al año. Cuando ocurría esto era necesario que llevara consigo la sangre de los animales sacrificados. El único acceso a Su Presencia era a través de un sacrificio con sangre. Este ritual se realizaba el día de la Expiación y anticipaba la venida de aquel único que cumpliría el necesario sacrificio tras el cual no iba a haber más necesidad de seguir ofreciendo. Jesucristo cumplió aquella Ley y ha venido a ser el trono de misericordia. Él ha hecho disponible la perfecta comunión con Dios por eso podemos entrar con confianza a la presencia misma de Dios porque él hizo un trabajo perfecto de redención.
Hebreos 4:16: Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Nuestro acceso al trono de gracia es con confianza pues el “peaje” fue pagado con la sangre del precioso cordero de Dios que ha quitado de una vez y para siempre el pecado del mundo. Israel miraba hacia adelante, a la por aquel entonces futura, llegada del Mesías. Sus pecados eran cubiertos hasta que se saldase el total de la deuda. Nosotros miramos atrás al momento que la deuda nos fue saldada. El pecado ya fue quitado de la ecuación. Ya no somos deudores. El pecado de Adán no fue cubierto para nosotros sino limpiado, quitado. Esta verdad fundamental ya fue anunciada por Jehová en el Antiguo Testamento.
Isaías 53:1-5: 1 ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? 2 Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. 3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado |
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370 | Nuestro hermano redentor |
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371 | Juntamente con Cristo |
Juntamente con Cristo
como hijos de Dios que somos, identificación también significa nuestra completa unión con Jesús en su sacrificio sustitutivo. La documentación Bíblica sobre nuestra identificación nos revela lo que Dios hizo, en Jesucristo por nosotros, desde el momento que fue al madero hasta que se sentó a la diestra de Dios. Es muy importante que ganemos conocimiento, y que de ahí tomemos consciencia, de nuestra inmensa identificación con nuestro Señor. Por ello hay varios versículos que usan el vocablo juntamente que vamos a estudiar ahora.
Romanos 6:1-8: 1 ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? 2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
Trate de hacer memoria. ¿Qué hizo usted para haber muerto al pecado? Nada. Jesús lo hizo por usted sobre el madero. Aquí habla de todos los hijos de Dios ya sea que hayan sido de Israel o gentiles: “los que hemos muerto al pecado…”
3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?
Qué amoroso de parte de Dios decirnos todo lo que hemos sido hechos en la persona de Cristo.
4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
Al ser sustitutivamente sepultados con él; pasamos a estar completamente separados del mundo. A partir de ese momento el mundo ya no es más nuestro hogar.
5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección;
“Plantados con él” sería mejor traducido “unidos con él”. Thayer lo ha traducido: nacido junto con, congénitos, co-originarios, implantados por nacimiento o naturaleza[1]. No hay separación entre Cristo y el hijo de Dios. Somos uno con él al habernos Dios participado sustitutivamente en su muerte y resurrección.
6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
Qué gráfico cuando dice: “viejo hombre”. Es el que está identificado con Adán y sus vicios y miserias. Ese viejo hombre fue clavado en Cristo. El cuerpo del pecado es el conjunto de los pecados, la suma de ellos, que eran inmanentes[2] al viejo hombre.
7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. 8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él.
¿Vio cuántos “juntamentes”? El Señor Jesucristo ha sido nuestro perfecto reemplazo, nuestro sustituto. Vamos a suponer que usted está preso encerrado en una celda y mañana un pelotón va a fusilarlo. Sigamos suponiendo que la noche anterior viene un amigo suyo, lo libera y entra en su celda. A la mañana siguiente llevan a su amigo frente al pelotón y recibe todas las balas que eran para su pecho. Irremediablemente, su amigo muere. Él lo reemplazó, tomó su lugar y recibió lo que usted merecía en lugar suyo. Usted fue sustituido por el amor que su amigo le tuvo. ¿Le parece que este ejemplo es muy cruel? ¡Lo es!
Juan 15:13 y 14: 13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por [huper] sus amigos.
La palabra “por” en este versículo viene del griego huper. Hay un diccionario[3] que la tradujo como: …en socorro de, a favor de, en provecho de, por causa de… Nuestro amigo puso su vida en socorro de, por causa de o en el lugar que debió haber ido la nuestra. ¿Para qué lo hizo? Para que seamos obedientes a sus palabras. Es evidente que la amistad es una avenida de dos manos. Jesús puede llamarse amigo pues puso su vida por sus amigos.
Para llamarse amigo de Jesús hay que hacer lo que él manda.
14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Cristo murió por nosotros para que nosotros vivamos obedientemente para él[4].
Romanos 8:16-18: 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. 18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Fue una misericordiosa idea de Dios identificarnos en Jesús. Por eso es que a Sus amorosos “ojos” hemos padecido juntamente con nuestro redentor y cuando él regrese a buscarnos desde las nubes, estaremos glorificados con él. Las aflicciones que vivió nuestro Señor cuando estaba pagando por nuestros pecados no son comparables con la gloria que él disfruta ahora. Lo mismo es y será con nosotros. Las aflicciones que sea que pasamos ahora no son comparables con lo que ha de manifestarse en el futuro. Nuestra identificación espiritual con Jesús comienza al instante mismo que confesamos y creemos y NO tiene fin.
