Un Equipo de la Clase de Dios
Parte 2. Los casos de Abraham, Moisés y
Daniel
en la primera parte de este estudio
habíamos estudiado las generalidades acerca de los ángeles de Dios. Habíamos
concluido que no es que hay unos ángeles para antes de Pentecostés y otros para
después de Pentecostés. Por eso podemos estudiarlos a lo largo de toda la
Biblia. Por esa razón ahora vamos a ver la primera vez que se usa la palabra
ángel.
Dios le había prometido a Abram que de
él y su esposa Sarai, Él le levantaría descendencia. Los tiempos de Dios para
el cumplimiento de esa promesa no se habían cumplido todavía pero, leyendo el
registro, se observa que, en la opinión de Sarai, sí se habían cumplido. Entonces
Saraí decide “darle una manito” a Dios para traer descendencia. Así es que le
dice a Abram que tome a su sierva egipcia Agar y se llegue a ella. Agar
concibió y comenzó a mirar con desprecio a Sarai lo cual irritó a la señora y
pidió a su marido que la despidiera. Finalmente Agar decide irse de la
presencia de su señora y emprende su huida hacia el desierto. Esto nos pone en
situación con respecto a cómo estaría el estado de ánimo de Agar. ¿Qué hace
Dios en esta encrucijada? Envía un ángel.
Génesis 16:7-15:
7 Y la halló el ángel de Jehová junto a
una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en el camino de
Shur.
Esta
es la primera cosa que debiera llamar nuestra atención: Fue el ángel quien la
halló a Agar y no al revés. Fue Dios Quien envió a Su mensajero que lo
representara para asistir a una mujer en gran necesidad. En la conversación
notaremos que la mujer no lo reconoce como un ángel según erróneamente nos han
hecho creer. Sin alas y sin halo este ser que se presentó ante Agar “como
cualquier hijo de vecino” entabla una conversación con ella.
8 Y le dijo: Agar, sierva de Sarai, ¿de
dónde vienes tú, y a dónde vas? Y ella respondió: Huyo de delante de Sarai mi
señora. 9 Y le dijo el ángel de Jehová: Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa
bajo su mano.
El ángel, representando a Dios, provee
guía para la mujer confundida y en amargura. Le dice que regrese y que se ponga
sumisa. Dios estuvo con esta mujer y la ayudó; pero el hecho que Sarai fuera la
heredera de la promesa no había cambiado. Ni aun considerando que Sarai en ese
momento no estaba creyendo la promesa de Dios a ella y su esposo. El ángel
continúa la conversación y añade una promesa maravillosa que es evidente que se
desprende de la misericordia de Dios para con la simiente de Abram.
10 Le dijo también el ángel de Jehová:
Multiplicaré tanto tu descendencia [¡Mire lo que le dice a Agar!], que no podrá
ser contada a causa de la multitud. 11 Además le dijo el ángel de Jehová: He
aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Ismael
[significa Dios oirá], porque Jehová ha oído tu aflicción.
Hablando en primera persona, le dice que va a multiplicar su descendencia y también
qué nombre le pondría al hijo para recordarle que Jehová oyó su aflicción. ¡Qué
amorosa y completa ayuda para Agar! Siendo que ella seguramente entendía la
lengua hebrea, cada vez que lo llamara a Ismael para comer, cada vez que lo
mandara afuera para ir a jugar y cada vez que lo consolara llamándolo por el
nombre, ella iba a recordar que Jehová siempre oye. Le da más datos acerca de
su hijo recién concebido.
12 Y él será hombre fiero; su mano será
contra todos, y la mano de todos contra él, y delante de todos sus hermanos
habitará. 13 Entonces llamó el nombre de Jehová que con ella hablaba: Tú eres
Dios que ve; porque dijo: ¿No he visto también aquí al que me ve?
La Palabra de Dios es muy clara en
cuanto a que nadie ha visto a Dios. Hay que entender que el ángel le habló a la mujer en primera
persona, como si fuera Dios mismo pues el mensaje, proveniente de Jehová, fue
dado de manera literal y precisa. Entonces no hay diferencia realmente y no
importa “quien canta la canción”, lo importante es la canción y que esa canción
sea cantada.