2 Corintios 4:14: Sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos [se refiere a Pablo y Timoteo] presentará juntamente con vosotros [se refiere a los corintios y lógicamente a todo hijo de Dios].
Por si había quedado alguna duda aquí hay otro “juntamente” referido a la resurrección de todos nosotros. Hay otras dos versiones de este versículo que analizaremos seguidamente:
Pues sabemos que aquel que resucitó al Señor Jesús nos resucitará también a nosotros con él y nos llevará junto con ustedes a su presencia[5].
Sabiendo que el que levantó a Jesús nos levantará también a nosotros junto con Jesús y nos presentará juntamente con ustedes[6]. Todo lo que pasó en el pasado nuestro Señor lo pasamos juntamente con él. Todo lo que tiene el Señor en el presente lo tenemos juntamente con él. Lo tendremos como una realidad palpable una vez que él nos llame desde las nubes; pero así como Dios “nos vio” en Cristo en sus padecimientos y logros, “nos ve” hoy en su gloria actual.
Gálatas 2:20: Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por [huper en socorro, en favor por causa de] mí.
Pablo dice por revelación de Dios que él está juntamente crucificado con Cristo. Eso significa que nosotros también lo estamos. Debido a que el apóstol era totalmente consciente de esto; él decidió que lo que sea que él vivía en la carne lo vivía en la fe de Cristo. Gran ejemplo para nosotros. Para Pablo, como Jesús había muerto por él, entonces, él vivía para quien había ofrecido su vida en lugar de la suya.
Efesios 2:1-6: 1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,
Esta porción de la Escritura marca de manera inequívoca nuestro andar según nuestra identificación con Adán. Esto éramos y hacíamos “juntamente” nosotros según nuestra vieja naturaleza. Lo hacíamos todos como un grupo igualitariamente identificados con Adán.
3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
“Lo mismo que los demás”. Esto se debe a nuestra herencia de Adán que nos impedía vivir de otra manera: deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos y éramos “juntamente” por naturaleza hijos de Adán, de ira. Gracias a Dios en el mismo registro viene un “pero”…
4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), 6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús.
Antes que Dios nos hiciera Sus hijos estábamos juntamente arrinconados con el grupo de los que están muertos en delitos y pecados según Adán. Debido a la gracia de Dios en Cristo nos fue dada vida juntamente con nuestro redentor. También es un hecho realizado en la mente amorosa de Dios, que estamos resucitados y sentados juntamente con Cristo Jesús.
Colosenses 2:12 y 13: 12 Sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. 13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados.
Ninguno de nosotros fue sepultado con él en su bautismo. No habíamos nacido como tampoco estuvimos en su resurrección. Eso es identificación sustitutiva. Dios lo vio a Jesús y “nos vio” a nosotros. Hizo que nuestro amoroso Señor tomara nuestro lugar y “le pusiera el pecho a las balas” a lo cual Jesucristo accedió por amor. Así como estuvimos sustitutivamente con él en su bautismo y sepultura también estuvimos sustitutivamente en su resurrección y en el inmenso logro de habernos perdonado todos los pecados.
1 Tesalonicenses 5:10: Quien murió por [huper] nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.
¡Qué hermosos los “juntamentes” de la Palabra de Dios! Aquí claramente dice que Jesús murió “por” nosotros para que cualquiera sea nuestra condición: dormir (estar muerto) o velar (estar vivo) vivamos en el futuro juntamente con él. Esto no significa para nada que los muertos vivan en el presente. Significa que lo que pase con los que velen (estén vivos) al momento del regreso de Cristo pasará exactamente lo mismo en el exacto mismo momento con los que duerman (estén muertos). Veamos otra versión de la Biblia[7] para este versículo:
Porque Jesucristo murió por nosotros para que podamos vivir con él, ya sea que estemos vivos o muertos cuando él vuelva.
Hay otros dos estudiosos del griego Bíblico[8] que tienen definiciones de huper coincidentes con la que vimos más arriba: en nombre de, en lugar de… Tranquilamente y para ganar un mejor entendimiento de lo que fue hecho en nuestro provecho o beneficio; podríamos reemplazar estas definiciones de huper cada vez que encontremos la palabra huper en los siguientes versículos:
Hebreos 6:18-20: 18 Para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. 19 La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, 20 donde Jesús entró por [huper en nombre de, en lugar de] nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.
Romanos 8: 31, 32 y 34: 31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por [huper] nosotros, ¿quién contra nosotros? 32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó [cuando el pelotón de fusilamiento nos vino a buscar; |
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372 | La lucha entre las dos Naturalezas- La pelea de los Siglos Parte 1 |
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373 | La lucha entre las dos Naturalezas- La pelea de los Siglos Parte 2 |
La Lucha entre las dos Naturalezas La Pelea de los Siglos Parte 2
estamos aprendiendo del conflicto que hay entre la nueva naturaleza y la vieja. Hemos visto que el hombre nuevo quiere hacer la voluntad de Dios en total identificación con nuestro Señor y sustituto. Vimos también que la parte práctica de la identificación con el Señor Jesucristo es renovar nuestra mente a la Palabra de Dios, andar como él anduvo y llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. Vimos también que el cambio radical, profundo y por siempre lo hace Dios en el interior de la persona cuando esta cree y confiesa. Dios no desea que sirvamos más al pecado sino que lo sirvamos a Él y a nuestro Señor Jesucristo por amor. Necesitamos permitirle a la Palabra de Dios que nos convenza que hemos muerto al pecado y que estamos vivos para Dios en Cristo Jesús. Por eso dirigimos nuestra vida a que valore y que por lo tanto actúe como seres muertos al pecado y vivos para Dios.
Habíamos terminado la primera parte de esta enseñanza, explicando que Romanos siete contrasta la vida sin Cristo con la vida con Cristo que es justamente el tipo de vida que nosotros queremos vivir. Ahora seguiremos con el mismo capítulo para terminar el concepto.
Romanos 7:12-14: 12 De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. 13 ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso. 14 Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado.
¿Pablo era carnal y vendido al pecado cuando decía esto? ¡No, claro que no! Justamente; estaba escribiendo la epístola por revelación, mediante el espíritu santo en él. Él ya era hijo de Dios y deseaba andar según el nuevo hombre. Una vez más no hay que perder de vista que el tema central es el contraste entre la Ley y la Gracia y que Pablo habla figurativamente en tiempo presente.
Romanos 7:18-25: 18 Y yo sé [Pablo lo sabía igual que nosotros: por la Palabra de Dios] que en mí, esto es, en mi carne [la naturaleza heredada de Adán], no mora el bien; porque el querer el bien está en mí [el nuevo hombre, la obra maravillosa e interior. Dios en Cristo en Pablo y en usted siempre quiere hacer el bien], pero no el hacerlo. 19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. 21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. 22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros [quien lo llevaba a Pablo es la naturaleza de ira, la desobediente, la naturaleza del caído Adán]. 24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
Pablo es hijo de Dios y ningún hijo de Dios es un miserable. No somos miserables personas esperando un libertador. Ya vino quien nos liberó de la esclavitud de la Ley y nos puso en la Gracia de Dios. Algunos autores dicen que esta desagradable situación de conflicto es comparada con una tortura en la que se ataba a un delincuente con un animal muerto[1]. Tal sería entonces la comparación entre el hombre nuevo perfecto, espiritual y maravilloso atado a un cadáver irrecuperable y descompuesto. ¿Qué concluye Pablo? Concluye que estaba agradecido a Dios por medio de su Señor que en su mente él servía a Dios.
25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
En los siguientes dos versículos hay una declaración maravillosa que trae paz al alma.
Romanos 8:1 y 2: 1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, [Muchos autores concuerdan que este versículo termina aquí[2]] los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
Si bien es cierto que la lucha puede continuar; pero dice claramente que no hay condenación para los que están en Cristo Jesús. Esta es la verdad legal lograda por Dios en nuestro favor mediante la entrega de Jesús. Esta certeza legal se transforma en una realidad práctica cuando el hijo de Dios anda según la nueva naturaleza en él.
La Ley era débil y acotada, tenía “fecha de vencimiento“. Era solamente hasta Cristo y gobernaba la carne como sombra de lo que vendría.
Romanos 8:3: Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne
La Ley era “débil” y lo logrado por Dios en Cristo es “fuerte”. Lo que para la Ley fue imposible, para Dios en Cristo fue posible. Así que la Ley no fue la solución final sino Cristo. La Ley llevó a Israel “de la mano” hasta que llegara Cristo e hiciera el pago total y nuestra antigua identificación con el pecado de Adán fuera totalmente cancelada. Recordemos muy bien los logros de esta fuerza poderosísima del trabajo de nuestro redentor cuando pensemos que tenemos una gran batalla contra el hombre viejo.
Gálatas 3:24 y 25: 24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo [tutor o guardián], para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. 25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo.
Más claro imposible. Ya vino Cristo, cumplió la Ley y terminó su misión ya que fuimos justificados por la fe de él. Ayo es la palabra griega paidagogos que, según Thayer, significa un tutor, un guardián y guía de los muchachos. Entre los griegos y romanos el título se aplicaba a esclavos de confianza a quienes se les encargaba con las tareas de supervisión de la vida y la moral de los muchachos pertenecientes a una clase alta. A los muchachos no se les permitía ni siquiera salir de la casa sino hasta que fueran mayores. Según una nota al pie en la Biblia de Scoffield[3]; H. A. W. Meyer dijo que el argumento de que como vino la fe ya no estaban bajo ayo no estriba en el alcance o naturaleza de la autoridad del paidagogos, sino en el hecho de que dicha autoridad cesaba completamente cuando el “niño” llegaba a ser un “hijo”; es decir cuando el menor llegaba a ser un adulto. El “hijo” adulto hace voluntariamente lo que antes hacía por temor al ayo. Pero aun cuando no lo haga, el asunto no es ya entre el hijo y el ayo (la Ley), sino entre el hijo y el Padre: Dios.
Gálatas 2:19-21: 19 Porque yo por la ley soy muerto para la ley [¿a fin de qué esto es así?], a fin de vivir para Dios.
Cuántas veces, en cuántos registros y de cuántas maneras el Padre nos hace sabido que todo lo que hizo, lo hizo para que vivamos para Él.
20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Cuando entendemos y practicamos el vivir en la gracia, reconocemos y consideramos a la naturaleza de pecado en nosotros como muerta.