14 Por lo cual llamó al pozo: Pozo del
Viviente-que-me-ve. He aquí está entre Cades y Bered. 15 Y Agar dio a luz un
hijo a Abram, y llamó Abram el nombre del hijo que le dio Agar, Ismael. 16 Era
Abram de edad de ochenta y seis años, cuando Agar dio a luz a Ismael.
Esta no fue la única intervención de
un ángel en la vida de Agar e Ismael. Después de algo así como catorce años Sara y Abraham finalmente creen la promesa de Dios y tienen a
Isaac. Entonces Ismael se burlaba del niño. Sara volvió a enojarse y le pidió a
Abraham que despidiera a Agar con el niño. Él se entristeció con el pedido de su
mujer pero Dios lo tranquilizó cuando le dijo que Él no iba a abandonar a
Ismael y que iba a cumplir con él lo que le había prometido el ángel a Agar.
Una vez ya fuera de la casa; esto es lo que ocurrió con ellos.
Génesis 21:14-20:
14 Entonces Abraham se levantó muy de
mañana, y tomó pan, y un odre de agua, y lo dio a Agar, poniéndolo sobre su
hombro, y le entregó el muchacho, y la despidió. Y ella salió y anduvo errante
por el desierto de Beerseba. 15 Y le faltó el agua del odre, y echó al muchacho
debajo de un arbusto, 16 y se fue y se sentó enfrente, a distancia de un tiro
de arco; porque decía: No veré cuando el muchacho muera. Y cuando ella se sentó
enfrente, el muchacho alzó su voz y lloró.
Nuevamente Agar se encontraba en una
situación angustiante y esta vez no había camino de regreso a la casa de Sara
como la vez anterior. Dice el registro que el muchacho alzó la voz y lloró.
Totalmente comprensible y normal bajo la situación. Igual de comprensible y
normal al instante del llanto la respuesta de Dios mediante un enviado Suyo:
17 Y oyó Dios la voz del muchacho; y el
ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No
temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está.
Fue Dios Quien diligenció los medios
de asistencia en la emergencia y Su inmediata respuesta fue el ángel que le
dice antes que nada: no temas dejándola tranquila para que reciba la siguiente
parte del amoroso mensaje: Dios ha oído la voz del muchacho. Después de todo
Ismael significa Dios oirá. Su mismo nombre le recordaba a ella esta virtud
inmutable de nuestro bendito Dios. Ahora le da más instrucciones y Dios le abre
los ojos para que vea el agua que ellos tanto necesitaban.
18 Levántate, alza al muchacho, y
sostenlo con tu mano, porque yo haré de él una gran nación. 19 Entonces Dios le
abrió los ojos, y vio una fuente de agua; y fue y llenó el odre de agua, y dio
de beber al muchacho. 20 Y Dios estaba con el muchacho; y creció, y habitó en
el desierto, y fue tirador de arco.
¡Qué maravilloso registro que declara
el trabajo en equipo al que nos tiene acostumbrados nuestro maravilloso Padre
celestial! Él nunca deja a Sus colaboradores solos. Él es un Dios de equipo y
nosotros debiéramos reconocer esta virtud y manera de trabajo y trabajar de ese
modo en yugo con él, en yugo con nuestro Señor y con nuestros hermanos y
hermanas en Cristo y porqué no con los ángeles de nuestro Dios.
Abraham y todo lo que pasara con él,
era de suma importancia pues la promesa de la simiente y de la tierra prometida
era para él. De tal manera que Dios tenía que proteger todo lo relativo al
patriarca para que, a la larga, apareciéramos nosotros también en escena. La
búsqueda de mujer para Isaac era muy importante para continuar con la línea
genética hasta llegar al Mesías. Así es que Dios debió intervenir en dicha
búsqueda. Abraham envió a su mejor sirviente.
Génesis 24:1-7:
1 Era Abraham ya viejo, y bien avanzado
en años; y Jehová había bendecido a Abraham en todo [típico de Jehová con los
Suyos].
Aquí es donde el patriarca elige al
criado de mayor experiencia y que también gobernaba sobre todo. Abraham no
eligió a cualquiera. Era consciente de la importancia y relevancia de la tarea
de buscar esposa para su hijo
2 Y dijo Abraham a un criado suyo, el más
viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu
mano debajo de mi muslo, 3 y te juramentaré por Jehová, Dios de los cielos y
Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los
cananeos, entre los cuales yo habito; 4 sino que irás a mi tierra y a mi
parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac. 5 El criado le respondió: Quizá
la mujer no querrá venir en pos de mí a esta tierra. ¿Volveré, pues, tu hijo a
la tierra de donde saliste? 6 Y Abraham le dijo: Guárdate que no vuelvas a mi
hijo allá.