21 No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.
Ni Pablo ni nosotros hemos estado literalmente crucificados junto a Cristo. Hubo otros cuatro con él en el Gólgota[4]. Esta es una acción concluida mediante Jesucristo que tomó nuestro puesto. No nos crucificamos a nosotros mismos. Vivimos, más bien, los beneficios de la realidad acabada de haber sido crucificados con él. Para que el pecado no tenga injerencia en nuestras vidas; tenemos que hacer valer el Cristo en nosotros. Cuando andamos en la Palabra de Dios el hombre viejo no puede con el “verdadero nosotros”. Como el sacrificio de nuestro Señor nos hizo libres, entonces actuamos libremente y firmemente en esa libertad y en esa Palabra.
No menospreciamos el impacto del viejo hombre. Probablemente este sea el primer error en cualquier guerra: menospreciar al oponente. Nosotros, en cambio, no le damos mayor entidad de la que tiene poniendo nuestros ojos sobre el Señor. Es necesario que nos demos cuenta, como Pablo lo hizo, de la lucha que sostenemos para poder reconocerlo a nuestro Señor en el fragor de la batalla y acudir a él para auxilio. 4Nosotros ponemos los ojos en Jesús[5]3.
Gálatas 5:1: Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.
No dice por ejemplo: “lograd pues la libertad…” Dice, en cambio, que nos plantemos firmes en la libertad que nos fue provista por Dios mediante la sustitución del precioso cordero, nuestro Señor.
Gálatas 6:14: Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.
Pablo se gloriaba, desde el punto de vista de la identificación, en la cruz de nuestro Señor que lo sustituyó “des-identificándolo” del mundo.
El mundo “le es crucificado” a usted y “usted le es crucificado” al mundo. Lo singular del caso es que este hecho, de identificación con Cristo y des identificación con el mundo, es sabido por Dios, es sabido por nuestro Señor y es sabido también por el archienemigo nuestro. ¡Sépalo usted! Pues le toca a usted ser consciente y obrar en línea con esta profunda realidad. Este nuevo hombre es el verdadero usted. Sépalo y viva según él.
1 Juan 2:15 y 16: 15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
El amor del Padre siempre está en nosotros a partir del mismo instante en que Él lo derramó. No obstante; ese amor de Dios es de Él en su generación; pero es suyo en el ejercicio. Por eso dice que el amor del Padre no está en él. No está de manera práctica. Amemos a Dios y no al mundo. Amar a Dios depende de nosotros y es una lógica respuesta en reciprocidad al amor de Él que nos proveyó semejante salvación en Cristo.
Una vez que Dios nos hace Sus hijos; pasamos a engrosar las filas de un pueblo separado por Él para Él mismo. Somos puestos aparte por Su amor y formamos el grupo de hombres y mujeres espirituales del linaje de Cristo a través del nuevo nacimiento.
Cuando usted nació sus padres lo inscribieron en el Registro Nacional de las Personas. Es decir que el Estado del país donde nació lo hizo ciudadano. Usted tiene una identidad reconocida en todo el territorio nacional con su documento nacional de identidad y en el mundo con su pasaporte. Lo mismo hizo Dios al hacerlo hijo Suyo. Nuestro Padre amoroso nos anotó en el libro de la vida.
Filipenses 4:3: Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.
Apocalipsis 3:5: El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.
Ya no formamos parte de las filas de los hombres naturales del linaje de Adán. ¡Somos de Dios! Seguimos estando en el mundo pero no pertenecemos a él. El mismo Jesús fue consciente de esto acerca de sus discípulos.
Juan 17:14-18: 14 Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. 16 No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. 18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.
¿Usted con quién prefiere identificarse? 4Es únicamente y solamente mediante la mente renovada que nos apropiamos de la parte práctica de estar identificados con Cristo3
Gálatas 5:13 Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión [aphorme] para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.
La palabra “ocasión” es la misma que habíamos visto antes y que significa base de operaciones o punto de partida. Deseamos usar esta libertad con la que Cristo nos hizo libres como base de operaciones para hacer la Palabra en nuestras vidas.
Por nuestra libre voluntad andamos en el espíritu y no usamos esta libertad, que recibimos por gracia, como nuestra base de operaciones para no hacer la Palabra de Dios.
Gálatas 5:16-25: 16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos [epithumia] de la carne. 17 Porque el deseo [epithumia] de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.
“Espíritu” representa aquí a la nueva naturaleza así como carne reemplaza a la vieja naturaleza pecaminosa identificada con Adán. ¿Cómo dejamos de ser influenciados por esa vieja naturaleza? Andando en la nueva. No se puede andar en ambas naturalezas a la vez. Andamos en el hombre nuevo vistiéndonos de sus pensamientos los cuales obtenemos de la Palabra de Dios.
18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. 19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. 22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Contra lo que pertenece al espíritu no hay ley que valga. Por eso andando por el espíritu, es decir andando como Cristo anduvo, es decir andar según la Palabra de Dios e |
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374 | Dios nos reconocío en la resurrección de su unigénito |
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375 | El es hoy como seremos nosotros en el futuro |
Él es Hoy como seremos Nosotros en el Futuro
la inmensa identificación que tenemos con nuestro redentor no termina en esta Administración de la Gracia de Dios. Jesucristo es ahora después de su resurrección como seremos nosotros en el futuro después de nuestra transformación Las realidades futuras son tan realidades como las que hoy tenemos disponibles y que vivimos cuando creemos Su Palabra. Este capítulo tiene todo que ver con un aspecto del total de nuestra maravillosa esperanza. Conocer estas verdades que estamos por aprender nos llenarán de agradecimiento y emoción al ver que el inconmensurable amor de nuestro Padre no conoce fronteras ni Administraciones.
Colosenses 3:4: Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.
Cristo es nuestra vida y en algún momento del futuro se manifestará desde el cielo[1]. Cuando ese bendito, y tan esperado día, ocurra, nos manifestaremos en idéntica gloria a la suya de ahora. Nuestro Señor comenzó su vida como un ser humano igual que nosotros. Todo lo que él hizo en nuestro favor, lo hizo de manera sustitutiva mientras estaba en su cuerpo humano. Dios, en Su infinito amor, “acreditó en nuestra cuenta” la ofrenda de Jesús. Es decir que el Padre nos identificó en Su primogénito. Esa identificación no termina en esta Administración. Somos ahora como él era, es decir seres humanos; pero, además, debido a que Dios nos identificó en él tenemos lo que él tiene y somos como él es delante de Dios.
1 Juan 4:17b: En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo.
Desde el punto de vista espiritual somos como él es: hijos de Dios, coherederos, justos, justificados, santificados… La gran maravilla de esta identificación que hizo el Padre con nosotros; es que en el futuro seremos física y biológicamente como él es ahora. Por eso es el primogénito entre muchos hermanos[2]. Fue el primero pero no será el único. Nuestra identificación con él en gloria no es una nueva identificación. Es la misma de hoy manifestada mañana.
Filipenses 3:20 y 21: 20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; 21 el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.
Nuestro cuerpo tiene que ser transformado para que sea semejante al de Jesucristo en su cuerpo resucitado. Así culminarán todas las acciones redentivas del amor de Dios al habernos identificado con Cristo Es una realidad que será evidenciada en el futuro pero es vivida por creencia en el presente Ahora tenemos la identificación espiritual con nuestro hermano y en el futuro, seguiremos teniendo esa identificación, pero además tendremos la identificación “morfológica[3]” con él.
1Corintios 15:35-38: 35 Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?
A partir de aquí el capítulo comienza a tratar temas relacionados con las naturalezas del cuerpo humano y del cuerpo celestial que tendremos los hijos de Dios al momento de la venida del Señor Jesucristo.
36 Necio, lo que tu siembras no se vivifica, si no muere [apothneskō] antes. 37 Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano; 38 Pero Dios le da el cuerpo como él quiere, y a cada semilla su propio cuerpo.
La palabra griega para “muere[4]” es similar al vocablo “descomponerse” que no significa solamente lo relativo a la corrupción orgánica o putrefacción. Es también la separación en las diversas partes que forman un compuesto. Eso hace la semilla al ser sembrada como parte de la germinación. La semilla, que es una unidad compuesta de varias partes, se des-compone, es decir que se separa en sus varios componentes. Nada se pierde en la naturaleza, todo se transforma. La misma palabra griega, traducida de la misma manera se puede apreciar en el Evangelio de Juan.
Juan 12:24: De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere [apothneskõ], queda solo; pero si muere [apothneskõ], lleva mucho fruto.
Es tan posible para un hijo de Dios ser resucitado de los muertos como lo es para un grano “morir” (más bien descomponerse) y transformarse en una planta luego de ser sembrada. Se siembra un grano o semilla y sale una planta. Ese grano contiene toda la información genética pertinente a la naturaleza de la planta de la que proviene. No es que se siembra un grano y sale un grano. Sale, en cambio, una planta que tiene raíz, tallo, ramas, hojas, flores, espigas, etc., y más granos o semillas. La apariencia de la planta resultante es muy diferente a la del grano. La analogía aquí apunta a que se siembra una cosa (se muere con este cuerpo animal) y se transforma en otra (cuerpo espiritual como el de Cristo ahora).
1 Corintios 15:39-46: 39 No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves. 40 Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales. 41 Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria. 42 Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. 43 Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. 44 Se siembra cuerpo animal [psuchikon sōma: el cuerpo humano presente igual al que tenía Adán y al del Señor Jesucristo antes de resucitar], resucitará cuerpo espiritual [pneumatikon sôma: uno como el del Señor Jesucristo después de su resurrección]. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.
Psuchikon soma es un cuerpo cuya vida está basada en el alma[5] (Psuchikon proviene de psuche traducido mayormente alma). Este cuerpo es inapropiado para la vida eterna (1 Corintios 15:50: “… no puede heredar…) por eso Dios lo transformará haciéndolo como el del Señor Jesucristo después de haber sido resucitado.
45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán [el Señor Jesucristo], espíritu vivificante. 46 Mas lo espiritual [el cuerpo futuro] no es primero, sino lo animal [el cuerpo presente]; luego lo espiritual.
Al cuerpo del Señor Jesucristo lo componían los mismísimos elementos –célula por célula- que al cuerpo de las personas hoy día. Él obtuvo por parte de Dios un cuerpo espiritual después de su resurrección. Lo “animal” en él también fue primero y luego lo espiritual. Nuestro cuerpo al momento de ser transformados en su regreso será absolutamente igual al que él tiene hoy día.
Hebreos 2:17: Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.
Recuerde siempre este versículo que da la razón de porqué Dios pudo identificar a nuestro Señor con nosotros y él pudo sustituirnos.
1 Corintios 15:47-49: 47 El primer hombre [Adán] es de la tierra, terrenal; el segundo hombre [Jesucristo], que es el Señor, es del cielo. 48 Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. 49 Así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.