Era muy importante esta información
que Abraham le daba a su criado. Isaac no tenía que emparentarse con los
cananeos. El criado le hace una pregunta lógica para enfocarse con la mayor
precisión en los deseos de su amo. Isaac no tenía que regresar allá. Sigue la
conversación y Abraham le dijo al hombre que Jehová le juró con promesa. En esa
certeza, como Abraham conocía como es su Dios, le dijo al criado que Jehová
enviaría un ángel delante de él para facilitar las cosas.
7 Jehová, Dios de los cielos, que me tomó
de la casa de mi padre y de la tierra de mi parentela, y me habló y me juró,
diciendo: A tu descendencia daré esta tierra; él enviará su ángel delante de
ti, y tú traerás de allá mujer para mi hijo.
Finalmente Isaac se unió a Rebeca y
tuvieron descendencia. Entre otros tuvieron a Jacob quien luego se llamó
Israel. Él tuvo doce hijos que fueron los príncipes de las doce tribus de
Israel. Vea que importante atender a cada detalle en cuanto a Isaac primero y
luego a Jacob – Israel después.
Génesis 32:1 y 2:
1 Jacob siguió su camino, y le salieron al encuentro ángeles de Dios. 2 Y
dijo Jacob cuando los vio: Campamento de Dios es este; y llamó el nombre de
aquel lugar Mahanaim.
Siempre presentes en ocasiones
importantes, trascendentales, de protección, de mensajes, etc. Aquí Jacob
estaba por reunirse con su hermano Esaú con quien estaba “peleado a muerte”. En
esta situación de posibilidad de muerte nada menos que del heredero de la
promesa; aparecen en escena una vez más los ángeles a quienes él reconoce.
Entonces Jacob dijo una frase como significando que estaba en su terreno, en su
casa: “campamento de Dios es este”.
Otra intervención angelical se dio
justamente con el sobrino de Abraham, Lot cuando estaba viviendo en Sodoma.
Génesis 19: 1 y 2, 12-19 y 21-23:
1 Llegaron, pues, los dos ángeles a
Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Y
viéndolos Lot, se levantó a recibirlos, y se inclinó hacia el suelo, 2 y dijo:
Ahora, mis señores, os ruego que vengáis a casa de vuestro siervo y os
hospedéis, y lavaréis vuestros pies; y por la mañana os levantaréis, y
seguiréis vuestro camino. Y ellos respondieron: No, que en la calle nos
quedaremos esta noche.
12 Y dijeron los varones a Lot: ¿Tienes
aquí alguno más? Yernos, y tus hijos y tus hijas, y todo lo que tienes en la
ciudad, sácalo de este lugar; 13 porque vamos a destruir este lugar, por cuanto
el clamor contra ellos ha subido de punto delante de Jehová; por tanto, Jehová
nos ha enviado para destruirlo.
Si bien es cierto que la destrucción
fue producida por el ostensible alejamiento de Dios por parte de esta gente, no
obstante según el habla oriental, los ángeles hablaron en primera persona: “vamos a
destruir este lugar”. Si uno se pone a pensar, el uso de la primera persona, es
muy lógico pues cuando los propósitos de Dios son los propósitos de Su
mensajero; no hay diferencia en el mensaje. Para que no quede ninguna duda en
nuestra mente ellos dijeron en el versículo 13: Jehová nos ha enviado para
destruirlo. Ellos conocían la precisión de los tiempos de Dios en este hecho
terrible de la destrucción de este lugar. Entonces apresuran a sus protegidos
para que nada malo les pase. Lot no dijo: “yo me quedo porque creo a Dios y sé
que Él me va a proteger…” La protección
de Dios estaba dada por el mensaje de estos mensajeros que incluía que tenían
que darse prisa.
15 Y al rayar el alba, los ángeles daban
prisa a Lot, diciendo: Levántate, toma tu mujer, y tus dos hijas que se hallan
aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad. 16 Y deteniéndose él,
los varones asieron de su mano, y de la mano de su mujer y de las manos de sus
dos hijas, según la misericordia de Jehová para con él; y lo sacaron y lo
pusieron fuera de la ciudad.