…Como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. Idéntica certeza para una cosa como para la otra. Los seres humanos hoy día estamos anatómicamente conformados tal cual lo estuvo Adán (y Jesucristo antes de su resurrección). Cada parte del cuerpo humano de cualquier persona hoy; es igual a cada parte del cuerpo humano que tuvo Adán cuando estaba vivo. No hubo cambio alguno, no hay diferencia alguna. De idéntica manera, cuando retorne el Señor Jesucristo, los hijos de Dios seremos (en el futuro) tal como él es en el presente. Este será un nuevo cuerpo, no como el que tenemos ahora con sus muchas limitaciones e incapacidades. Aquel cuerpo futuro, garantizado para Sus hijos, nos será entregado al momento del retorno del Señor Jesucristo y es ilimitado en alcance, ámbito, posibilidades y campo de acción.
Los versículos 42 al 49 son una ampliación de lo declarado entre los versículos 35 al 41. Ambos “bloques” están conectados por el “así también” que da comienzo al versículo 42. 1 Corintios 15:50: Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.
Carne representa cuerpo y sangre representa alma y ambas representan la vida física actual. Ninguna de aquellas dos heredará el Reino de Dios así que no son inmortales. Sólo la tercera parte lo hará: el espíritu que Dios provee a Sus hijos[6]. Por lo tanto no existe la inmortalidad del alma ya que esa es una de las dos cosas que no heredan aquel futuro Reino.
El cuerpo, cuyas características están mencionadas en la columna izquierda del cuadro de más arriba, no puede heredar el Reino de Dios. Ese cuerpo es el que tenemos nosotros ahora, que es idéntico en naturaleza y características al que tuvo Adán y al que tuvo Jesús antes de ser resucitado. El cuerpo que heredaremos al retorno del Señor Jesucristo es llamado alternativamente:
En 1 Corintios 15:50 hay dos figuras de dicción[7] una de las cuales es Sinécdoque de la Parte[8]. El Dr. Bullinger dice que esta figura significa: Una parte integral de la persona, por la persona misma. Más adelante en cuanto a este versículo en particular añade: ...que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. Para heredar el Reino de Dios, es preciso primeramente “nacer de arriba” (Juan 3:3 y 5); después es menester que nuestro cuerpo mortal, corruptible, sea transformado en cuerpo incorruptible[9].
Romanos 8:11: Y si el espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su espíritu que mora en vosotros.
Si la carne [cuerpo] y la sangre [alma] no pueden heredar el Reino de Dios entonces nada importa qué pueda pasar con estas al momento de la muerte. Lo único que cuenta para la vida en el futuro Reino es el espíritu de la persona. El cuerpo y el alma (la carne y la sangre) se transmiten de padres a hijos. El espíritu en la persona es hechura de Dios[10]. Lo hecho por los padres en los hijos no es lo que permanecerá de las personas al momento del retorno del Señor Jesucristo, sino lo que fue creado por Dios. Aquí este registro no explica cómo hará Dios para vivificar un cuerpo corrompido, sólo explica que lo hará por Su espíritu que mora “en vosotros”.
1 Corintios 15:51-58: 51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,
No todos los hijos de Dios estaremos durmiendo (muertos) al momento del retorno del Señor Jesucristo. Algunos estaremos durmiendo y otros estaremos velando. Tanto unos como otros seremos transformados. Eso está garantizado por la resurrección de Jesús de entre los muertos[11] pues lo que Dios hizo con nuestro Señor hará con nosotros.
52 En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. 53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
“Esto corruptible” se refiere a los que ya están durmiendo. El cuerpo se corrompe con el transcurso del tiempo, por eso dice corruptible. “Esto mortal” es el cuerpo de aquellos que estén vivos que será vestido de inmortalidad. Lógicamente las personas vivas al momento del retorno no necesitarán ser levantadas de los muertos; pero si necesitarán ser revestidos de inmortalidad.
54 Y cuando esto corruptible [hermanos durmiendo] se haya vestido de incorrupción, y esto mortal [hermanos vivos] se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida [katapinō[12] |
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376 | La realidad práctica de nuestra identificación con Jesús Parte 1 |
La Realidad práctica de nuestra identificación con Jesús Parte 1
todas las personas son lo que creen que son. Cuando se trata de un hijo de Dios, lo que él o ella crea acerca de sí mismo está determinado por algunos factores. Entre ellos se podrían citar:
Su “cuna” Sus oportunidades La sociedad que lo circunda Otros factores varios La Palabra de Dios
En la medida que usted, como hijo de Dios que es, haga de la Palabra su centro de referencia; será la medida en la que usted crea de usted lo que Dios cree de usted. Luego lo que usted crea de usted marcará a fuego que usted crea en usted y haga las obras que Cristo hizo y mayores aun. 4Por eso vamos a la Palabra para ver quiénes somos en Cristo y actuar en concordancia3
Nuestra identificación con Cristo es monumental. Para repasar los conceptos; identificarse es reconocerse en el otro y es, además, la facultad que nos permite considerar al otro como igual a nosotros.
1 Timoteo 2:4: El cual quiere [Dios es Quién quiere] que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.
La Palabra es muy clara cuando dice que Dios quiere que todos los hombres sean salvos y que vengan al conocimiento de la verdad. Si esto es así (y lo es, pues es la Palabra de Dios) entonces el Padre debió haber provisto –en Jesús- todo lo necesario para que seamos salvos y que esta porción de la voluntad de Dios se pueda cumplir.
Adán, el primer hombre transgredió el mandamiento de Dios a sabiendas y conscientemente. La Biblia dice que Eva fue engañada, pero él, supo lo que hacía. El espíritu es vida y el espíritu de Dios estaba sobre Adán bajo condición. Cuando Adán violó el mandamiento de Dios, Él le retiró el espíritu. A eso la Biblia lo llama muerte[1] ya que toda ausencia de vida es muerte. Adán pasó de la potestad de Dios a la de Satanás. Por eso la Palabra de Dios dice que en Adán todos morimos.
Romanos 5:14-21: 14 No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir [Jesucristo es quien había de venir y ya vino].
Es importante saber y recalcar, en cuanto a quienes no pecamos a la manera de la transgresión de Adán, que la de él, fue desobediencia voluntaria (a sabiendas) a un mandamiento directo de Dios.
15 Pero el don [don de vida eterna] no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno [Adán] murieron los muchos [usted lector incluido], abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo. 16 Y con el don no sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación, pero el don vino a causa de muchas transgresiones para justificación. 17 Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. 18 Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. 19 Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.
En Adán todos perdimos, en Cristo todos ganamos en mayor proporción (versículo 17: …mucho más reinarán en vida). Ese haber ganado llega a ser un beneficio práctico y tangible para aquellos que se lo apropian por creencia y confesión. Jesús estaba humanamente identificado con Adán, y nosotros estamos humanamente identificados con Adán y con Jesús. Esto es así pues Adán, Jesús y nosotros todos somos miembros de la raza humana.
20 Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; 21 para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.
1 Corintios 15:22 y 45: 22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.
¡Mire qué promesa! Dice que seremos vivificados en el futuro, por lo tanto no actuemos como “momificados” en el presente. ¡Vivamos para Dios, sirvamos a nuestro Señor Jesucristo!
45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.
Adán transgredió y causó que el espíritu le fuera removido a lo que, como vimos anteriormente, la Biblia llama “muerte”. Jesucristo fue quien regresó el derecho al hombre a que tuviera espíritu santo y tenga vida[2]. En Efesios 2:1 dice que estábamos muertos en delitos y pecados. No se refiere a la muerte física sino a la ausencia de espíritu. Haber recibido ese espíritu es igual a haber recibido una vida, que de no ser que él ofreció la suya, jamás hubiésemos tenido.
Lo que nos habilita a esta vida espiritual es nuestra inmensa identificación con Jesús. Primero tenemos que aprender cómo es que él fue identificado con nosotros y entonces tenemos que identificarnos con él a tal punto que caminemos día tras día, momento a momento con ese entendimiento. Estar en Cristo es caminar en la luz de la redención que él ha logrado para nosotros. Es caminar a sabiendas que él es el fin de la Ley[3] y caminar firmemente en la luz de su señorío en nuestras vidas. De esa manera caminaremos en los beneficios que Jesucristo hizo disponibles para nosotros.
Romanos 5:1: Justificados, pues, por la fe [la fe de Jesucristo nos justificó], tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo
Como hijos de Dios, renacidos de Su simiente incorruptible, somos justificados. Nos paramos delante de Dios tan justos como justo fue el mismo Cristo. Esto tenemos, no por lo que hayamos hecho en cuanto a los trabajos de la Ley, sino por lo que Jesucristo ha logrado por nosotros y que nosotros nos apropiamos por creencia.
1 Corintios 1:30: Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención
Observe que dice que por Él estamos en Cristo Jesús y dice más aún: “nos ha sido hecho”. Dios nos lo hizo mediante la entrega de Jesucristo. Fue el sacrificio de su vida mediante el cual nos fue hecho sabiduría, justificación, santificación y redención.
2 Corintios 5:21: Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Nuestro Señor era un ser humano como nosotros pero nunca pecó. Al decir “no conoció pecado” significa que no lo conoció en él, pues estaba rodeado de pecado. Fue él quien no pecó por su propia voluntad. Jesús no estaba colgado en el madero por sus pecados (pues no cometió ninguno), sino por los nuestros. Entonces, en cuanto al pecado, Dios lo identificó con nosotros. Debido a esa identificación, llegó a ser como somos nosotros para que podamos llegar a ser como él es. Hay otra versión[4] que tradujo este versículo de la siguiente manera:
A aquel que no conoció el pecado, Dios lo identificó con el pecado en favor nuestro, a fin de que nosotros seamos justificados por él.
Dios hizo esto en Cristo en nuestro favor. Fue el trabajo completo de Jesús que logró que todo esto estuviera disponible a los hijos de Dios; no nuestros propios trabajos. Fue por pura gracia.
2 Corintios 5:18: Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación
Aquí está escrito que estamos reconciliados con Dios y en Su inmensa gracia tenemos añadido el ministerio mediante el cual podemos reconciliar a otros con Él. Estos derechos no fueron ganados por usted, sino que le fueron dados por Dios, Quien nos ha reconciliado consigo mismo por Cristo, lo que significa, por el trabajo completo de redención de Cristo.