Toda esta acción en beneficio de la
gente de Dios, parientes de Abraham, fue hecha en términos de absoluta
misericordia en la vida de Lot y los suyos. La protección de Dios estuvo basada en la obediencia de Lot a la
asistencia que Jehová les proveyó por medio de Sus enviados. Típicamente humano
Lot negocia con sus salvadores.
17 Y cuando los hubieron llevado fuera,
dijeron: Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura;
escapa al monte, no sea que perezcas. 18 Pero Lot les dijo: No, yo os ruego,
señores míos. 19 He aquí ahora ha hallado vuestro siervo gracia en vuestros
ojos, y habéis engrandecido vuestra misericordia que habéis hecho conmigo
dándome la vida; mas yo no podré escapar al monte, no sea que me alcance el
mal, y muera.
Como toda oración tiene respuesta asegurada.
Es evidente que lo que él pidió estaba disponible y le fue concedido. Así le
fue avisado por los ángeles.
21 Y le respondió: He aquí he recibido
también tu súplica sobre esto, y no destruiré la ciudad de que has hablado
[nuevamente: primera persona como si Dios mismo hablase]. 22 Date prisa,
escápate allá; porque nada podré hacer hasta que hayas llegado allí. Por eso
fue llamado el nombre de la ciudad, Zoar. 23 El sol salía sobre la tierra,
cuando Lot llegó a Zoar.
¡Qué gran lección
para nosotros! Observe la diligencia, la fidelidad y el amor con la que estos
ángeles ejecutaron esta salvación. Esta es la manera con la que nosotros
también le “sacamos las papas del fuego” a las personas cuando llegamos a ellos
con esta actitud y el mensaje del Evangelio de liberación del Señor Jesucristo.
El registro de Éxodo 23 documenta a
Dios hablando con Moisés dándole detalles de Su protección y cuidado en el
camino que habían emprendido a la tierra que fluía leche y miel.
Éxodo 23:20-23:
20 He aquí yo envío mi Ángel delante de
ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he
preparado.
Es Jehová quien envía a Su
representante con propósito definido:
Que lo guarde en el camino
Que lo introduzca en el lugar que Él, Jehová, había preparado.
Entonces, Jehová, continúa diciéndole
que debe tratar a este ángel como si fuera Él mismo:
21 Guárdate delante de él, y oye su voz;
no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre
está en él [¡mire lo que dice!...El nombre de Dios estaba en el ángel]. 22 Pero
si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere [la voz sería
del ángel pero Jehová sería quien lo dijere], seré enemigo de tus enemigos, y
afligiré a los que te afligieren. 23 Porque mi Ángel irá delante de ti, y te
llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo
y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.
Dios siempre nos considera
directamente o a través de Sus colaboradores. Aquí la instrucción a Moisés es que
obedezca al ángel como si fuera Él mismo. Como sea que se condujeran con
respecto al ángel es como sea que se conducirían con Jehová mismo. Este ángel
en particular podría o no ser visto. El registro no indica acerca de eso, pero
estaba ahí para servir a la gente de Dios y demandaba obediencia por parte de
ellos. Visible o no había un ángel igual que hoy día.
Cuando el pueblo de Israel fue llevado
cautivo a Babilonia, hubo cuatro muchachos israelitas que se distinguieron
entre todos. Como siempre rehusaban inclinarse ante las imágenes, hubo una
ocasión que debido a un decreto real, Nabucodonosor debió ordenar echar a tres de ellos en un horno de fuego. Eso hicieron y el relato que sigue
es la liberación provista por Dios en tan “estresante” circunstancia.
Daniel 3:26-29:
26 Entonces Nabucodonosor se acercó a la
puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos
del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron
de en medio del fuego. 27 Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los
capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego
no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus
cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de
fuego tenían.
Esto desafiaba las leyes de la física
y de la lógica. No es posible que el fuego no queme. Lo que es más, y que llamó
poderosamente la atención de estos incrédulos paganos, ni olor a fuego tenían.
No había manera alguna de explicar esto con ninguna ciencia o laboratorio de
criminalística avanzada. El mismo rey reconoce la acción del bendito Dios de
estos hombres que envió Su ángel a librarlos. Si este incrédulo lo reconoció;
¿qué queda para nosotros hijos de Dios?
28 Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito
sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró
a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y
entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios.
Emocionante y motivante.