Por eso tenemos todo el derecho filial[5] legal de proclamar el Reino de Dios y el nombre del Señor Jesús, en quien creyendo, la gente renace. El trabajo finalizado de Cristo es lo que nos da el derecho de hablar la Palabra. Esto es posible porque hemos sido primeramente reconciliados con Él por la entrega de Jesús.
4La medida con la que usted se identifique con su redentor es la misma medida en la que su vida sea una proclama del Reino de Dios y el nombre de él3
En Adán todos nacemos espiritualmente muertos y bajo la potestad de Satanás. El llamamiento que le hizo Jesús a Pablo, nos muestra claramente y a viva voz el cambio de potestad que propiciamos cuando proclamamos la Palabra de Dios a las personas.
Hechos 26:18: Para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.
No importa si me siento reconciliado o no, o si pienso que la reconciliación que tengo se la debo a mis propios trabajos. La Biblia dice que Él nos reconcilió consigo mismo por Cristo. Lo cierto; es que si reconozco el trabajo de Dios en Cristo por mí, es que estoy caminando en la revelación de los beneficios redentivos que me fueron hechos disponibles en mi inmenso bien. Eso es un andar de fidelidad en Cristo Jesús. 4Si el hijo de Dios no puede creer que Cristo haya hecho la redención posible… entonces ¿cómo podría creer que está sentado en los celestiales? ¿O que tiene el mismo poder que tuvo Cristo y que puede hacer sus obras y aun mayores?
Podemos ser y hacer lo que Jesús fue e hizo gracias a la completa redención que Dios hizo disponible mediante nuestro Señor para la humanidad. Dios lo identificó con nosotros, nos reconoció en él y ahora nosotros estamos identificados con él. Reconozcámonos nosotros en él creyendo para hacer sus obras y aun mayores.
Gálatas 2:16-21: 16 sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.
Una de las grandes lecciones de la vida es que la carne no puede ser salvada o convertida. Carne es carne y espíritu es espíritu[6].
17 Y si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera.
Tenemos la vieja y la nueva naturaleza batallando en nosotros. ¿Es eso una deficiencia? Si, lo es pero es mucho menos deficiente que no ser renacido3. Uno no puede lograr caminar fielmente en Cristo Jesús, sin primero renacer del espíritu de Dios y luego ir al conocimiento de la verdad para entender lo que Dios, mediante Jesucristo, nos hizo disponible.
18 Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago. 19 Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. 20 Con Cristo estoy juntamente crucificado[7], y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. 21 No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.
Cuando él se sacrificó cargó mis pecados y los suyos lector. En su resurrección fuimos resucitados también. Caminar fielmente en Cristo Jesús es caminar día a día, momento a momento, con el entendimiento que estoy identificado con él; porque él estuvo identificado conmigo. Dios le reveló a Pablo que les recuerde a los colosenses las realidades redentivas expresadas en Romanos.
Colosenses 2:11 y 12: 11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo;
Cuando Jesús fue circuncidado, a causa de su identificación con nosotros, hizo que obtuviéramos los privilegios de esa circuncisión. Esa circuncisión nos puso dentro del redil de Dios. Nosotros traemos esas realidades, que provienen de nuestra redención en manifestación, cuando nos identificamos con él en la mente renovada. Ahora el registro continúa diciendo que debido a nuestra identificación con él fuimos sepultados en su bautismo. No es literal lógicamente, sino que es parte de nuestra identificación con él.
12 sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos.
Nos apropiamos de los beneficios para nosotros mismos reconociéndonos como identificados con el Señor Jesucristo. Eso significa que ya no tenemos que trabajar para proveernos nuestra propia salvación; sino que tenemos que creer en su trabajo finalizado de salvación. No necesitamos circuncidarnos para formar parte del pueblo de Dios. Él pasó la circuncisión en lugar nuestro. No necesitamos morir a fin de sacar la naturaleza vieja y ser levantados de nuevo con la nueva naturaleza. Dios hizo eso por nosotros en Jesús y nos lo apropiamos por creencia. |
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377 | La realidad práctica de nuestra identificación con Jesús Parte 2 |
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378 | Somos iguales andemos igual |
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379 | Conclusión |
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380 | Acuérdate de tu Creador |
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381 | Mujeres+hombres en la Iglesia |
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382 | Mujeres+hombres en la Iglesia parte 2 |
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383 | Mujeres+hombres en la Iglesia parte 3 |
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384 | Mujeres+hombres en la Iglesia parte 4 |
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385 | Evitando los tropiezos |
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386 | Ser y Hacer como Cristo |
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387 | Unoalotrismo- Usted es importante |
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388 | Apacienta mis ovejas |
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389 | Consumado fue... |
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390 | Objetivo Restauración - Enseñar, redargüir, corregir |
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391 | Objetivo Restauración - Algunos casos de extravíos |
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392 | Objetivo Restauración - Análisis de varios escenarios posibles |
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393 | Objetivo Restauración - Recibiendo amonestación |
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394 | Objetivo Restauración - Que abunde la Palabra de Cristo |
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395 | Objetivo Restauración - Las Divisiones disminuyen nuestra Efectividad |
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396 | Objetivo Restauración - La respuesta es la Palabra. Disentir no dividir |
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397 | Objetivo Restauración - Predicando de buena voluntad |
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398 | Objetivo Restauración - La Palabra, la Palabra y nada mas que la Palabra |
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399 | Dios primero en el andar |
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400 | Dignidad Espiritual y El andar digno |
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